martes, 31 de octubre de 2017

¿Puede la belleza ser objetiva?

Según Kant cuando enunciamos un juicio refiriéndonos a la belleza de algún objeto (juicio del gusto o juicio estético) no no podemos ser objetivos. Sin embargo, enunciar la belleza de un objeto no es lo mismo que decir simplemente que nos gusta. A continuación veremos esta diferencia fundamental analizando algunos fragmentos de "La crítica del juicio", obra que le abre camino a la estética como disciplina filosófica independiente.



En esta obra publicada en 1790 Kant le otorga autonomía al campo de la estética al separarlo de la gnoseología (teoría del conocimiento) y de la ética.  


En primer lugar, el juicio estético no es un juicio lógico o de conocimiento, no tiene pretensiones de verdad; el fundamento de este tipo de juicios se refiere al sentimiento de placer o de dolor generado por una presentación, y por lo tanto es subjetivo.

La belleza que le atribuimos a un objeto muy poco tiene que ver con el objeto en sí mismo. Ni siquiera importa existencia o inexistencia de dicho objeto. Lo que importa es lo que la representación que nos hacemos de él y las sensaciones que esto provoca en nosotros mismos. Dice Kant a comienzos del libro:

"El juicio del gusto no es un juicio de conocimiento, un juicio lógico, sino estético (...) Cuando nos preguntamos por la belleza de algo sólo deseamos saber si la mera representación del objeto va acompañada de satisfacción, independientemente de la existencia del objeto de esa representación"
Por otro lado, el juicio del gusto también está libre de connotaciones éticas o utilitarias. Lo bello es "lo que agrada sin interés" dice Kant. Lo bueno, e incluso lo agradable, derivan en una satisfacción, pero lo bello no, lo bello carece de interés. Nos agrada, pero no por lo que pueda proveernos.

Sin embargo que algo nos agrade y que algo sea bello no es lo mismo. 

Una de las ideas fundamentales de La crítica del juicio es la distinción entre los conceptos de "gusto" y "belleza": una cosa es decir que algo me es agradable y otra decir que es bello. Veamos como lo explica el propio Kant:
"Por lo que se refiere a lo agradable, cada uno reconoce que el juicio por el cual se declara que una cosa agrada, fundándose sobre un sentimiento particular, no tiene valor más que para cada uno. Esto es así, porque cuando yo digo que el vino de Canarias es agradable, consiento voluntariamente que se me reprenda y se me corrija, el que deba decir solamente que es agradable para mí (...)
Otra cosa sucede tratándose de lo bello (...) no basta que una cosa agrade para que se tenga derecho a llamarla bella. Muchas cosas pueden tener para mí atractivo y encanto, y con esto a nadie se inquieta; pero, cuando damos una cosa por bella, exigimos de los demás el mismo sentimiento, no juzgamos solamente para nosotros, sino para todo el mundo, y hablamos de la belleza como si ésta fuera una cualidad de las cosas."

Por lo tanto, si bien el concepto de belleza es subjetivo, cuando afirmamos que algo es bello pretendemos cierta universalidad, pretendemos que los otros estén de acuerdo con nosotros, como si la belleza fuera una cuestión objetiva o una propiedad del objeto. Aquí estriba la diferencia entre decir que algo "me agrada" y que algo "es bello"Por eso Kant afirma: 

"sería ridículo que alguien, que preciase un tanto de gusto, pensara justificarlo con estas palabras: 'ese objeto [...] es bello para mí'. Pues no debe llamarlo bello si sólo a él le place [...] al estimar una cosa como bella, exige exactamente a los otros la misma satisfacción [...] y habla entonces de la belleza como si fuese una propiedad de las cosas"



miércoles, 25 de octubre de 2017

La vida después de la muerte en Platón

En La República de Platón, hacia el final del libro, Sócrates les cuenta a sus interlocutores este famoso mito: 



"No es precisamente un relato de Alcínoo lo que te voy a contar, sino el relato de un bravo varón, Er el armenio, de la tribu panfilia. 
Habiendo muerto en la guerra, cuando al décimo día fueron recogidos los cadáveres putrefactos, él fue hallado en buen estado; introducido en su casa para enterrarlo, yacía sobre la pira cuando volvió a la vida y, resucitado, contó lo que había visto allá.

Dijo que, cuando su alma había dejado el cuerpo, se puso en camino junto con muchas otras almas, y llegaron a un lugar maravilloso, donde había en la tierra dos aberturas, una frente a la otra, y arriba, en el cielo, otras dos opuestas a las primeras. Entre ellas había jueces sentados que, una vez pronunciada su sentencia, ordenaban a los justos que caminaran a la derecha y hacia arriba, colgándoles por delante letreros indicativos de cómo habían sido juzgados, y a los injustos los hacían marchar a la izquierda y hacia abajo, portando por atrás letreros indicativos de lo que habían hecho. Cuando le llegó el turno a Er los jueces le dijeron que debía describir a los hombres el mundo del más allá, conminándolo a mirar y escuchar todo lo que sucedía en aquel lugar.
Miró entonces cómo las almas, una vez juzgadas pasaban por una de las aberturas del cielo y de la tierra, mientras por una de las otras dos subían desde a bajo de la tierra almas llenas de suciedad y de polvo, en tanto por la restante descendían desde e el ciclo otras, limpias. Y las que llegaban parecían volver de un largo viaje; marchaban gozosas a acampar en el prado, como en un festival, y se saludaban entre sí cuantas se conocían, y las que venían de la tierra inquirían a las otras sobre lo que pasaba en el cielo, y las que procedían del cielo sobre lo que sucedía en la  tierra; y hacían sus relatos unas a o tras, unas con lamentos y quejidos, recordando cuantas cosas habían padecido y visto en su marcha bajo tierra -que duraba mil años-, mientras las procedentes del cielo narraban sus goces y espectáculos de inconmensurable belleza."



"Contó que había estado junto a alguien que preguntaba a otro dónde estaba Ardieo el Gr ande. Ahora bien, este Ardieo había llegado a ser tirano en algún Estado de Panfilia mil años antes de ese momento, había matado a su padre anciano y a su hermano mayor y,  según se de cía, había cometido muchos otros sacrilegios. 
Dijo Er que el hombre interrogado respondió: no ha venido ni es probable que venga. En efecto, entre otros es pectáculos terribles hemos contemplado éste: cuando estábamos cerca de la abertura e íbamos a ascender, tras padecer todas estas cosas, de pronto divisamos a Ardieo y con él a otros que en su mayor parte habían sido tiranos:  también había algunos que habían sido simples" particulares que habían cometído grandes crímenes. Cuando pensaban que subirían, de la abertura no se lo permitía, sino que mugía cuando intentaba ascender alguno de estos sujetos incurablemente adheridos al malo que no habían pagado debidamente su falta. Allí había unos hombres salvajes y de aspecto ígneo -contó- que estaban alerta, y que, al oír el mugido, se apoderaron de unos y los llevaron; en cuanto a Ardieo y a los demás, les encadenaron los pies, las manos y la cabeza . los derribaron y, apaleándolos violentamente, los arrastra ron al costado del camino y los desgarraron sobre espinas, explican do a los que pasaban la causa por la que les hacían eso, y que los llevaban para arrojarlos al Tártaro."


"Después de que pasaban siete días en el prado, al octavo se les requería que se levantaran y se pusieran en marcha (...) A su llegada las almas debían marchar inmediatamente hasta Láquesis (1). Un profeta primeramente los colocaba en fila, después tomaba lotes y modelos de vida que había sobre las rodillas de Láquesis, y tras subir a una alta tribuna, dijo: “Palabra de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad: almas efímeras, éste es el comienzo, para vuestro género mortal de otro ciclo anudado a la muerte. No os escogerá un demonio, sino que vosotros escogeréis un demonio. Que el que resulte por sorteo el primero elija un modo de vida, al cual quedará necesariamente asociado. En cuanto a la excelencia, no tiene dueño, sino que cada uno tendrá mayor o menor parte de la según la honre o la desprecie; la responsabilidad es del que elige, Dios está exento de culpa (…).
Después de esto, el profeta colocó en tierra, delante de ellos, los modelos de vida. en número mayor que el de los presentes, y de gran variedad . Habla toda clase de vidas animales y humanas: tiranías de por vida , o bien interrumpidas por la mitad, y que terminaban en pobreza, exilio o mendicidad ; había vidas de hombres célebres por la hermosura de su cuerpo o por su fuerza en la lucha, o bien por su cuna y por las virtudes de sus antepasados; también las había de hombres oscuros y, análogamente, de mujeres (...)
Y entonces el mensajero del más allá narró que el profeta habló de este modo: inclusive para el que llegue último , si elige con inteligencia y vive seriamente, hay una vida con la cual ha de estar contento, porque no es mala. De modo que no se descuide quien elija primero ni se descorazone quien resulte ultimo. y contó que, después de estas palabras, aquel a quien había tocado ser el primero, fue derecho a escoger la más grande tiranía , y por insensatez y codicia no examinó suficientemente la elección, por lo cual no advirtió que incluida el destino de devorarse a sus hijos y otras des gracias ; pero cuando la observó con más tiempo, se golpeó el pecho, lamentándose de su elección, por haber dejado de lado las advertencias del profeta; pues no se culpó a sí mismo de las desgracias, sino al azar , a su demonio y a cualquier otra cosa menos a él mismo."



"Después de que pasaron también las demás, marcharon todos hacia la planicie del Olvido, a través de un calor terrible y sofocante. En efecto, la planicie estaba desierta de árboles y de cuanto crece de la tierra. Llegada la tarde, acamparon a la orilla del río de la Desatención, cuyas aguas ninguna vasija puede retenerlas. Todas las almas estaban obligadas a beber una medida de agua, pero a algunas no las preservaba su sabiduría de beber más allá de la medida, y así, tras beber, se olvidaban de todo. Luego se durmieron, y en medio de la noche hubo un trueno y un terremoto, y bruscamente las almas fueron lanzadas desde allí –—unas a un lado, otras a otro— hacia arriba, como estrellas fugaces, para su nacimiento. A Er se le impidió beber el agua; por dónde y cómo regresó a su cuerpo, no lo supo, sino que súbitamente levantó la vista y, al alba, se vio tendido sobre la pira."


Platón, República, 614a-621b.


Láquesis (1) Una de las Parcas, o Moiras, las tejedoras del destino, Junto con Cloto y Atropo. La primera hilaba el destino de las personas, la otra medía la duración de su vida, y la tercera lo cortaba en el momento de la muerte.





Descargá el libro completo en:
https://licenciaturaenlenguayliteratura.files.wordpress.com/2011/08/platon-dialogos-iv-republica-gredos.pdf


Escuchá el relato completo  en:



martes, 24 de octubre de 2017

1984, cuando la ficción se vuelve realidad

En esta entrada proponemos la lectura de algunos fragmentos de 1984, la novela de Orwell que nos invita a reflexionar sobre el ejercicio del poder a través de la manipulación de la información. Proponemos también algunas relaciones entre las ideas y conceptos que aporta Orwell en su novela y algunas teorías filosóficas: la teoría nietzscheana del conocimiento como producto de la voluntad, la concepción del poder productivo de Foucault y la alegoría de la caverna de Platón





Sobre la obra

Orwell escribió varias novelas antes de 1984, y en todas ellas encontramos los mismos temas: el sufrimiento de las clases trabajadores, la descripción de la vida en los barrios humildes, las injusticias sociales, críticas profundas tanto hacia el capitalismo como a los regímenes comunistas totalitarios. Sin embargo ninguno de sus escritos tuvo tanto éxito como 1984. Quizás lo más novedoso de esta obra es su "futurismo", ya que se trata de una sociedad del futuro. Se cuenta que Orwell pensaba ponerle "El último hombre en Europa", pero la editorial le sugirió el título 1984, para acentual el carácter futurista de la novela. Es más fácil digerir la realidad si lleva el rótulo de "ficción" y se refiere a "otro tiempo"



El mundo del futuro y el Gran Hermano

En el mundo futuro que describe el autor sólo quedan tres superpotencias (Oceanía, Eurasia y Estasia), ellas reúnen todos los países que hoy conocemos. Son regímenes totalitarios que están en una guerra sin fin. Sin embargo todo es tan incierto que no se sabe hasta qué punto esa guerra existe o es solo una estrategia de quienes gobiernan para mantener unida a la población y encauzar su rabia contra un falso enemigo. 

La sociedad se encuentra sumamente controlada por el Gran Hermano, que todo lo ve.  No se sabe si el Gran Hermano es un hombre o un Dios. Posiblemente no exista, o solo sea una publicidad, con la cuál el partido único controla a los hombres.

Lo único que se conoce del Gran Hermano es su rostro que aparece en las telepantallas que se encuentran diseminadas tanto en los espacios públicos como en cada uno de los hogares. A través de ellas el "partido único" controla la fidelidad de los ciudadanos para con el partido. En esta sociedad no existe la intimidad ni la libertad, ya que cada gesto puede ser visto, cada palabra escuchada. 


Por otro lado las telepantallas son utilizadas como medio propagandístico. Constantemente se están publicando estadísticas y noticias falsas, pero la población celebra los triunfos de Eurasia o los avances económicos. 


También están los periódicos y los libros de historia que El Partido se encarga de editar en su "ministerio de la verdad" Allí trabaja  Winston Smith, el protagonista de esta historia. Winston es testigo de cómo se destruyen los documentos históricos (incluyendo fotografías, libros y periódicos), y se publican falsas noticias para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia, mantenida por el estado de Oceanía. Al ser los dueños de la información fueron reescribiendo la historia y formando una opinión popular incuestionable. Es por eso que  ni siquiera se sabe cómo "El Gran Hermano" llego al poder.


Wilson conoce las acciones que el partido único lleva a cabo para manipular las mentes  y distorsionar la realidad, pero pareciera que es el único. ¿Puede ser posible que él sea el único que conozca la verdad? El partido Único llegó a construir una nueva realidad, en la que todos creen, pero no es más que un engaño, una ficción. ¿Pero si todo el mundo cree en esta ficción, no se vuelve verdad? 







A continuación un fragmento de las primeras páginas de 1984. 

"Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece. Winston Smith, con la barbilla clavada en el pecho en su esfuerzo por burlar el molestísimo viento, se deslizó rápidamente por entre las puertas de cristal de las Casas de la Victoria (...) Winston se dirigió hacia las escaleras. Era inútil intentar subir en el ascensor. No funcionaba con frecuencia y en esta época la corriente se cortaba durante las horas de día. Esto era parte de las restricciones con que se preparaba la Semana del Odio. Winston tenía que subir a un séptimo piso. Con sus treinta y nueve años y una úlcera de varices por encima del tobillo derecho, subió lentamente, descansando varias veces. En cada descansillo, frente a la puerta del ascensor, el cartelón del enorme rostro miraba desde el muro. Era uno de esos dibujos realizados de tal manera que los ojos le siguen a uno adondequiera que esté. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían las palabras al pie. 
Dentro del piso una voz llena leía una lista de números que tenían algo que ver con la producción de lingotes de hierro. La voz salía de una placa oblonga de metal, una especie de espejo empeñado, que formaba parte de la superficie de la pared situada a la derecha. Winston hizo funcionar su regulador y la voz disminuyó de volumen aunque las palabras seguían distinguiéndose. El instrumento (llamado telepantalla) podía ser amortiguado, pero no había manera de cerrarlo del todo.  
Winston fue hacia la ventana (...) afuera, incluso a través de los ventanales cerrados, el mundo parecía frío. Calle abajo se formaban pequeños torbellinos de viento y polvo; los papeles rotos subían en espirales y, aunque el sol lucía y el cielo estaba intensamente azul, nada parecía tener color a no ser los carteles pegados por todas partes. La cara de los bigotes negros miraba desde todas las esquinas que dominaban la circulación. En la casa de enfrente había uno de estos cartelones. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían las grandes letras, mientras los sombríos ojos miraban fijamente a los de Winston. En la calle, en línea vertical con aquél, había otro cartel roto por un pico, que flameaba espasmódicamente azotado por el viento, descubriendo y cubriendo alternativamente una sola palabra: INGSOC. A lo lejos, un autogiro pasaba entre los tejados, se quedaba un instante colgado en el aire y luego se lanzaba otra vez en un vuelo curvo. Era de la patrulla de policía encargada de vigilar a la gente a través de los balcones y ventanas. Sin embargo, las patrullas eran lo de menos. Lo que importaba verdaderamente era la Policía del Pensamiento.
A la espalda de Winston, la voz de la telepantalla seguía murmurando datos sobre el hierro y el cumplimiento del noveno Plan Trienal. La telepantalla recibía y transmitía simultáneamente. Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además, mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que oído. Por supuesto, no había manera de saber si le contemplaban a uno en un momento dado. Lo único posible era figurarse la frecuencia y el plan que empleaba la Policía del Pensamiento para controlar un hilo privado. Incluso se concebía que los vigilaran a todos a la vez. Pero, desde luego, podían intervenir su línea de usted cada vez que se les antojara. Tenía usted que vivir —y en esto el hábito se convertía en un instinto— con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos serían observados."







1984 y la alegoría de la caverna (Platón)

La situación de la población de Eurasia es similar a la que sufren los esclavos de la caverna platónica. En ambos casos hay una situación "engañosa", una falsa realidad que al ser creída se solidifica en la opinión popular (doxa) Pero por otro lado existe una verdadera realidad, que Winston conoce, como el esclavo liberado de la alegoría platónica.  La mayoría cae en la trampa, es engañada, viven en un mundo que es una fantasía, mientras la realidad se les oculta. Son esclavos, están siendo dominados, y lo pero es que no los saben.

A la inversa del la lógica socrática que decía "a mayor sabiduría mayor felicidad", Winston, cuanto más sabe más infeliz es. El saber en este caso nos abre los ojos a una triste realidad. Nosotros, lectores, que sabemos como Winston lo que está pasando nos compadecemos del personaje, sufrimos su asfixia, su impotencia, su angustia, su terrible soledad.

Pero al mismo tiempo es difícil no privilegiar la situación de Winston antes que la de cualquier otro persanaje de la novela. Un claro ejemplo lo tenemos en la figura del vecino de Winston: Parsons, a quién podríamos comparar con esos jóvenes fuertes, bellos y orgullosos que  Sócrates intentaba persuadir, como el famoso militar ateniense Alcibíades.  Así descrbe Winston a Parsons, su vecino:
"Era un hombre grueso, pero activo y de una estupidez asombrosa, una masa de entusiasmos imbéciles, uno de esos idiotas de los cuales, todavía más que la policía del pensamiento, dependía la estabilidad del Partido. A los treinta y cinco años acababa de salir de la "liga juvenil", y antes de ser admitido en esa organización había conseguido permanecer en la de los Espías un año más de lo reglamentario. En el ministerio estaba empleado en en un puesto subordinado para el que no se requería inteligencia alguna, pero por otra parte, era una figura sobresaliente en el comité deportivo"

Deportista sobresaliente, idiota, fiel al partido, Parsons es una persona útil al sistema, sirve para los fines del Gran Hermano, como si se tratara de sus propios intereses. Participó de la "liga Juvenil", de "los Espías", organizaciones estatales para mantener el orden, y para las cuales la única virtud que se exige es obediencia. 

Tanto Alcibíades como Parsons buscan ejercer cierto poder sobre la población. La situación no es del todo parecida en la medida en que el primero  buscaba un cargo político para mandar,  Parsons también quiere mandar, pero en realidad no hace más que obedecer a los intereses y fines del Gran Hermano (intereses y fines que en el fondo desconoce, pero que hace propios).



1984, el poder y la sociedad disciplinaria (Foucault)

Podríamos pensar también en la descripción que Foucault hace del poder y su concepto de sociedad disciplinaria. En la sociedad del siglo XVIII y el siglo XIX, dice Foucault, han surgido una gran cantidad de instituciones de encierro (la cárcel, la fábrica, la escuela) y mecanismos de "normalización de los sujetos".

Por otro lado, Fouacaut reconoce que el el poder no se encuentra en un clase o en los aparatos del estado, sino que se extiende y recorre todo el cuerpo social, siendo ejercido por cada uno de sus actores. 

Además, dice Foucault , el poder no solo es represivo,  sino más bien "productivo", en la medida que es capaz de inducir ideas, de promover conductas, de generar hábitos, etc. En síntesis, el poder es capaz de "formar", de "moldear" sujetos.

Hay una escena de 1984 que describe cómo El Gran Hermano logra penetrar en las mentes de los más chicos y así van formando ciudadanos a su medida. Nos acercamos a ella.

Mientras Winston estaba escribiendo su diario intimo, un acto sumamente subversivo que podía costarle muy caro. En eso la mujer de Parsons (su vecino) llama a la puerta de para pedirle ayuda con una canilla, y entonces se produce el drama:
"De repente, se sobresaltó espantosamente. Habían llamado a la puerta. 
¡Tan pronto! Siguió sentado inmóvil, como un ratón asustado, con la tonta esperanza de que quien fuese se marchara al ver que no le abrían. Pero no, la llamada se repitió. Lo peor que podía hacer Winston era tardar en abrir. Le redoblaba el corazón como un tambor, pero es muy probable que sus facciones, a fuerza de la costumbre, resultaran nexpresivas. Levantóse y se acercó pesadamente a la puerta.
Contuvo la respiración y abrió la puerta. Instantáneamente, le invadió una sensación de alivio. Una mujer insignificante, avejentada, con el cabello revuelto y la cara llena de arrugas, estaba a su lado.
—¡Oh, camarada! empezó a decir la mujer en una voz lúgubre y quejumbrosa——, te sentí llegar y he venido por si puedes echarle un ojo al desagüe del fregadero. Se nos ha atascado...
Era la señora Parsons (...) 
—¿Tiene usted un destornillador? dijo Winston tocando el tapón del desagüe.
—Un destornillador dijo la señora Parsons, inmovilizándose inmediatamente—. Pues, no sé. Es posible que los niños...
En la habitación de al lado se oían fuertes pisadas y más trompetazos con el peine. La señora. Parsons trajo el destornillador. Winston dejó salir el agua y quitó con asco el pegote de cabello que había atrancado el tubo. Se limpió los dedos lo mejor que pudo en el agua fría del grifo y volvió a la otra habitación. 
—¡Arriba las manos! chilló una voz salvaje.
Un chico, guapo y de aspecto rudo, que parecía tener unos nueve años, había surgido por detrás de la mesa y amenazaba a Winston con una pistola automática de juguete mientras que su hermanita, de unos dos años menos, hacía el mismo ademán con un pedazo de madera. Ambos iban vestidos con pantalones cortos azules, camisas grises y pañuelo rojo al cuello. Éste era el uniforme de los Espías. Winston levantó las manos, pero a pesar de la broma sentía cierta inquietud por el gesto del maldad que veía en el niño. 
—¡Eres un traidor! grito el chico—. ¡Eres un crirninal mental ¡Eres un espía de Eurasia! ¡Te mataré, te vaporizaré; te mandaré a las minas de sal. 
De pronto, tanto el niño como la niña empezaron a saltar en torno a él gritando: «¡Traidor!» «¡Criminal mental!», imitando la niña todos los movimientos de su hermano. Aquello producía un poco de miedo, algo así como los juegos de los cachorros de los tigres cuando pensamos que pronto se convertirán en devoradores de hombres (...) 
Lo peor de todo era que esas organizaciones, como la de los Espías, los convertían sistemáticamente en pequeños salvajes ingobernables, y, sin embargo, este salvajismo no les impulsaba a rebelarse contra la disciplina del Partido."





1984, la verdad como producto de la voluntad (Nietzsche)

El primer filósofo que se encarga de analizar el tema del poder, y al mismo tiempo, el mayor crítico del platonismo, es Nietzsche. Si detrás de las cosas Platón creía encontrar la esencia misma de las cosas, Nietzsche va a encontrar que detrás de todo está "la mano del hombre": todo es "Humano demasiado humano". Las cosas no son lo que son, sino o que nosotros hicimos  de ellas. 

Para Nietzsche la verdad es un invento, una creación, pero no desinteresada ni pacífica, detrás de toda gran verdad hay manchas de sangre; ya lo decía Heráclito: "la Guerra es la madre de todas las cosas". La verdad es el producto de una guerra, de un combate. 

Si analizamos la situación que nos describe Orwell a través de los conceptos nietzscheanos podemos ver en lugar de dos realidades (una verdadera, otra falsa)  una sola; construida, inventada. Nietzsche no recurre a la oposición verdad-falsedad para describir el mundo; ambas son lo mismo. La verdad es una mentira que se impuso y que con el tiempo se volvió una creencia firme. La verdad no tiene más que un fin moral, social: domesticar la bestia humana. sin la verdad sería imposible la convivencia. Es por eso que los hombres decidimos mentir en tropel. 

Por otro lado, a través de la verdad el hombre logra ejercer cierto poder, el dominio de la verdad permite el dominio de los hombres, y más efectivo se vuelve cuanto más se oculte la voluntad que hay detrás.

En 1984 encontramos este mundo ficticio creado (impuesto) por el hombre, en el que todos creen como preexistente  y objetivo. Un concepto que pone en tela de juicio la hipocresía de los hombres al creer en ciertas verdades y la importancia del lenguaje respecto al dominio de la realidad es el de "doblepensar". Dice Winston:

"A esto le llaman control de la realidad, pero en neolengua había una palabra especial para ello: doblepensar (...) Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas , emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que El Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volver a traer a la memoria en cuanto se necesitara y luego olvidarlo de nuevo (...) Esta era la más refinada sutileza del sistema"

Saber y no saber, ser consciente de que algo es mentira, pero creerlo como si fuera verdad, es decir aceptar la mentira como verdad. Una especie de auto engaño, ser capaz de creer dos cosas contrarias al mismo tiempo. La sociedad actual está llena de estos ejemplos. 


El último verano, en la costa argentina, un grupo de mujeres fue echada de la playa por la policía por hacer "topless", muchos de los que se escandalizaron por el atrevimiento de las mujeres al mostrar sus partes prohibidas son los mismos que consumen programas televisivos donde las mujeres muestras las mismas partes. Lo que se condena en un ámbito es aprobado en otro. Que una mujer muestre los pechos en una propaganda está bien visto, pero que una mujer lo haga para tomar solo, o para amamantar a su hijo es reprobado. Que una famosa haga topless en una playa cool está bien visto, pero que una mujer común y corriente lo haga en una playa común y corriente está muy mal. Esta es una doble- moral, un buen ejemplo del doble- pensar.


Un último ejemplo del doblepensar lo encontramos en uno de los lemas del Gran Hermano es "la guerra es la paz". A pesar de ser dos conceptos contradictorios podría interpretarse desde un sentido común: "la guerra traería como consecuencia la paz" discurso más que utilizado por algunas naciones. Pero conociendo el cinismo del Gran Hermano podría pensarse que expresa de manera solapada su verdadera ideología: "la paz es la guerra". Solo la guerra contra un enemigo externo permite mantener la paz interna. En primer lugar el Gran Hermano produce temor en la población ante una posible invasión y logra adherencias, ya que es visto como única posibilidad de salvación. Pero además del temor, encamina los odios, dirige los resentimientos, encausa el malestar propio de la población contra los extranjeros, que son vistos como las causas del mal. Solo por medio de este enfrentamiento contra un enemigo inventado por el Gran Hermano logra cierta unidad y gobierna pacíficamente. El arma principal del Gran Hermano es la propaganda y el control de la información.

En la siguiente escena de la película "El profesor" (Detachment) se expone perfectamente el concepto del doblepensar:




Para terminar, un último fragmento de la novela de Orwell que pone de relieve todo el cinismo del partido único. Cualquier semejanza con la realidad no es pura coincidencia.

El Ministerio de la Verdad —que en neolengua (La lengua oficial de Oceanía) se le llamaba el Minver— era diferente, hasta un extremo asombroso, de cualquier otro objeto que se presentara a la vista. Era una enorme estructura piramidal de cemento armado blanco y reluciente, que se elevaba, terraza tras terraza, a unos trescientos metros de altura. Desde donde Winston se hallaba, podían leerse, adheridas sobre su blanca fachada en letras de elegante forma, las tres consignas del Partido:
LA GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA
Se decía que el Ministerio de la Verdad tenía tres mil habitaciones sobre el nivel del suelo y las correspondientes ramificaciones en el subsuelo. En Londres sólo había otros tres edificios del mismo aspecto y tamaño. Éstos aplastaban de tal manera la arquitectura de los alrededores que desde el techo de las Casas de la Victoria se podían distinguir, a la vez, los cuatro edificios. En ellos estaban instalados los cuatro Ministerios entre los cuales se dividía todo el sistema gubernamental.  
El Ministerio de la Verdad, que se dedicaba a las noticias, a los espectáculos, la educación y las bellas artes. El Ministerio de la Paz, para los asuntos de guerra. El Ministerio del Amor, encargado de mantener la ley y el orden. Y el Ministerio de la Abundancia, al que correspondían los asuntos económicos. Sus nombres, en neolengua: Miniver, Minipax, Minimor y Minindantia. 
El Ministerio del Amor era terrorífico. No tenía ventanas en absoluto. Winston nunca había estado dentro del Minimor, ni siquiera se había acercado a medio kilómetro de él. Era imposible entrar allí a no ser por un asunto oficial y en ese caso había que pasar por un laberinto de caminos rodeados de alambre espinoso, puertas de acero y ocultos nidos de ametralladoras. Incluso las calles que conducían a sus salidas extremas, estaban muy vigiladas por guardias, con caras de gorila y uniformes negros, armados con porras.


¿Qué son las ideas?






Actualmente entendemos que una idea es una representación mental generada por el pensamiento, es como una "imagen", pero no visual, sino mental de las cosas. Podemos "contemplar" las ideas, no por la vista, sino por la razón. Sin embargo el concepto de idea fue cambiando a través del tiempo.

Para Platón las ideas eran entidades reales, es decir, no existían solo en nuestra mente, sino en la realidad misma. Él llamaba "mundo inteligible" al lugar que las ideas habitaban, un mundo que los hombres solo podían llegar a vislumbrar por el uso de su razón.

Según Platón, las ideas existen independientemente de nuestra imaginación o nuestro entendimiento, y son previas a toda experiencia (e incluso previos al mundo físico, o sensible). Las ideas eran para Platón una especie de "moldes" de las cosas. Así, por ejemplo, como una casa se hace a partir de un plano, y podemos decir que la casa se "materializa", así también cada una de las cosas de este mundo es una materialización de una idea previa. Existe un molde (o un plano) de árbol, existe un molde (o idea) de hombre, existe un molde de bien, otro de justicia, otro de belleza, y así con todas las cosas.
 

Por lo tanto, si queremos conocer la realidad más profunda de las cosas, no debemos quedarnos en su imagen o apariencia, sino que debemos advertir qué idea está materializando o copiando. Es decir, debemos conocer el original, no la copia. Y para esto no nos sirven los sentidos, sino la razón.

Aristóteles, discípulo de Platónmantuvo esta relación entre las ideas y la realidad, pero con algunas salvedades. Las ideas no son para Aristóteles cosas existentes independientemente de nosotros y de la experiencia, sino que se generan a partir de la observación sensible y de abstracción. Es esta última (una actividad racional) la que permite olvidar las diferencias y dar con las "formas" generales de las cosas. Dos perros de distinto color, raza, altura, son perros porque comparten ciertas características esenciales. Esas características que hacen que un perro sea perro y no sea gato es lo que Aristóteles llama "forma". Por lo tanto, a pesar de la enorme diferencia entre su concepción y la de su maestro, mantiene una idea similar del conocimiento: tiene que haber cierta correlatividad entre lo que se piensa y algo que la cosa tiene y esconde, está presente pero no es visible; algo de lo cual la cosa "participa" (llámese forma o esencia). 

En la modernidad, con Descartes, el término pierde su contenido ontológico y pasa a significar un "contenido mental" (Idealismo). Este contenido podía no corresponder con lo que las cosas son, sin embargo, no por ello carece de valor. Yo "soy", yo "existo" es una certeza inmediata que tiene el sujeto, y esto no precisa ser corroborado ni comparado con ningún objeto.


Para Descartes hay algunas otras cosas que se pueden conocer sin necesidad de recurrir a la experiencia sensible, ni compararlo con nada, como por ejemplo: Dios. Qué Dios existe es indudable para Descartes, y no por haberlo visto. Simplemente siguiendo las leyes de la lógica y el razonamiento podemos llegar a la conclusión que Dios existe. 


El argumento de Descartes  es puramente lógico: ¿cómo puede un ser imperfecto y finito crear un ser perfecto e infinito?. Su idea está en mi, pero no puedo haberla obtenido de la experiencia, ni mucho menos haberla creado. Por lo tanto es una idea innata. Según Descartes, todos nacemos con la idea de Dios en nuestras mentes, y esta idea no puede ser falsa, ya que por definición Dios es perfecto, y a lo perfecto no le puede faltar la existencia. De esta manera Descartes inaugura una filosofía racional y subjetiva.  


Para los empiristas modernos, en cambio, las ideas son un conglomerado de sensaciones. El hombre nace como una “hoja en blanco” sobre la cual se van inscribiendo los distintos conocimientos a partir de su propia experiencia. Locke criticó las ideas innatas de Descartes argumentando que el hombre, para conocer, necesita en primer instancia percibir. No hay nada en la mente del hombre que no haya estado antes en los sentidos.

Siguiendo esta línea, Hume definió las ideas como fenómenos psíquicos reproducidos, es decir, representaciones mentales que nos hacemos de aquello que ya hemos percibido. Pero en el fondo, lo real solo es lo vivido en el presente, las impresiones. Por eso pretender conocer lo que no percibimos es una locura. De ahí que pensara que cualquier libro que contuviera ideas sobre cosas que no podemos percibir merece ser tirado "a las llamas". 

Según el filósofo alemán Kant las ideas son una parte constitutiva de la razón, y sirven para regular nuestros conocimientos. En la teoría de Kant no podríamos tener experiencias (ni conocimiento) si el entendimiento no ordenara conceptualmente las sensaciones provenientes del exterior. El entendimiento ordena, sintetiza, agrupa las sensaciones alojadas en la conciencia, en base a conceptos (unidad, causa, sustancia, etc) y aspira síntesis cada vez mayores. Cuando estos conceptos no se atienen a los datos sensibles pegan un salto y llegan a las síntesis máximas, las ideas fundamentales de la metafísica: Dios, alma y mundo

Tiempo después Nietzsche sostuvo que todo era “humano, demasiado humano”. Las ideas no son entes preexistentes al hombre. Tampoco una parte constitutiva de la razón, ni fruto de la inteligencia, sino un producto de la voluntad. Es la Voluntad de poder lo que encontramos detrás de las grandes ideas de la humanidad (Dios, alma, inmortalidad, bien, mal, etc.). Todas creaciones humanas que se han impuesto a la fuerza y que con el paso del tiempo se han creído existentes en sí mismas.

Hasta aquí un recorrido por algunas teorías de algunos de los más grandes filósofos. Platón y Aristóteles, dos griegos de la antigüedad, que identifican las ideas con la realidad; Descartes y los empiristas, representando a la modernidad, época que culmina con el idealismo y la afirmación de las ideas como un producto subjetivo, o como un fenómeno de conciencia;  y finalmente Nietzsche, el filósofo que pone patas para arriba la filosofía tradicional y encuentra en la raíz de toda idea una voluntad,  no una voluntad de saber, sino una voluntad de poder.





Un mejor recorrido histórico podrán encontrar en el diccionario de Ferrater Mora


lunes, 23 de octubre de 2017

Los problemas de la metafísica

Según Kant los grandes problemas de la metafísica son tres, Dios, alma y mundo; o Dios, la inmortalidad y el mundo.


La existencia (o inexistencia) de Dios, la inmortalidad del alma (o la vida después de la muerte), y el mundo en su totalidad (la naturaleza, el universo, con sus misterios) son los tres grandes problemas metafísicos que atraviesan toda la historia de la filosofía, desde sus comienzos hasta fines de la modernidad. 

Y son, al mismo tiempo, problemas que todos nos planteamos en algunos momentos de nuestras vidas.  Se los plantean los niños, cuando empiezan a razonar, se los plantean los adolescentes, que están comenzando a remodelar su mundo, y se los plantean los ancianos, cuando se acercan a la muerte.

El problema es que de estas cosas no podemos saber nada. Podemos pensar , pero no conocer, decía Kant. Con esto quiería decir que no podemos hacer de la metafísica una ciencia, un saber. 

Pero Kant  no se limita a criticar a la metafísica,  sino que solo establece ciertos límites. No podemos conocer si Dios existe o no, no podemos saber que sucede cuando morimos, nos son desconocidos los grandes misterios del universo, pero no podemos dejar de pensar en cada uno de estos asuntos.

Pero el hecho de que no podamos saber nada sobre estos asuntos no le quitan valor, como sostiene el positivismo. Positivismo significa "ciencia positiva", y se autodenomina de este modo para diferenciarse de la ciencia "negativa", la metafísica, la ciencia que nunca avanza,  y por lo tanto una falsa ciencia.

Hubo otros, mucho  antes que los positivistas, que desautorizaron a la metafísica: los escépticos, como Montaigne, o los empirístas, como Hume; que reducía toda la realidad a nuestras representaciones -Si un libro trata de cuestiones metafísicas hay que tirarlo a las llamas, decía Hume-

Pero el hecho de que no se avance en conocimientos no es una pura negatividad. Al contrario, eso quiere decir que las preguntas siguen abiertas y que podemos seguir pensándolas. En ese sentido la metafísica es positiva. A pesar de que miles de personas ya han pensado en estas cosas, y han dado sus respuestas, nosotros podemos seguir pensando, volver a preguntar, volver a responder, elegir qué respuesta nos gusta más, cuál nos conviene, cuál no.

Si la ciencia diera con las respuestas de estos grandes interrogantes ya no habría nada que pensar, todos los misterios estarían resueltos. Ni siquiera podríamos elegir.

Pero como la ciencia tampoco conoce los grandes misterios del hombre y la naturaleza todavía queda lugar para continuar filosofando.





Sobre los orígenes y los fines del estado. Teorías políticas modernas

Maquiavelo
1469-1527



Maquiavelo nace en Florencia en 1469, de familia noble, y recibe una educación esmerada. Participa activamente en la vida política hasta los 44 años, dedicándose entonces a la teoría política. Su obra más importante es "El Príncipe". Maquiavelo se interesó fundamentalmente por presentar la mecánica del gobierno, prescindiendo de las cuestiones morales, y formulando los medios por los cuales el poder político puede ser establecido y mantenido. En la medida en que el fin del Estado es garantizar la seguridad y el bienestar, el gobernante tiene derecho a valerse de medios inmorales para la consolidación y conservación del poder. El pensamiento de Maquiavelo está dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político puro, sin connotaciones trascendentes o morales. Este acto sólo es válido si resulta eficaz. Mediante este análisis pretende alcanzar las leyes inmutables y necesarias que rigen la historia del hombre, puesto que ésta se repite inexorablemente, pudiendo deducirse así lo que será la historia futura de la humanidad.
En este contexto, le resulta especialmente interesante el análisis de la personalidad del político. El político ha de ser una persona hábil, capaz de manipular situaciones valiéndose de cualquier medio; ha de poseer destreza, y una equilibrada combinación de fuerza y tesón, además de intuición para sortear los obstáculos que se le presente y una carencia total de escrúpulos. Ha de ser además capaz de actuar según los cambios momentáneos, buscando apoyos o forzando traiciones según las circunstancias. En consecuencia, el político no debe poseer virtud alguna, pero ha de estar en condiciones de simular poseerlas todas, lo que supone actuar con absoluta indiferencia ante el bien y el mal (amoral) con absoluto despotismo.
Respecto a las formas de gobierno, Maquiavelo considera la República como la mejor forma de gobierno posible, lo que parece difícilmente conciliable con su doctrina del despotismo político anteriormente expuesta. No obstante, el despotismo estaría justificado sólo como paso previo a la ordenación del Estado sobre el que se establecería la República. El despotismo político sería entonces un mal menor que conllevaría la posibilidad de establecer un gobierno republicano, es decir, un gobierno de la mayoría. El gobernante es bueno, es decir, justificable, por su eficacia, no por sus connotaciones ético-religiosas. No se trata de describir estados ideales, sino de gobernar estados reales. En definitiva, la "modernidad" de Maquiavelo parece radicar en el énfasis que puso en el Estado como un cuerpo soberano que mantiene su vigor y unidad mediante una política de fuerza, aunque no elaboró ninguna teoría sistemática e ni se preocupó tampoco nunca de hacerlo.


Tomás Moro
1478-1535

Político y humanista inglés, Accedió al Parlamento Inglés, donde se hizo notar por sus posturas audaces en contra de la tiranía.  Fue amigo del rey Enrique VIII, lo ayudó a conservar la unidad de la Iglesia de Inglaterra. Sin embargo, cuando este rompió las relaciones con el Papado Moro no apoyó su decisión.
Fue acusado de alta traición.  Permaneció en prisión en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año.
Escribió una novela filosófica llamada  "Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía":  ou –“ningún”– y topos–“lugar”-, lo que permitiría explicar el término utópico como “lo que no está en ningún lugar”.
El libro describe una isla llamada Utopía donde llega a desarrollarse una sociedad perfecta. Mientras realiza una crítica mordaz a las condiciones sociales y económicas de su época,  describe un Estado que contiene algunas ideas que reaparecen posteriormente en el socialismo.
No existe la explotación comercial ni diferencias sociales, tan solo una sociedad agrícola cuya unidad central es la familia. Todos los ciudadanos viven en casas idénticas y la propiedad de los bienes era comunitaria. No existe ni propiedad privada ni dinero. Los medios de vida están asegurados para todos por igual, teniendo en cuenta las preferencias de cada uno y dejando tiempo libre que se emplearía en objetivos culturales.
La Utopía de Tomás Moro, aun conteniendo aspectos ilustrados y prácticos, es ante todo una idealización de las sociedades cooperativas del pasado y, en algunos aspectos, se opone al avance de las fuerzas y tendencias que darán paso a la modernidad. Por otro lado, son las piedras angulares de la vida en Utopía la creencia de que la vida política y la moral no podrían ser disociadas.
Debido a su carácter ficticio e irrealizable, el término muchas veces es empleado de un modo peyorativo para referirse a las teorías que se consideran irrealizables, imposibles de concretar. Así, el socialismo, el anarquismo y otras teorías políticas han sido calificadas de utópicas, restándoles de este modo importancia y seriedad.
Sin embargo Tomás Moro sostenía: “Utopía es una república ideal, mas posible históricamente si la política se supedita a la moral, se elimina la propiedad privada, el ejército y la intolerancia”.


Thomas Hobbes
1588 - 1679
"El hombre es lobo para el hombre"


Filósofo ingles cuya obra es considerada como una de las fundamentales en la ruptura con la línea de la Edad Media y el inicio de la Modernidad. Sus descripciones de la realidad son tan brutales que sus libros fueron  quemados luego de haber sido tachado de ateo.
La filosofía política de Hobbes es una evidente reacción contra las ideas democráticas que a los ojos de Hobbes eran la causa del desorden y las guerras civiles en Inglaterra. Temía que la libertad condujera a la anarquía y el caos, por eso en su “Leviatán” (uno de los nombres bíblicos que se le dio al Diablo) fundamenta la necesidad de instaurar una monarquía absoluta que tenga que ser obedecida por todos sin excepción.  El problema que tenían los absolutistas en su momento era cómo fundamentar una monarquía sin recurrir a la iglesia y la religión, y Hobbes encontró la solución en la propia naturaleza humana.
En lo que Hobbes llama el estado natural, es decir, el estado en el que se encontraba el ser humano antes de la organización de la vida social, los seres humanos son iguales por naturaleza en facultades mentales y corporales, produciéndose, también de una forma natural, la compensación entre las deficiencias y las cualidades con las que la naturaleza ha dotado a cada cual. Cada ser humano busca su propia conservación, lo que da origen a la competición y a la desconfianza entre los seres humanos. En este estado natural no existen distinciones morales objetivas, por lo que dicha competición da lugar a un estado permanente de guerra de todos contra todos, en el que cada cual se guía exclusivamente por la obtención de su propio beneficio y, no existiendo moralidad alguna, no hay más límite para la obtención de nuestros deseos más que la oposición que podamos encontrar en los demás.
El estado natural, pues, es un estado de guerra permanente, el individuo depende para su seguridad de su propia fuerza e ingenio, no habiendo más límite para su acción que los que éstas le impongan, ni pudiendo esperar la colaboración de otros para conseguir sus propios objetivos. Tal concepción del estado natural es una consecuencia de la consideración previa negativa sobre la naturaleza del ser humano.
Sin embargo, hay aspectos en la naturaleza humana que posibilitan el acuerdo entre los hombres para formar un estado “artificialque asegure la consecución de dicha paz; estas son las “leyes de la naturaleza” que pueden ser descubiertas por la razón y que proveen al ser humano de un conjunto de normas -de egoísta prudencia- que hacen posible la salida del estado de natural.
La inseguridad a la que se ven sometidos los seres humanos en estado de naturaleza, y la razón, que comprende la existencia de leyes pero, al mismo tiempo, observa que dichas leyes no se cumplirán sin un poder coercitivo, público, respaldado por la fuerza y capaz de castigar a los infractores.
Por tanto, antes de que los nombres de lo justo o injusto puedan aceptarse, deberá haber algún poder coercitivo que obligue igualitariamente a los hombres al cumplimiento de sus pactos, por el terror a algún castigo mayor que el beneficio que esperan de la ruptura de su pacto y que haga buena aquella propiedad que los hombres adquieren por contrato mutuo, en compensación del derecho universal que abandonan, y no existe tal poder antes de que se erija una República.”
A diferencia de algunos animales, como las abejas y las hormigas, que viven de forma natural sociablemente, los seres humanos sólo pueden alcanzar esta convivencia social por medio de un pacto por el que se genera, simultáneamente, la sociedad civil y un poder común capaz de obligar a todos al cumplimiento del pacto suscrito. El pacto tiene lugar, pues, de cada hombre con cada hombre, "como si todo hombre debiera decir a todo hombre: autorizo y abandono el derecho a gobernarme a mí mismo, a este hombre, o a esta asamblea de hombres, con la condición de que tú abandones tu derecho a ello y autorices todas sus acciones de manera semejante".
Este poder común no puede hallarse dividido (contra la división de poderes) sino que ha de ser ejercido por "un hombre o una asamblea de hombres, que pueda reducir todas sus voluntades, por pluralidad de voces, a una sola voluntad”. Hay que hacer notar que el soberano no es parte del contrato, es decir, el contrato no se establece entre los súbditos y el soberano, sino exclusivamente entre los súbditos. De este modo Hobbes entiende que no hay obligación ninguna que limite la acción del soberano respecto a los súbditos.
Por lo demás, el contrato, la creación de la sociedad civil y del soberano son simultáneos, pues no podría surgir el contrato sin que surja simultáneamente un poder capaz de ponerlo en vigor.


John Locke
1632, 1704

Pensador británico, uno de los máximos representantes del empirismo inglés. Sin embargo se destacó especialmente por sus estudios de filosofía política, en los que sentó las bases del pensamiento político liberal. Fue el teórico de la «revolución inglesa». Su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva en la constitución política del Reino Unido y la independencia de los Estados Unidos. Defendía la soberanía popular, el derecho a la rebelión contra la tiranía y la tolerancia hacia las minorías religiosas.
Locke partió de los principios del derecho natural al igual que Thomas Hobbes, considerando que el hombre vivía, en una época pretérita, en un estado de naturaleza en el que no existía ningún tipo de organización social ni política. Sin embargo, la visión que tiene Locke de este estado de naturaleza es menos catastrófica que en Hobbes ya que el hombre en esta situación o estado primitivo se regía por ciertas leyes naturales que le venían dadas por su razón. Estas leyes o derechos naturales son el derecho a la vida, a la libertad y la propiedad. 
Todos los hombres nacen libres, iguales e independientes. Por lo tanto ningún hombre tiene derecho a privar a otro de su libertad ni de hacerse con su vida. Dios ha dado la tierra en común a todos los hombres, sin embargo, en este estado de naturaleza existe el derecho de propiedad. Al trabajar la tierra el hombre se hace dueño de su fruto, y por lo tanto la tierra trabajada le pertenece. El derecho a la propiedad privada es según Locke un derecho "natural", al igual que el derecho a la vida y la libertad. 
Por otro lado, Locke establece ciertos límites para evitar la acumulación de bienes: 
"Cada uno tiene derecho a todo aquello que pueda adquirir mediante su propio trabajo, y nada más. En segundo lugar, cada uno tiene derecho a adquirir todo aquello que pueda consumir nantes de que se estropee, y nada más. Y cada uno tiene derecho a acumular siempre que deje en cantidad suficiente y de la misma calidad para los demás"
En el estado de naturaleza se impone entre los hombres el respeto mutuo de estos derechos, quedando limitados por los derechos de los demás. De ahí que no vivan en una guerra de todos contra todos ya que los individuos poseen el derecho a castigar a los infractores de estos derechos.
Los hombres, para Locke no son necesariamente buenos, ya que pueden violar los derechos de los demás; pero tampoco son necesariamente malos, porque cuentan con una "ley moral natural" descubierta por la razón que les impone límites a su conducta.
El problema que existe en el Estado de Naturaleza es que no hay una organización política que garantice el ejercicio de los derechos naturales y la aplicación de sanciones racionales y justas a los infractores. De ahí la necesidad del contrato social, por el cual todos los hombres deciden libremente vivir en una sociedad civil, organizada políticamente. 
Según Locke el "contrato social" es entre los individuos y los gobernantes. Por lo tanto La cesión de derechos que hacen los individuos es revocable y los políticos deben de actuar siempre en función del bien público y ser controlados por los ciudadanos. El poder político tiene un mandato popular y es responsable ante el pueblo del desempeño de su misión.
Además Surge la necesidad de que el poder del Estado se divida con el fin de limitar el poder del monarca o de aquél que ejerza el poder ejecutivo. Por lo tanto propone la división de poderes: el poder el legislativo (que incluye al judicial) y el poder ejecutivo, que debe estar vigilado y subordinado al primero.
El estado según Locke debe ser independiente del poder de la iglesia y no debe intervenir en cuestiones económicas. Su único fin es garantizar los derechos de los individuos, sobre todo el derecho a la libertad y a la propiedad privada.
El resultado es la creación de una Democracia Representativa.


ROUSSEAU
1712-1778

"El hombre nace libre, pero en todas partes se encuentra encadenado"


Nació en Ginebra. Huérfano de madre, pronto comenzó una vida de peregrinaje por distintas ciudades ejerciendo distintos trabajos. Su interés musical le llevó a París, donde contactó con los enciclopedistas. A partir de 1750 su fama se extendió por Europa a través de sus distintas obras siendo estas prohibidas en diferentes países. Sus ideas influyeron en gran medida a la Revolución francesa.
Rechazó la idea de progreso ilustrada sosteniendo que la ciencia, la técnica, las instituciones políticas y en general eso que llamamos cultura y civilización no mejoran al hombre, sino que son el origen de la desigualdad entre los hombres, corrompen su inocencia y bondad naturales y tienden hacerlo más infeliz. Tras su apariencia refinada y culta, la sociedad es un puro artificio que ha hecho peor al ser humano enseñando el lujo y el goce y desvalorizando las cualidades morales.
EL gran aporte de Rousseau al pensamiento político es su teoría del contrato social con la que pretende explicar cuál pudo haber sido el origen del Estado.
Para explicar cómo era el ser humano antes de la aparición de la sociedad y del Estado Rousseau elabora la hipótesis del “buen salvaje”. El hombre en estado de naturaleza es un bruto feliz con dos tendencias naturales, el instinto de supervivencia y la compasión, un sentimiento que lleva al ser humano a evitar el sufrimiento innecesario a los demás, es bueno y es pacífico.
Al aparecer la propiedad privada el hombre natural perdió su inocencia porque con ella aparecieron las desigualdades sociales. Éstas son el resultado de la capacidad de algunos de adueñarse de los recursos naturales y reducir a los demás a una situación de dependencia económica.
En este punto, los propietarios se convencen y convencen a los demás de la necesidad de crear una sociedad política fundada en la propiedad y en una autoridad que la defienda.
Este es el origen del estado moderno que basado en el derecho a la propiedad privada, ha legitimado la desigualdad y la injusticia, corrompiendo la naturaleza del hombre.
Sin embargo Rousseau no plantea volver al estado primitivo, sino realizar un nuevo pacto o contrato social con el que los hombres recobren la libertad e igualdad perdidas. Es el pueblo, mediante la ratificación de la voluntad general, el único calificado para establecer las leyes que condicionan la asociación civil, ya que por naturaleza todos somos iguales y ningún hombre tiene autoridad sobre otro; sólo puede ser legítima aquella autoridad que surja de un acuerdo entre los hombres.


Marx 
1818- 1883

 “Los filósofos simplemente han interpretado el mundo de modos distintos, ahora se trata de cambiarlo.”


Filósofo, historiador, sociólogo y economista alemán de origen judío. Predicó el socialismo y el comunismo. Sus ideas ejercieron una gran influencia sobre los movimientos sociales del siglo XX, como los de Rusia, China y Cuba. La filosofía de Marx suele definirse como "materialismo histórico". Ello se debe a que Marx pensaba que son las condiciones materiales de la sociedad las que deciden cómo pensamos. Para entender al hombre y su historia, es imprescindible el estudio de las condiciones materiales en las que vive, es decir, las condiciones económicas, políticas y sociales. El verdadero motor de la historia no son las voluntades individuales de las personas, ni las ideas -muchos menos la voluntad divina- sino los modos de producción y de explotación o, en otras palabras, la lucha de clases. Las ideas filosóficas, religiosas, sociales, todo el mundo cultural y espiritual han sido siempre las ideas de las clases dominantes. Por eso el esfuerzo de Marx estuvo dirigido a generar la "conciencia de clase". En su famoso Manifiesto comunista dice: "el proletariado no tienen nada que perder, excepto sus cadenas. Tiene un mundo que ganar. Proletarios del mundo entero uníos". Él creía que el capitalismo iba a llegar a su fin, porque es autodestructivo, pero este proceso puede acelerarse por medio de la revolución del proletariado. Los obreros deben adueñarse de los medios de producción y someter a la burguesía. Con el tiempo la "dictadura del proletariado" sería sustituida por una sociedad sin clases, lo que Marx llamó "comunismo"



Marx: el materialismo histórico. Base y superestructura.
Jostein Gaarder;  "El Mundo de Sofía” 


-¿Dijiste que era un «materialista histórico»?
-No era un «materialista filosófico», como los ato­mistas de la Antigüedad y el materialismo mecanicista de los siglos XVII y XVIII, pero pensaba que en gran medida son las condiciones materiales de la sociedad las que deciden cómo pensamos. También para la evolución histórica son decisivas las condiciones materiales.
–Bastante diferente al «espíritu universal» de Hegel.
–Hegel había señalado que la evolución histórica se mueve hacia adelante por una tensión entre contrastes, que a su vez es sustituida por un cambio brusco. Esta idea es continuada por Marx. Pero según Marx, Hegel lo expre­saba al revés (...) A la fuerza que impulsa la Historia hacia adelante, Hegel la llamaba «espíritu universal». Es esto lo que, según Marx, es poner las cosas al revés. Él quería mostrar que los cambios materiales son los decisivos
(...) A estas condiciones materiales, económicas y so­ciales de la sociedad, Marx las llamó base de la sociedad. A cómo se piensa en una sociedad, qué clase de institucio­nes políticas se tienen, qué leyes y lo que no es menos im­portante, qué religión, moral, arte, filosofía y ciencia, Marx lo llama supraestructura de la sociedad.
-Base y supraestructura, entonces.
-Ahora alcánzame el templo griego, por favor
-Aquí lo tienes.
-Esto es una copia reducida del viejo templo del Par­tenón de la Acrópolis (...) Ves que el edificio tiene un tejado muy elegante y elaborado. Puede incluso que en lo primero que uno se fije sea en el propio tejado y en la fachada. Eso es lo que po­dríamos llamar la «supraestructura». Pero el tejado no pue­de flotar en el aire.
–Está sostenido por columnas.
–Todo el edificio tiene ante sí un sólido fundamento, o una «base», que soporta toda la construcción. De la mis­ma manera Marx opinaba que las condiciones materiales levantan, en cierto modo, todo lo que hay de pensamientos e ideas en la sociedad. En este sentido la supraestructura de una sociedad es el reflejo de la base de la misma. (...)
–Entiendo. ¿Pero vas a decir algo más sobre el tem­plo?
–Sí, un poco más. Estudia detenidamente la base del templo e intenta describírmela.
–Las columnas reposan sobre una base que consta de tres niveles o escalones.
–De la misma manera también podemos distinguir tres niveles en la base de la sociedad. Lo más básico es lo que podemos llamar «condiciones de producción» de la sociedad, es decir las condiciones y los recursos naturales que existen en la sociedad, todo aquello que tiene que ver con el clima y las materias primas. Todo esto constituye los cimientos de la sociedad, y estos cimientos ponen límites clarísimos sobre qué tipo de producción puede tener esta sociedad. Y con ello, también se ponen límites muy claros sobre qué tipo de sociedad y qué tipo de cultura se puede llegar a tener en general.
–Por ejemplo no se pueden pescar arenques en el Sahara, y tampoco se pueden cultivar dátiles en el norte de Noruega.
–Justo. Lo has entendido. Pero también hay mucha diferencia entre la manera de pensar de la gente de una cultura nómada y la de un pueblecito pesquero del norte de Noruega. El siguiente nivel abarca las «fuerzas producti­vas» que existen en la sociedad. Marx se refiere con esto a la clase de herramientas y máquinas que se tienen.
–Antiguamente se pescaba con barcas de remo, hoy se pesca con grandes barcos de arrastre.
–Ya estás tocando el siguiente nivel de la base de la sociedad, es decir quién es el propietario de los medios de producción. A la propia organización del trabajo, es decir; a la división del trabajo y a las relaciones de propiedad, Marx las llamó relaciones de producción de la sociedad.
Entiendo.
–Hasta aquí podemos concluir y decir que es el modo de producción de una sociedad el que decide las condiciones políticas e ideológicas que hay en esa socie­dad. No es una casualidad que hoy en día pensemos de un modo algo distinto, y que tengamos una moral distinta a la que existía en una antigua sociedad feudal. 
–Entonces Marx no creía en un derecho natural vi­gente en todos los tiempos.
–No, la cuestión de lo que es moralmente correcto es, según Marx, un producto de la base de la sociedad. No es, por ejemplo, una casualidad el que en las viejas socie­dades campesinas fueran los padres los que decidieran con quién se iban a casar sus hijos, ya que entraba en juego la cuestión de quién iba a heredar la granja. En una ciudad moderna las relaciones sociales son distintas. Aquí te pue­des encontrar con tu futuro esposo o esposa en una fiesta o en una discoteca, y si uno está suficientemente enamo­rado, encontrará, de alguna manera, un sitio donde vivir.
–Yo nunca hubiera consentido que mis padres deci­dieran con quién tengo que casarme.
–No, porque tú también eres hija de tu época. Marx señaló además que, por regla general, es la clase dominante de una sociedad la que decide lo que es bueno y lo que es malo. Porque toda la Historia es una historia de lu­chas de clases. Es decir, que la Historia trata, sobre todo, de quién va a ser propietario de los medios de producción.
- hoy se pesca con grandes barcos de arrastre.
–Ya estás tocando el siguiente nivel de la base de la sociedad, es decir quién es el propietario de los medios de producción. A la propia organización del trabajo, es decir; a la división del trabajo y a las relaciones de propiedad, Marx las llamó relaciones de producción de la sociedad.
-Entiendo.
–Hasta aquí podemos concluir y decir que es el modo de producción de una sociedad el que decide las condiciones políticas e ideológicas que hay en esa socie­dad. No es una casualidad que hoy en día pensemos de un modo algo distinto, y que tengamos una moral distinta a la que existía en una antigua sociedad feudal.


La Lucha de Clases y el progreso de la historia

–En todas las fases de la Historia ha habido, según Marx, un antagonismo entre las dos clases sociales domi­nantes. En la sociedad de esclavitud de la Antigüedad, el antagonismo estaba entre el ciudadano libre y el esclavo; en la sociedad feudal de la Edad Media entre el señor feu­dal y el siervo; y más adelante entre el noble y el burgués. Pero en la época del propio Marx, en lo que él llama una sociedad burguesa o capitalista, los antagonismos están ante todo entre el capitalista y el obrero o proletario. Exis­te, pues, un antagonismo entre los que poseen y los que no poseen los medios de producción. Y como la «clase supe­rior» no quiere ceder su predominio, un cambio sólo pue­de tener lugar mediante una revolución (...)
En el sistema capitalista el obrero trabaja para otro. Así el trabajo se convierte en algo fuera de él. El obrero es un extraño a su propio trabajo y por tanto también se con­vierte en un extraño a si mismo. Pierde su propia realidad humana. Marx dice con una expresión hegeliana que el obrero se siente alienado.
–Yo tengo una tía que lleva veinte años en una fá­brica empaquetando bombones, de modo que no me cues­ta nada entender lo que dices. Dice que odia tener que ir al trabajo todas las mañanas.
–Pero si odia su trabajo, Sofía, entonces, en cierta manera, también debe de odiarse a sí misma.
–Desde luego, odia los bombones.
–En la sociedad capitalista el trabajo está organiza­do de manera que el obrero está realizando, en realidad, un trabajo de esclavo para otra clase social. Así, el obrero transfiere su propia fuerza laboral, y con ello toda su exis­tencia humana, a la burguesía.
–¿Tan terrible es?
–Estamos hablando de Marx. Tenemos que tener pre­sentes las condiciones sociales existentes a mediados del si­glo pasado. Y la respuesta es un sonoro «sí». El obrero tenía fácilmente una jornada laboral de doce horas, en unas frías naves de producción. La paga era a menudo tan escasa que también tenían que trabajar los niños y las mujeres que aca­baban de dar a luz. Todo esto llevó a condiciones sociales indescriptibles. En algunos lugares, parte del salario se pa­gaba en forma de aguardiente barato, y muchas mujeres se veían obligadas a prostituirse. Los clientes eran los «señores de la ciudad». En pocas palabras: precisamente mediante lo que sería la marca de nobleza del hombre, es decir, el tra­bajo, al obrero se le convertía en un animal.
-Pero el capitalismo es una etapa de la historia que será superado, porque el capitalismo es un sistema autodesctructivo, no tiene una dirección racional. Los capitalistan ganan cada vez más, para competir abaratan los costos, compran maquinarias, bajan los sueldos. Los trabajadores ganan cada vez menos y no pueden comprar los productos. La revolución es inminente-

-«A la propiedad privada capitalista le ha llegado su hora», dice Marx. Pronto nos encontraremos en una situación revolucionaria.
–Entiendo.
–Para resumir, acaba con que se levantan los proleta­rios asumiendo la propiedad de los medios de producción.
–¿Y entonces qué pasa?
–Durante un cierto período tendremos una nueva «sociedad de clases» en la que los proletarios mantendrán sometida por la fuerza a la burguesía. A esta etapa Marx la llamó dictadura del proletariado. Pero tras un período de transición, la dictadura del proletariado será sustituida por una «sociedad sin clases», o comunismo. En esta sociedad los medios de producción serán propiedad de «todos», es decir del propio pueblo. En una sociedad así cada uno «rendirá según su capacidad y recibirá según su necesi­dad». Además ahora el trabajo pertenecerá al propio pue­blo y cesará la «alienación» capitalista.




Marx y el hombre alienado

Adolfo Carpio, Principios de Filosofía, Cap. XII, El Materialismo Histórico, Marx –adaptación-



Unos de los conceptos más emblemáticos de Marx es el de enajenación. Este a la vez, viene unido de una concepción muy particular que tenía  del trabajo y del propio hombre. En esta entrada proponemos un análisis de estos conceptos a partir de la lectura del capítulo que dedica A. Carpio sobre la filosofía de Marx, y algunos fragmentos de los Manuscritos Económicos Filosóficos  y El Capital, del propio Marx. 
Según Marx  lo que diferencia al hombre de los animales es el trabajo:
“el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida.”
Es cierto que también el animal "trabaja", pero el trabajo humano está acompañado de conciencia, es un trabajo social y se realiza en un proceso histórico, nada de esto acontece en el animal, porque, ante todo, carece de conciencia. En El capital  se lee:
"Pero lo que de antemano distingue al peor arquitecto de la mejor abeja es que aquél ha construido la célula en la cabeza antes de construirla en la cera."
La diferencia, entonces, entre el trabajo humano y esa actividad que puede llamarse trabajo animal, consiste en que aquél está siempre precedido por una idea o representación (...) El trabajo consistirá en la objetivación o exteriorización en la naturaleza de la representación que el hombre tenga en su conciencia. Por lo tanto el hombre por medio del trabajo "se contempla a sí en un mundo creado por él".
De modo que el trabajo no puede reducirse a la mera actividad "económica", a simple medio para mantener la vida orgánica, sino que es, por el contrario, un modo de desarrollarse plenamente. Pero si, en cambio, el trabajo se rebaja a mero medio para la vida, la esencia del hombre se invierte, el hombre sealiena.
Alienado viene de Alien y significa significa "ajeno". Marx quiere decir entonces que el hombre  se vuelve ajeno a sí mismo en cuanto toma el trabajo como un mero medio de subsistencia,  porque vivedesconociendo su propia esencia.
Hay en primer lugar, una enajenación del trabajador respecto a su propia actividad, porque siente que no le pertenece, cuando en realidad el trabajo es aquello que lo distingue de los animales. En segundo lugar, el trabajador está alienado respecto del producto de su trabajo, ese producto no le pertenece a él, sino al capitalista, que al ser dueño de los medios de producción se adueña del producto de su trabajo. Aquello que el trabajador produce no le es propio, sino ajeno.
En los Manuscritos Económicos Filosóficos Marx dice:
"El obrero se siente obrando libremente en sus funciones animales, en el comer, beber y engendrar (…) en cambio en sus funciones humanas se siente como un animal”.
Es decir, el capitalismo produce una inversión en la esencia del ser humano que en el único momento que se siente libres es cuando huye del trabajo. Pero solo tiene tiempo para realizar actividades animales: comer, tener relaciones, dormir...Las consecuencias según Marx son las siguientes:
“El trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí [como en su propio hogar], fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste.”
 Al huir del trabajo huye también de su esencia humana, de su poder creador. Esta alienación opera de modo tal que las relaciones sociales se deforman o pervierten, porque en lugar de ser relaciones entre personas, se convierten en relaciones entre cosas, los hombres pasan a ser instrumentos, "engranajes" de una gran maquinaria.  Como la actividad propiamente humana –el trabajo-, en lugar de constituir un fin, ha pasado a ser nada más que un medio para producir mercancías, ella misma se ofrece como una mercancía más, es decir que el hombre mismo se convierte en mercancía.

Esta situación está representada en la famosa película "Tiempos Modernos" de Charles Chaplin.   En una de las escenas más famosas se puede ver cómo un trabajador alienado por su trabajo termina "confundiéndose" literalmente con la máquina.
Un segundo film que proponemos para reflexionar sobre cómo el capitalismo ha transformado las relaciones humanas, deshumanizandolas, es el cortometraje animado "el empleo", de Santiago 'Bou' Grasso