jueves, 21 de septiembre de 2017

La existencia de Dios como problema filosófico

"Es verdad, que un poco de filosofía inclina a la mente del hombre al ateísmo; pero la profundidad en la filosofía lleva a la mente del hombre a la religión." Francis Bacon 
El problema de la existencia de Dios no solo es un tema religioso, ha sido uno de los grandes problemas de la filosofía, e incluso de la ciencia, que ha pretendido arrojar algunas ideas al respecto. 

Pensemos en los primeros filósofos griegos, que buscaban el Arjé -el origen del universo- en los elementos de la naturaleza, como Tales de Mileto, que lo encontraba en el agua. Pensemos también en la causa primera de Aristóteles, o en el logos de los estoicos, asociado a la naturaleza y el destino. Para ellos Dios, el logos, o el universo, era entendido como una enorme estructura de causas y consecuencias en donde todo ocurría por necesidad. Esta concepción de Dios ligada a la naturaleza o el universo fue conocida como "panteismo".

No siempre se ha pensado en Dios como un ser creador. Para los estoicos el mundo era eterno, no había sido creado. Pero tenía una forma de ser, una razón y un modo de funcionar. Nada era por azar. Esto les permitía pensar que la razón humana podría comprender los secretos del universo. El hombre moderno no dejó de creerlo. 

Baruch de Spinosa, un filósofo judío excomulgado por la sinagoga y maldecido por hereje, retomó el panteísmo de los estoicos y sostuvo que Dios era la totalidad de las cosas, el conjunto de todo lo que existe visto en su unidad, en su perfección, en su infinitud y su eternidad. Una sustancia única que existe por sí misma y en la que todo lo demás existe en tanto parte de ella. Según sus propias palabras "todo lo que es, es en Dios, y nada puede ser ni ser conocido sin Dios". Las piedras, los animales, las estrellas, nosotros mismos somos atributos de Dios. 

Decía Spinosa: 
"Existen personas que imaginan un Dios con características humanas, con cuerpo y alma; sujeto a pasiones. Esto es inconcebible. Dios no puede tener forma humana porque esta es limitada, y tal aserto, aplicado a Dios es absurdo. Dios es infinito"
No deja de asombrar que uno de los grandes científicos modernos, Albert Einstein, haya declarado que tiene la misma concepción de Dios que Spinoza. De ahí su empeño en separar el concepto de Dios del de religión. En una escrito confiesa:
"No puedo imaginarme a un dios que premia y castiga a los objetos de su creación, cuyos propósitos han sido modelados bajo el suyo propio; un dios que no es más que el reflejo de la debilidad humana. Tampoco creo que el individuo sobreviva a la muerte de su cuerpo: esos no son más que pensamientos de miedo o egoísmo de lo mas ridículo."

Y también ha llegado a decir:
"El Dios judío es una tentativa de fundar sobre el miedo una ley moral, es una tentativa lamentable y deshonrosa".

Los grandes descubrimientos científicos mostraban que el universo era como una máquina perfecta, regida por leyes sumamente rigurosas. Otro científico que creía en Dios, a su manera, fue Newton, quien dijo:

"Este bellísimo sistema del sol, los planetas y los cometas solo podría proceder del consejo y el dominio de un Ser inteligente y poderoso"
Newton adhería a una postura filosófica muy popular en el ámbito intelectual de los siglos XVII y XVIII: el deísmo. Para los deístas la razón (y no la revelación o la fe) nos pueden demostrar la existencia de Dios, tal como lo creía Descartes.

Sin embargo la idea de Dios siempre tuvo sus detractores. Hume, como buen empirista pensaba que el único conocimiento posible era el que nos provee la experiencia, y que en el fondo este no tiene un fundamento más que la costumbre. Solo por el hábito, la costumbre, por la repetición de determinados hechos, inducimos leyes generales.

El escepticismo de Hume respecto a todo conocimiento es absoluto, más aún aquel que nos garantice la existencia de Dios, porque nosotros no tenemos una experiencia directa de Dios, no se nos presenta ante nuestros sentidos.

Pero sin embargo es una idea, y resulta que no todas las ideas son ciertas.
“La idea de Dios, refiriéndonos a un ser infinitamente inteligente, sabio y bueno, surge de la reflexión sobre las operaciones de nuestra propia mente, y de aumentar sin límites aquellas cualidades de bondad y sabiduría”

La idea de Dios es una Idea compleja compuesta por nuestra mente. Lo mismo sucede con la idea de ángel, la idea de una montaña de oro. Podemos formar una idea a partir de distintas impresiones ya conocidas, como la impresión de montaña y la impresión de oro, pero al fusionarlas formamos una idea que no podemos constatar en la realidad, de la cual no tenemos experiencia alguna. Explica el filósofo Gaarder:
"Tenemos, una idea «compuesta» que consta de algo infinitamente inteligente, algo infinitamente sabio y algo infinitamente bueno. Si nunca hubiéramos conocido la inteligencia, la sabiduría y la bondad, nunca podríamos haber tenido tal concepto de Dios. Quizás también esté en nuestra idea de Dios el que sea un «padre se­vero pero justo», es decir, una idea compuesta por «padre», «severo» y “justo». Después de Hume, muchos críticos de la re­ligión han señalado que el origen de esa idea de Dios puede encontrarse en cómo percibíamos a nuestro propio padre cuando éramos pequeños. La idea de un padre ha conducido a la idea de un «padre en el Cielo», se ha dicho." (Gaarder, El mundo de Sofía)

Kant tomó las críticas que Hume había hecho, no solo a la idea de Dios sino a varias ideas metafísicas, como la idea de Causa, o la Idea de Alma. Y a pesar de todas sus diferencias concluye como él que es imposible conocer a Dios. Y sin embargo no podemos dejar de pensar en él.

En uno de sus libros más importantes, la Crítica de la razón pura, dice:
“Tiene la Razón humana el singular destino, en cierta especie de conocimientos, de verse agobiada por cuestiones de índole tal que no puede evitarlas, porque su propia naturaleza las crea, y que no puede resolver, porque a su alcance no se encuentran”
Para Kant pensar la existencia de cualquier idea metafísica (Dios, alma, mundo) nos conduce a una antinomia. Una antinomia es un conflicto en el que la razón entra cuando pretende pensar aquello que no le es dado; al hacerlo puede pensar en dos posiciones totalmente contradictorias, con fundamentos totalmente válidos. Se puede demostrar racionalmente tanto que Dios existe como que Dios no existe, pero no se puede saber si realmente existe o no.

El hombre piensa lo absoluto; pero pensar no es conocer, puesto que para que haya conocimiento tiene que unirse al pensar la presencia del objeto, cosa que aquí no ocurre.


Por lo tanto, desde el punto de vista del conocimiento humano, no se puede afirmar la existencia de Dios. Sin embargo, por la misma razón, tampoco se la puede negar:
“¿De dónde y cómo puede uno deducir, por medio de la pura especulación de la razón, la evidencia de que no existe un ser supremo como fundamento primero de todo…? "
Por eso la conclusión de Kant no es pesimista, no cree que Dios no existe por no poder conocerlo. Por eso sostiene con cierto orgullo:
"Tuve que suprimir el saber para dejar sitio a la fe"
De todos los filósofos, Nietzsche fue el más crítico con la idea de Dios. Él dijo una de las frases más polémicas de la historia de la filosofía: "Dios ha muerto". Esto lo dijo en el siglo XIX y todavía hoy se sigue cuestionando su significado.

Lo primero que llama la atención de la frase de es que dice que Dios “ha muerto", con lo cual se supone que tiene que haber vivido. Pero ¿Cómo puede Dios vivir y luego morir? ¿Qué clase de Dios es este? o mejor aún ¿A qué se refiere con Dios?


La idea de Dios, según Nietzsche, es una ficción inventada por el hombre en su afán de dominio y sometimiento. Por eso puede morir, como toda idea creada por el hombre, como cualquier creación histórica.

De ahí esa afirmación irónica:
“¿Cómo? ¿Es el hombre sólo un error de Dios? ¿O Dios sólo un error del hombre?”
Sin embargo, no solo debe pensarse en Dios como ser sobrenatural, creador, o un juez supremo. Nietzsche no se refiere solamente al Dios cristiano, al Dios creado por las religiones. En el pensamiento de Nietzsche Dios es el garante de objetividad. Con lo cual al decir "Dios ha muerto" quiere decir que ya no es posible ningún tipo de objetividad. El conocimiento, filosófico, científico (no solo el mítico-religioso) no son más que productos de la voluntad humana por ordenar (y dominar) la realidad. Por lo tanto, la muerte de Dios significa, en palabras de Gustavo Santiago, "desautorizar todo aquello que pretenda colocarse por encima del hombre, para desde allí, ejercer su control"

Como vemos, no todos los filósofos concuerdan en su concepción acerca de Dios, y el problema que gira en torno a Dios no solo tiene que ver con su existencia o inexistencia, sino también con su concepto, con su utilidad y el valor que tiene para nuestra vida.