lunes, 23 de octubre de 2017

Los problemas de la metafísica

Según Kant los grandes problemas de la metafísica son tres, Dios, alma y mundo; o Dios, la inmortalidad y el mundo.


La existencia (o inexistencia) de Dios, la inmortalidad del alma (o la vida después de la muerte), y el mundo en su totalidad (la naturaleza, el universo, con sus misterios) son los tres grandes problemas metafísicos que atraviesan toda la historia de la filosofía, desde sus comienzos hasta fines de la modernidad. 

Y son, al mismo tiempo, problemas que todos nos planteamos en algunos momentos de nuestras vidas.  Se los plantean los niños, cuando empiezan a razonar, se los plantean los adolescentes, que están comenzando a remodelar su mundo, y se los plantean los ancianos, cuando se acercan a la muerte.

El problema es que de estas cosas no podemos saber nada. Podemos pensar , pero no conocer, decía Kant. Con esto quiería decir que no podemos hacer de la metafísica una ciencia, un saber. 

Pero Kant  no se limita a criticar a la metafísica,  sino que solo establece ciertos límites. No podemos conocer si Dios existe o no, no podemos saber que sucede cuando morimos, nos son desconocidos los grandes misterios del universo, pero no podemos dejar de pensar en cada uno de estos asuntos.

Pero el hecho de que no podamos saber nada sobre estos asuntos no le quitan valor, como sostiene el positivismo. Positivismo significa "ciencia positiva", y se autodenomina de este modo para diferenciarse de la ciencia "negativa", la metafísica, la ciencia que nunca avanza,  y por lo tanto una falsa ciencia.

Hubo otros, mucho  antes que los positivistas, que desautorizaron a la metafísica: los escépticos, como Montaigne, o los empirístas, como Hume; que reducía toda la realidad a nuestras representaciones -Si un libro trata de cuestiones metafísicas hay que tirarlo a las llamas, decía Hume-

Pero el hecho de que no se avance en conocimientos no es una pura negatividad. Al contrario, eso quiere decir que las preguntas siguen abiertas y que podemos seguir pensándolas. En ese sentido la metafísica es positiva. A pesar de que miles de personas ya han pensado en estas cosas, y han dado sus respuestas, nosotros podemos seguir pensando, volver a preguntar, volver a responder, elegir qué respuesta nos gusta más, cuál nos conviene, cuál no.

Si la ciencia diera con las respuestas de estos grandes interrogantes ya no habría nada que pensar, todos los misterios estarían resueltos. Ni siquiera podríamos elegir.

Pero como la ciencia tampoco conoce los grandes misterios del hombre y la naturaleza todavía queda lugar para continuar filosofando.





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