lunes, 31 de agosto de 2015

Acerca del Mal

Si Dios es el creador de todo, entonces, ¿Dios creó el mal? ¿Cómo puede haber querido Dios, siendo eternamente bueno que existiera el dolor, el sufrimiento? ¿Acaso Dios es perverso? ¿O Su obra es un error... ¡pero entonces Dios no seria perfecto!

Estos son algunos de los cuestionamientos que recibe el cristianismo y los encontramos en la historia de la filosofía y la literatura. Dice Hermann Hesse, en Narciso y Goldmundo:
—"Dios mío, mira en lo que he venido a dar. Retorno del mundo convertido en un hombre malvado e inútil; malgasté mis años como un pródigo, y poco es lo que me ha quedado. He matado, he robado, he fornicado, me entregué a la holganza, le quité el pan a otros. Dios mío, ¿por qué nos has creado así, por qué nos llevas por tales caminos? (…) Tu proceder me desconcierta, Dios Padre; has creado un mundo lleno de maldad y lo conduces torpemente."  
Por un lado se pone en duda el plan divino, ¿por qué? se pregunta su protagonista desesperado, y pregunta por el sentido. Por el otro, su falta de esperanza lo lleva a elaborar la hipótesis -no de un ser malvado y perverso, pero si al menos torpe e imperfecto.

Por su parte David Hume, en sus Diálogos sobre la religión natural, expone el siguiente argumento:
"Concedamos que su poder es infinito; todo lo que Él quiere, se hace. Pues bien: como ni el hombre ni ningún animal son felices, hemos de concluir que Él no quiere su felicidad" 
 Si Dios es infinito y todo poderoso hay que aceptar su perversidad al negarle al hombre  la felicidad pudiendo hacerlo. Recordando las viejas preguntas de Epicuro dice:
"¿Es que quiere evitar el mal y es incapaz de hacerla? Entonces, es que es impotente. ¿Es que puede, pero no quiere? entonces es malévolo. ¿Es que quiere y puede? Entonces, ¿de dónde proviene el mal?”
Por su parte, Fererich Nietzsche, en su libro La genealogía de la moral confiesa que desde pequeño se preguntó sobre el origen del mal:
"¿Cuál es en verdad la fuente de nuestros conceptos del bien y del mal? a los trece años esta cuestión no se alejaba ya de mi pensamiento: a la edad en que Dios y los juegos de la niñez llenan el alma, dediqué a este problema mis primeros pininos de caligrafía filosófica. Y claro está que la solución a este problema estaba en Dios, a quién yo achacaba la culpa del mal. (…) Afortunadamente aprendí pronto a distinguir el prejuicio teológico y el moral y no busqué más el origen del mal fuera del mundo. Una educación histórica y filológica y un tacto innato, delicado, para los problemas psicológicos, transformaron muy pronto mi cuestión en esta otra: ¿De qué manera inventó el hombre estos conceptos: el bien y el mal? ¿Qué valor tienen en sí? ¿Han sido o no han sido favorables al progreso humano? ¿Son un síntoma peligroso de empobrecimiento vital, de degeneración? ¿O señalan por el contrario la plenitud, la fuerza, y la voluntad de vivir?"
Lo que comenzó siendo una pregunta sobre el origen terminó convirtiéndose en una pegunta por su procedencia: ¿Cómo fueron creados estos conceptos: el bien y el mal?

Poco tiempo después, en su libro Así Hablo Zaratustra dice:
“En verdad, los hombres se han dado a sí mismos todo su bien y todo su mal. En verdad, no los tomaron de otra parte, no los encontraron, éstos no cayeron sobre ellos como una voz del cielo.”
Por otro lado, Nietzsche reconoce que el mal es tan importante para la vida de los hombres como el bien, ya que sin el mal no habría progreso:
"(...) A decir verdad, los impulsos malvados son tan útiles, indispensables y convenientes para la conservación de la especie como los buenos impulsos; únicamente cumplen, una función distinta."
"Los espíritus más fuertes y malvados son los que hasta ahora han contribuido en mayor medida al progreso de la humanidad; nunca dejaron de inflamar una y otra vez las pasiones adormecidas pues toda sociedad ordenada adormece las pasiones (...) ellos fueron quienes forzaron a los hombres a contraponer una opinión a otra, un modelo a otro. Agitaron armas, derribaron límites fronterizos, vulneraron el espíritu de piedad; ¡pero crearon también religiones y morales nuevas! La misma "maldad" que desacredita a un conquistador se da en todo maestro y predicador de lo nuevo (...)  
Pero lo nuevo es siempre el Mal, pues únicamente quiere conquistar, pisotear los antiguos límites fronterizos y las antiguas piedades; ¡y sólo lo antiguo constituye el Bien! 
Los buenos de todas las épocas son los que cultivan a fondo los pensamientos antiguos y los aprovechan. Aunque al final este ejercicio ya no resulte y entonces sea necesario que el arado del Mal venga de nuevo a remover lo cultivado.  (Nietzsche, La gaya ciencia)


El Mal no existe

A estos y otros cuestionamientos dio respuesta uno de los máximos filósofos cristianos, allá por el siglo V d.C: San Agustín

Agustín consideraba que el mal, tanto físico como moral, no puede ser objeto de creación divina, porque denotaría imperfección. Por lo tanto considera que la existencia del mal es simple "carencia",  privación, y en cuanto tal, no es algo realmente existente.

En la teoría de  Agustín el mal se introduce al mundo a partir de la aparición del pecado, es decir, de la desobediencia de nuestros primeros padres al plan divino; luego el mal es responsabilidad del hombre, producto de su ignorancia o de la debilidad de la voluntad humana, que hace uso indebido de  su libertad:
"Por dos causas pecamos: o por no ver aún lo que debemos hacer, o por no hacer lo que ya vemos no se debe hacer; lo primero es mal de ignorancia; lo segundo, de flaqueza."
Por lo tanto el hombre debe retornar por medio de una vida purificadera a buscar a Dios y realizar en el mundo los planes de Dios.

La leyenda de Einstein.


La siguiente leyenda tiene como protagonista a un personaje muy conocido y por demás controversial: Albert Einstein. Si bien la historia no es verídica expone de modo elocuente la teoría del origen del mal dela que se sirvió el cristianismo gracias a San Agustín.



Durante una conferencia con varios universitarios, un profesor de la Universidad de Berlín... Alemania Inicio del siglo 20
Propuso un desafío a sus alumnos con la siguiente pregunta “¿Dios creó todo lo que existe?"
Un alumno respondió, valientemente Si, Él creó …
¿Dios realmente creó todo lo que existe? Preguntó nuevamente el maestro. Si señor, respondió el joven.
El profesor respondió “Si Dios creó todo lo que existe, y entonces Dios hizo el mal, ya que el mal existe! Y si establecemos que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, ¡entonces Dios es malo!!"
El joven se calló frente a la respuesta del maestro, que feliz, se regocijaba de haber probado, una vez más, que la fe era un mito.
Otro estudiante levantó la mano y dijo ¿Puedo hacerle una pregunta, profesor? Lógico, fue la respuesta del profesor.
El joven se paró y preguntó Profesor, ¿el frío existe? ¿Pero qué pregunta es esa?… Lógico que existe, ¿o acaso nunca sentiste frío?
El muchacho respondió "En realidad, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en verdad es la ausencia de calor. Todo cuerpo o objeto es factible de estudio cuando posee o transmite energía; el calor es lo que hace que este cuerpo tenga o transmita energía”.
“El cero absoluto es la ausencia total de calor; todos los cuerpos quedan inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Nosotros creamos esa definición para describir de que manera nos sentimos cuando no tenemos calor."
¿Existe la oscuridad? Continuó el estudiante. El profesor respondió Existe.
El estudiante respondió La oscuridad tampoco existe. La oscuridad, en realidad, es la ausencia de luz.
“La luz la podemos estudiar, y la oscuridad, no! A través del prisma de Nichols, se puede descomponer la luz blanca en sus varios colores, con sus diferentes longitudes de ondas. ¡La oscuridad, no!
“¿Cómo se puede saber qué tan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio.” “La oscuridad es una definición utilizada por el hombre para describir qué ocurre cuando hay ausencia de luz.”
Finalmente, el joven preguntó al profesor Señor, ¿EL MAL EXISTE?
El profesor respondió Como afirmé al inicio, vemos estupros, crímenes, violencia en todo el mundo. Esas cosas son del mal.
El estudiante respondió “El mal no existe, Señor, o por lo menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia del bien… De conformidad con los anteriores casos, el mal es una definición que el hombre inventó para describir la ausencia de Dios.”
Dios no creó el mal. … El mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos. Es igual a lo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la oscuridad cuando no hay luz.
El joven fue aplaudido de pié, y el maestro, moviendo la cabeza, permaneció en silencio…
El director de la Universidad, se dirigió al joven estudiante y le preguntó ¿Cuál es tu nombre?
¡Me llaman ALBERT EINSTEIN!



Michel Onfray y el mito del pecado original



"En todos los casos, el enemigo principal y declarado de la razón sigue siendo la religión. Porque toda religión incita a la obediencia, a la sumisión, a la docilidad ante sacerdotes que supuestamente enseñan lo que hay que creer, decir y pensar. A la religión no le va la razón que aleja de lo irracional, de las supersticiones, de las creencias con las cuales se conduce, guía y embrutece fácilmente a la mayor parte de los hombres. La fe y la razón se oponen violentamente. Allí donde funciona la primera, no hay lugar para la segunda, y viceversa. Por un lado, la plegaria y el miedo a los castigos; por otro, la reflexión y la seguridad en las decisiones. El avance de la religión es correlativo al retroceso de la razón: todos los países en los que una dictadura teocrática (en nombre de Dios) se instala (Irán, Afganistán) tienen la razón, sus símbolos y sus instrumentos (las matemáticas, la filosofía, la historia, la sociología, por ejemplo) por enemigos que hay que combatir. Las religiones del monoteísmo (un solo Dios invocado) -judaismo, cristianismo, islamismo— sospechan de ella igualmente. La Biblia manifiesta claramente su odio hacia esta facultad en el Génesis, donde se narra el pecado original generador de toda negatividad sobre el planeta: el trabajo, el dolor, el sufrimiento, la muerte. ¿De dónde viene el mal? De Eva, quien, en el jardín del Edén donde todo estaba permitido y existía en abundancia, con tal de que ella no gustase del fruto del árbol del conocimiento, prefirió probar el fruto en cuestión. ¿Qué quiere decir eso? Prefirió saber por sí misma, usar su razón para distinguir el bien y el mal por sus propios medios. Al optar por la razón, dice el cristianismo, Eva inventa el mal. No se puede representar mejor el odio a la razón."



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