martes, 27 de diciembre de 2016

Nietzsche, El problema de Sócrates


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El segundo título del Ocaso de los Ídolos es "el problema de Sócrates", allí Nietzsche ataca uno de los principales filósofos de la antigüedad, el maestro de Platón, el padre de la dialéctica y de la moral. Aquel que es considerado por muchos el primero de los filósofos, el más grande de Atenas, el más sabio, es bajo la mirada de Nietzsche un decadente; el triunfo de la filosofía socrática es un síntoma de la decadencia de la vitalidad griega. 
"Yo reconocía que Sócrates y Platón son síntomas de decadencia, instrumentos de la descomposición griega, antigriegos."
Ello se debe a que con Sócrates triunfan la razón y la moral, a partir de entonces la humanidad a comenzado un camino de desprecio y negación hacia la vida. 

Esculapio
Al comienzo del capítulo recuerda la última frase de Sócrates antes de morir. Este le dice a su amigo Critón: "le debemos un gallo a Esculapio. Paga mi deuda, no la olvides". Esculapio es el dios de la salud, un dios curador, un médico. Entonces dice Nietzsche:
"Vivir, significa estar enfermo durante mucho tiempo, yo debo un gallo a Esculapio por mi curación"
La muerte de Sócrates fue entonces un suicidio de un hombre cansado que ya no quería vivir:
"Sócrates quería morir; no fue Atenas la que le dio la copa de veneno, sino que él la tomo para si mismo"
Solo la muerte nos cura de la enfermedad que es la vida. Esta valoración de la vida atenta contra la vida nos dice Nietzsche, este es el comienzo de la decadencia, el principio del camino que luego va a recorrer con gusto el cristianismo.


Veamos qué aspectos de la filosofía de Sócrates son un síntoma de decadencia.

El primer aspecto que señala Nietzsche es el uso de la dialéctica, esa técnica, ese modo de discutir que tenía Sócrates, sumamente racional.
"los hombres honrados no llevan así sus razones tan a mano"
Ataca Nietzsche. Y también:
"Las cosas que son suceptibles de demostración tienen poco valor"
Ya había criticado el uso de la lógica y la razón en Más Allá del Bien y del Mal. Recordemos el siguiente fragmento:
"Tenemos que contar entre las actividades instintivas la parte más grande del pensar consciente, y ello incluso en el caso del pensar filosófico (...) La mayor parte del pensar consciente de un filósofo está guiada de modo secreto por sus instintos y es forzada por éstos a discurrir por determinados carriles. También detrás de toda lógica y de su aparente soberanía de movimientos se encuentran valoraciones o, hablando con mayor claridad, exigencias fisiológicas orientadas a conservar una determinada especie de vida"  (af. 3)
La razón no está ajena a los instintos, responde a ellos.  ¿Será
 "en Sócrates la dialéctica será sólo una forma de venganza?" "¿Es la ironía de Sócrates una forma expresiva de la rebelión? ¿Se venga de los nobles, a quienes fascina?"
¿Cómo pudo Sócrates (siendo feo y plebeyo) fascinar a los nobles? Nietzsche explica:
"Calladamente se preparaba en todas partes una misma cualidad de degeneración; la antigua Atenas tocaba a su termino (...) donde quiera los instintos estaban  en la anarquía."
 "Los instintos quieren ejercer la tiranía; había que encontrar un cantratirano más fuerte" 
Entonces
"Se vio en la racionalidad una tabla de salvación"
Por último, ¿cuál es el error de creer que con la racionalidad se encontrará la salvación de los instintos? La respuesta de Nietzsche es contundente:

"La cruda luz del día, la racionalidad a toda costa, la vida clara, consciente, prudente, sin instintos, en oposición a los instintos, fue una enfermedad; en modo alguno un retorno a la virtud, a la salud, ésta es la fórmula de la decadencia: en tanto la vida ascienda, la felicidad y el instinto son cosas iguales"




lunes, 26 de diciembre de 2016

Nietzsche, el ocaso de los ídolos




El Ocaso de los ídolos, o cómo se filosofa a martillazos es el anteúltimo libro que escribió Nietzsche, en 1889. El siguiente fue Ecce Homo, también en 1889, pero publicado después de su muerte. Y se sabe que comenzó la Voluntad de Poder, pero no terminó de escribirlo.

El libro comienza con una sección que se titula "dardos y sentencias". Son una serie de aforismos (44) que  tratan sobre diversos temas que luego retoma y desarrolla en distintas partes del libro. Uno de ellos (el 7) hace alusión a la idea ya desarrollada en el Zaratustra de la muerte de Dios y dice:

¿Cómo? ¿Es el hombre tan sólo un error de Dios? ¿O es Dios tan sólo un error del hombre?

Si Dios ha muerto es porque antes ha existido, y si ha existido es porque los hombres lo crearon (un determinado grupo de hombres) Por medio de estas dos preguntas no solo insinúa el filósofo del martillo que los hombres fueron los que crearon la idea de Dios, sino también que esta creación ha sido un error. Creación (ficción) y error son dos conceptos que están relacionados y explican cómo el hombre llegó a creer en sus ficciones como cosas reales, existentes en sí mismas. 

El aforismo 18 dice:
Quien no sabe poner su voluntad en las cosas, pone en ellas al menos un sentido: es decir, cree que hay en ellas una voluntad (principio de la «fe»).

Anteriormente se golpeó en el concepto de Dios y se encontró detrás la mano del hombre. Ahora se aclara que es la voluntad la que se encuentra detrás de todas las cosas. Quien no impone su voluntad acepta una voluntad, pero en el fondo no hay nada que no sea creado y movido por la voluntad. Zaratustra dice:
En todos los lugares donde encontré vida encontré voluntad de poder.

Muerte de Dios y voluntad de poder (dos conceptos claves de la filosofía Nietzscheana) están presentes en esta selección de aforismos que hace Nietzsche para iniciar este libro. Prestémosle atención a este segundo concepto. 


La “voluntad de poder” aspirara a ser dueña, es decir, a ordenar, a poseer el mando. Esto significa que la voluntad no posee un objetivo concreto, sino que anhela ejercer su poder en todos los planos.

Foucault nos previene que se puede cometer un grave error si se interpreta la voluntad de poder como el deseo de “alcanzar el poder”, como si este brotara de una sola fuente, como si fuera una herramienta que se posee y se tiene al alcance de la mano para cuando se lo necesita. El poder no es algo que se posee, sino algo que se ejerce, es la acción –el ejercicio- de llevar a cabo la voluntad. 

Otro aforismo -uno de los más duros y más difícil de digerir-, el 31, dice:
El gusano pisado se retuerce. Esa es su sabiduría. Haciendo esto disminuyen las probabilidades de volver a ser pisado.- En el idioma de la moral, esto se llama humildad.

En este aforismo Nietzsche ataca uno de los valores más elevados del cristianismo (otro ídolo).  Y lo que pretende Nietzsche en este libro es realizar una "transmutación de todos los valores":
Una transmutación de todos los valores (...) nos fuerza en todo momento a marchar hacia el sol, a sacudir toda seriedad gravosa, demasiado gravosa.

Nietzsche combate la pesadez y la seriedad de la moral por medio de una filosofía alegre, destructora, creativa. Su filosofía es vitalista porque realza el valor, la fuerza, la aventura, las empresas difíciles y solitarias. Hay sufrimiento en este camino, pero también hay felicidad. El último aforismo, el 44 dice:
Esta es mi fórmula de mi felicidad: un sí, un no, una línea recta, una meta. 

Y en el prefacio cita esta sentencia: 
  «Con la herida aumentan los ánimos y se robustece la fuerza.»

Muerte de Dios, Voluntad de Poder y Transmutación de todos los Valores, tres ideas centrales de la filosofía de Nietzsche pueden reconocerse por medio de algunos aforismos en esta primer parte del Ocaso de los Ídolos 


viernes, 16 de diciembre de 2016

bibliogtrafía obligatoria


¿Qué es la filosofía?


Etimológicamente filosofía significa amor a la sabiduría, con lo cual la filosofía no es un saber, sino una búsqueda, una reflexión, un cuestionamiento constante al saber. Si un filósofo lograse la sabiduría ya no sería filósofo, sería sabio. Pero el filósofo, si bien siempre anda rondando el saber, jamás cree poseerlo. El riesgo de creerse dueño del saber es caer en el dogmatismo.

Según Eduardo Rabossi ser filósofo es todo lo contrario a ser dogmático: 

"El filósofo puede llegar a convencerse de que existen verdades básicas. Pero no puede considerar que está eximido de fundamentarlas racionalmente, ni que pueden quedar al margen de la crítica racional. En el momento mismo en que admitiera tales cosas, dejaría de ser filósofo."

Sócrates fue uno de los primeros hombres en llamarse filósofo, justamente para contrastar con los antiguos sabios que pretendían poder explicar los orígenes del universo (Tales, Heráclito, Anaximandro). Sócrates en cambio dice “no saber nada”. Sin embargo esta conciencia de la ignorancia es lo que le permite querer salir de ella e ir en búsqueda. EL reconocimiento de la ignorancia es lo que le permite a Sócrates nuca darse por satisfecho y así indagar en los saberes de los hombres, cuestionarlos, criticarlos; pero también le exige buscar.

El reconocimiento de la ignorancia es un paso fundamental para empezar a filosofar, puede haber otros: la duda, el asombro, las situaciones límites. Todas estas cosas pueden movernos a filosofar, como dice Gambra “la filosofía es la actividad más natural del hombre”. 

El asombro es uno de estos motores que ponen en marca el filosofar. Jostein Gaarder (autor de “el Mundo de Sofía) dice que el asombro es lo único que precisamos para hacer filosofía, por eso los niños son muy buenos filósofos. Si dejamos de hacerla cuando crecemos se debe a la pérdida del asombro tras acostumbrarse a las cosas.

Así como la filosofía tiene sus amigos, tiene sus enemigos, Sócrates también los tuvo, estos fueron los sofistas y los relativistas. Estos afirmaban que todo era relativo. Si todo es relativo todo da igual, cualquier punto de vista es válido, no hay nada que valga más que otra cosa. Así la filosofía desaparece; si no hay una verdad, sin posibilidad de saber, lo único que queda es un ejercicio de fundamentación y refutación para que un punto de vista triunfe sobre otro. Pero poco importa cuál es el punto de vista de cada uno, dice Sócrates, lo que importa es la verdad, una verdad universal y válida para todos. Hay unos versos de Machado que sintetizan esta idea:
"¿tu verdad? no, La Verdad, y ven con migo a buscarla. La tuya, guárdatela"
Sócrates -y a filosofía- se escapa tanto de la liviandad del relativismo como de la arrogancia del dogmatismo. Busca la verdad, desea la sabiduría, pero jamás se da por satisfecha. Tan pronto cree llegar a un llano, un descanso, vuelve a emprender su examen. Dice Foucault: ¿qué es la filosofía hoy sino el trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo?


Bibliografía:



Sócrates, el hombre más sabio

“Tengo para mí —dijo en cierta ocasión— que un pétalo de flor o un
gusanito del camino dicen y encierran en sí mucho más que todos los
libros de la biblioteca. Con letras y palabras nada se puede decir.” 
                                                                                                                                   Hermann Hesse


Nunca escribió, y sin embargo fue considerado el padre de la filosofía. Manifestó su ignorancia respecto a todas los misterios de la naturaleza. Solo le interesaba los problemas del hombre: el amor, la justicia, el alma, la virtud, la felicidad. Se enfrentó a los sofistas, debido a su inmoralidad y su desinterés por la verdad. Confiaba en que se podía llegar a la verdad dialogando con los otros, examinándose a sí mismo y purgándose de los prejuicios.


Cuenta la historia que un amigo fue a consultar el Oráculo de Delfos para saber si era Sócrates "el hombre más sabio de toda Grecia" y este contestó afirmativamente. Sócrates recibió la noticia con humildad y picardía. Decía no saber nada, y que esa era la razón por la que andaba siempre cuestionándolo todo. Interpretó que el oráculo valoraba el reconocimiento de su ignorancia creyó que tenía la misión de “picar” a los ciudadanos como un tábano, para que estuvieran despiertos y se ocuparan por el cuidado de su Alma, porque “una vida sin reflexión no merece la pena ser vivida”.


Sócrates vs Antifonte el sofista

A-"Oh Sócrates, yo te considero una persona justa, pero de ninguna manera sabia, y me parece que tú mismo así lo reconoces al no cobrar retribución por tu compañía (…) Por ello, es evidente que si creyeras que tu compañía vale algo, no cobrarías por ella menos dinero del que vale. Por ello, es posible que seas justo, ya que no engañas a nadie por codicia, pero no puedes ser sabio, pues no sabes nada que valga algo.

S- Antifonte, nosotros creemos que tanto la belleza como la sabiduría pueden emplearse tanto de manera honesta como deshonesta. Si una mujer vende por dinero su belleza a quien se la pide, se la llama prostituta. Con la sabiduría ocurre lo mismo: los que la venden por dinero a quien la desea se llaman sofistas
."

Jenofonte, Recuerdos de Sócrates



Sócrates Vs. los relativistas

-"Me sorprende, que al principio de su libro “Verdad” (en referencia al libro de Protágoras, el relativista) no haya dicho que el cerdo u otro animal más ridículo aún,  son "la medida de todas las cosas"
Jenofonte, Recuerdos de Sócrates

El relativismo es la postura filosófica que afirma la inexistencia de una verdad absoluta (universal, objetiva). "Todo es relativo" es la fórmula que expresa su máxima sabiduría y que niega así todo tipo de conocimiento. Según esta posición solo existen distintos puntos de vista, miradas parciales de las cosas según el modo de ver y pensar de cada persona, y es imposible determinar cuál de las distintas miradas es cierta. Sintéticamente podríamos decir: "nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira"

           Decía Einstein:
"Pon tu mano sobre una estufa caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica bonita durante una hora y te parecerá un minuto"
Uno de los filósofos relativistas más conocidos fue Protágoras (siglo V a.C.), su sabiduría puede resumirse en la famosa frase:
"el hombre es la medida de todas las cosas"
Con este principio se elimina toda validez: una cosa será verdadera, justa, bella, de a cuerdo al parecer de cada uno. Uno de los pocos fragmentos de Protágoras que se conservan dice:


         "Digo, efectivamente, que la verdad es tal como he escrito sobre ella, que cada uno de nosotros es la medida de lo que es y de de lo que no es; y que hay una inmensa diferencia entre un individuo y otro, precisamente porque para uno son y parecen ciertas cosas y para otro otras"

 Si la teoría de Protágoras es cierta nadie está en mejor condición que otro para decir cuál es el punto de vista correcto, por lo tanto no hay nada correcto. Ni nada cierto. Ni nada seguro. 


La crítica de Sócrates al relativismo

Le dice Sócrates a Teodoro:

"Si las opiniones que se forman en nosotros por medio de las sensaciones, son verdaderas para cada uno; si nadie está en mejor estado que otro para decidir sobre lo que experimenta su semejante, ni es más hábil para discernir la verdad o falsedad de una opinión; si, por el contrario, como muchas veces se ha dicho, cada uno juzga únicamente de lo que pasa en él y si todos sus juicios son rectos y verdaderos, ¿por qué privilegio, mi querido amigo, ha de ser Protágoras sabio hasta el punto de creerse con derecho para enseñar a los demás y para poner sus lecciones a tan alto precio? Y nosotros, si fuéramos a su escuela, ¿no seríamos unos necios, puesto que cada uno tiene en sí mismo la medida de su sabiduría?"

Platón, Teeteto



Platón 
y el mundo de las ideas

Como su maestro Sócrates, Platón estaba convencido de la existencia de verdades absolutas. A diferencia del saber vulgar (Doxa), de las meras opiniones, cambiantes y contradictorias, existe un verdadero saber (Episteme), y este debe ser permanente, universal y objetivo.

Así como existe un verdadero saber y un falso saber, existe una verdadera realidad y una falsa. Una de las teorías más famosas de la historia de la filosofía es la teoría platónica de los dos mundos. 

Existen dos mundos o formas de ser de la realidad. Por un lado está el mundo sensible, el mundo que nos rodea y que a primera vista consideramos real. Este mundo para Platón es una mera apariencia. Es decir, existe, pero en un grado de realidad inferior al verdaderamente real. Es una mezcla de ser y no ser: es cambiante, imperfecto, perecedero, etc. Pasa constantemente del ser al no ser. 

Por otro lado tenemos el mundo de las ideas, un mundo que no podemos percibir por los sentidos pero que podemos comprender por medio de la razón. Este mundo se encuentra compuesto por las ideas (o esencias) y es perfecto, no cambia, no muere, no tiene principio ni final, es eterno. 

Tenemos entonces un mundo compuesto por las esencias (este es el ser más puro y perfecto) y en segundo lugar tenemos las cosas materiales (corruptibles, imperfectas, etc.). Cosas hay muchas, pero esencias hay una sola. Un ejemplo: hay muchos perros, de diferentes colores y tamaños, sin embargo son todos perros. Lo que estos animales tienen en común –a pesar de sus diferencias- es su esencia. Las esencias, por lo tanto, existen antes que todo, y las cosas no son sino “copias mal hechas” de este original que son las esencias. 

Esta teoría también está representada en la famosa alegoría de la caverna. El prisionero que escapa de la caverna es el filósofo, quien por medio de la razón escapa a los falsos saberes y las apariencias que le presentan los sentidos. Por medio de la razón el filósofo se eleva hacia el mundo inteligible o mundo de las ideas, donde encuentra las esencias puras de las cosas.


Gaarder, El mundo de Sofía
Platón: ¿el huevo o la gallina?

"Platón pensaba que todo lo que vemos a nuestro alrededor en la naturaleza, es decir, todo lo que podemos sentir y tocar, puede compararse con una pompa de jabón. Porque nada de lo que existe en el mundo de los sentidos permanece.

Lo que dice Platón es que no podemos saber nada con seguridad sobre algo que cambia constantemente. Sobre lo que pertenece al mundo de los sentidos, es decir, lo que podemos sentir y tocar, sólo podemos tener ideas o hipótesis poco seguras. Sólo podemos tener conocimientos seguros de aquello que vemos con la razón.

Veamos un ejemplo: imagínate que te encuentras en la naturaleza con una piña completamente redonda. A lo mejor dices que te «parece» redonda, mientras que tu amiga Jorunn dice que está un poco aplastada por un extremo. (¡Y empezáis a pelearos!) Por otra parte, podéis estar totalmente seguras de que la suma angular de un círculo es 360º. En este caso, os pronunciáis sobre un círculo ideal, que a lo mejor no se encuentra en la naturaleza, pero que, en cambio, es fácil de visualizar en la cabeza.

«¿Qué fue primero? ¿La gallina o la "idea de gallina”?». Esta pregunta era casi tan difícil como aquella vieja adivinanza sobre la gallina y el huevo. Sin huevo no hay gallina, pero sin gallina tampoco hay huevo. ¿Sería igual de complicado encontrar qué fue antes: la gallina o la «idea de gallina». Sofía se daba cuenta de lo que Platón quería decir?. Quería decir que la «idea de gallina» existió en el mundo de las Ideas muchísimo antes de que hubiera gallinas en el mundo de los sentidos. Según Platón, el alma había «visto» la propia «idea de gallina» antes de meterse en un cuerpo. ¿Pero no fue sobre este punto sobre el que Sofía había llegado a la conclusión de que Platón se había equivocado? Una persona que no ha visto una gallina viva, ni ninguna imagen de una gallina, no podrá tener ninguna «idea de gallina».

Conclusión: Platón pensaba que tenía que haber una realidad detrás «del mundo de los sentidos», y a esta realidad la llamó el mundo de las Ideas. Aquí se encuentran las eternas e inmutables «imágenes modelo», detrás de los distintos fenómenos con los que nos topamos en la naturaleza."



Descartes
Duda y certeza

"Para ser buscador de la verdad es necesario que al menos una vez en tu vida dudes, tanto como sea posible, de todas las cosas". Descartes

Descartes es considerado el padre de la modernidad. Su preocupación principal era determinar la fuente del conocimiento que nos garantizara el acceso a la verdad. Como no disponemos de un criterio para determinar qué cosas son verdaderas y que cosas son falsas, Descartes decidió adoptar la duda como método, para poner en duda todo y así poder llegar a alguna “certeza”, a algún conocimiento del que no se pudiera dudar. 

Para empezar puso en duda la tradición, Si algunas cuestiones sostenidas por la tradición han resultado falsas, como la explicación geocéntrica de la estructura del universo, también podría fallar en otros aspectos que aún no hayamos descubierto.

Luego, al igual que Platón, puso en duda los sentidos, puesto que muchas veces nos hacen creer cosas que no son. Pero por si quedan dudas desarrolla la hipótesis del sueño: 

"¿Y si todo esto que vemos, el mundo físico que describen los científicos, no fuera más que un sueño?... En los sueños y las alucinaciones también veo un mundo llenos de cosas que se mueven... ¿Cómo sé yo que todo este mundo que tengo ante mí no es una creación de mi mente? … ¿No son acaso los colores o los sonidos “efectos” que se generan en mi cerebro?... ¿Por qué no pensar que también las cosas, con sus volúmenes y sus movimientos, no sean más que imaginaciones mías?... ¿No podría ocurrir todo en el espacio imaginario de mi mente y durante el tiempo que tardo en imaginarlo?"


 durante los sueños consideramos tan real aquello que vemos como en la vigilia, sin que podamos diferenciar claramente un estado de otro. ¿Cómo podemos saber entonces que ahora no estamos soñando? Todas las imágenes, los olores, los sabores pueden reproducirse en los sueños, haciéndonos creer que lo que percibimos es real.

También dudó de la razón (Y en esto dio un paso más allá que el resto de los filósofos) recurriendo a una hipótesis muy famosa y un tanto ridícula, la hipótesis del genio maligno:

“podría existir un genio maligno, que a diferencia de Dios, es un ser sumamente poderoso y perverso, que nos hizo deiformes para confundirnos en nuestros pensamientos y mantenernos así en el error”. 

El genio Maligno podría ser un Dios malvado, o una especie de Matrix que nos presenta un mundo irreal y nos hace creer en él. Tan poderoso es este genio que se mete incluso en nuestros pensamientos. Ante esta hipótesis tampoco se puede confiar en la razón. Sin embargo hay algo de lo que no podríamos dudar…"Pienso, existo" dice Descartes en una exclamación. Por fin una certeza. 

¿Qué significa esto? Aún cuando podamos poner en duda todo, no podemos dudar de nuestra existencia, de nuestras dudas y nuestros pensamientos. Para ser engañados es necesario que existamos. La misma duda, y nuestra actividad de pensar, es una prueba de nuestra existencia. Pero la existencia que queda probada por Descartes no es solo la existencia de la personalidad individual, sino la existencia del único ser que piensa, el hombre, el sujeto del conocimiento. A partir de la modernidad el sujeto se convirtió en el nuevo objeto de conocimiento. 


El Argumento ontológico y el racionalismo


Descartes quería llegar a una verdad (una certeza) para luego a partir de ella empezar a construir un conocimiento seguro. A partir de la primera certeza se puede comenzar a deducir. ¿Qué soy yo? Se pregunta Descartes: una cosa que piensa y ¿Qué es lo que hay en el pensamiento? Hay distintos tipos de ideas (adventicias, ficticias e innatas) pero una de ellas llama poderosamente la atención: la idea de Dios, una idea innata.

Todos tenemos la idea de Dios, y esta no puede haber sido creada por nosotros mismos, pues “de lo finito no puede surgir lo infinito” asegura Descartes. Esta idea tiene que haber sido puesta por Dios en nuestra mente para que sepamos de él. Uno de los argumentos más famosos de la existencia de Dios es el argumento ontológico y dice más o menos así: la idea de Dios es la idea de un ser perfecto, si es perfecto no puede faltarle la existencia. Por lo tanto, Dios existe.

Una vez demostrada la existencia de Dios se elimina la posibilidad de que exista un genio malvado que me haya creado con la mente retorcida para que me equivoque cada vez que pienso. Por el contrario, Dios es garantía de verdad, él nos hizo y nos dio la razón para que pudiéramos conocer. Solo el conocimiento otorgado por la razón es verdadero. Esta postura filosófica fue denominada racionalismo.



Nietsche, la filosofía del martillo



“En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento.” Nietzsche



La crítica al conocimiento. Verdad y el poder

Según Nietzsche el conocimiento no es más que una ficción que se ha vuelto una firme creencia. Con Nietzsche aparece por primera vez en la historia de la filosofía la idea de que el conocimiento es un invento humano, y este no nos dice nada de cómo son las cosas, solo nos hablan de cómo son los hombres. 

El hombre es según Nietzsche el animal más débil, pero para sobrevivir hizo uso de la razón. Allí radica la fortaleza del hombre. Sin embargo la razón no sirve para conocer, sino para dominar.

Los hombres crearon el “conocimiento" con el fin de dominar, de domesticar a “los peligrosos”, a “los fuertes”, a “los creadores”, a los "inmorales", a los que se apartan de la tradición y de las mayorías. Para poder frenarlos es que ser ha inventado la moral, las religiones, la ciencia, etc. Todos estos discursos que se adjudican poseer la verdad solo buscan ejercer el poder y normalizar conductas.

La verdad, por lo tanto, existe; pero en tanto creación humana, como resultado de un enfrentamiento, de una lucha de poder. Pero esta no es la verdad que siempre han buscado los filósofos, la esencia platónica, la verdad eterna y universal. De ahí la famosa frase: “Dios ha muerto”. La muerte de Dios simboliza la muerte de toda verdad absoluta (en todos los ámbitos) y un desenmascaramiento: que detrás de toda verdad se oculta una voluntad:
“Un impulso a acercarse a algo o a separarse de algo, sin un sentimiento de querer lo provechoso y evitar lo nocivo, no existe en el hombre” 
Todo conocimiento, por lo tanto, es el producto de una lucha de fuerzas en donde unas someten y otras son sometidas, del resultado de esa lucha surge la verdad. 

 Dice Foucault, en  La Verdad  y las Formas Jurídicas:
Para Nietzsche, el conocimiento es de la misma naturaleza que los instintos, no es otra cosa que su refinamiento (…) el conocimiento es simplemente el resultado del juego, el enfrentamiento, la confluencia, la lucha y el compromiso entre los instintos. Es precisamente debido a que los instintos chocan entre sí, se baten y llegan finalmente al término de sus batallas, que hay un compromiso y algo se produce. Este algo es el conocimiento. Dice Nietzsche que es como «una centella que brota del choque entre dos espadas» 
Por lo tanto, si queremos conocer las cosas no debemos buscar inocentemente las esencias platónicas, sino reconstruir la historia que dio origen a esa verdad. El método de Nietzsche es la “genealogía”, esto es, la búsqueda de la procedencia de determinadas ideas, valores, prácticas, etc. Las preguntas sobre la verdad no son ya ¿qué es real? o ¿Qué es cierto? sino ¿de dónde procede tal idea? ¿Por qué se dice que eso está bien?¿Quién inventó el concepto de bien y para qué? ¿Con qué fines? Y por otro lado, si la verdad la crea el hombre, entonces no tiene sentido preguntarse cómo son las cosas. Lo que debe importarnos es ¿de qué manera queremos que sean? Es por eso que dice:
“La falsedad de un juicio no es para nosotros ya una objeción contra él; acaso sea en esto en lo que más extraño suene nuestro nuevo lenguaje. La cuestión está en saber hasta qué punto ese juicio favorece la vida”

La crítica a la razón

A lo largo de la historia de la filosofía se ha tomado a la razón como el rasgo distintivo del hombre, aquel medio que le posibilita el acceso verdad (así lo entendían Sócrates, Platón, y Descartes, entre otros) El error de todos los filósofos ha sido otorgarle independencia y autonomía a la razón, sobrevalorándola y otorgándole poderes que no tiene. Para Nietzsche no existe la razón pura, libre de instintos. La razón está unida a los instintos y responde de un modo secreto a ellos. Dice en Más Allá de Bien y del Mal:
"La mayor parte del pensar consciente de un filósofo está guiada de modo secreto por sus instintos"
Por debajo de toda razón, de toda lógica, se encentra una voluntad. El hombre –incluso hombre de conocimiento- no busca la verdad, sino ejercer el poder: mandar, dominar. Las razones siempre vienen después de una decisión tomada de antemano, y solo sirven para “decorar” u “ocultar” esta voluntad. Por eso dice: “los hombres honrados no llevan así sus razones tan a mano". De este modo revela un acto de hipocresía en aquellos hombres que creen que con argumentos desinteresados llegan a la verdad. La crítica de Nietzsche por lo tanto se dirige a toda la historia de la filosofía, ya que los filósofos siempre se han abrazado a la razón y han ocultado su voluntad. 


La crítica a la moral 

Si bien Nietzsche tuvo muchos enemigos, dos fueron los principales: Platón y el cristianismo (platonismo para el pueblo). 

Tanto Platón como el cristianismo plantean en una realidad que se encuentra más allá de esta vida. La idea de una felicidad futura (el paraíso, o el retorno al mundo de las ideas) nos permite tolerar la vida. Pero pretender una eternidad o un futuro sin sufrimientos es según Nietzsche un desprecio hacia la vida, por eso califica al cristianismo como una enfermedad, en el sentido de debilidad de la voluntad. Solo una voluntad débil, temerosa, cansada de vivir puede haber creado una religión en la que lo más esencial de la vida (la voluntad) está ausente. En la Genealogía de la Moral dice: 
"Cristianismo ha sido desde un principio, esencial y fundamentalmente, asco y cansancio de la vida misma, que se disfrazaba bajo la fe en otra vida mejor" 
El cristianismo ha sido una moral de esclavos que a lo largo del tiempo fue domesticando a los hombres hasta convertirlos en ovejas obedientes que siguen al rebaño. Lo más difícil de todo según Nietzsche es mandar, y sobre todo mandarse a uno mismo. El cristianismo nos ahorra este esfuerzo, solo nos exige obedecer, y obedecer siempre es más fácil que mandar. 

También la moral racionalista de Sócrates es un síntoma de debilidad. En el Ocaso de los Ídolos afirma: 
"La cruda luz del día, la racionalidad a toda costa, la vida clara, consciente, prudente, sin instintos, en oposición a los instintos, fue una enfermedad; en modo alguno un retorno a la virtud, a la salud, ésta es la fórmula de la decadencia: en tanto la vida ascienda, la felicidad y el instinto son cosas iguales" 

La lucha de Nietzsche es contra de la razón y la moral que nos dominan y reprimen. Al revés de lo que pensaba Platón, el alma (la razón, la moral) es la cárcel del cuerpo. Los instintos se ven atados, al no poder liberarse se vuelven contra sí mismos pervirtiéndose, degenerándose, o bien se debilitan. Así, la vida, cuanto más racional, cuanto más civilizada, se vuelve cada vez más pobre, decadente.


viernes, 21 de octubre de 2016

¿Qué es el arte? Teoría institucional


Rueda de Bicicleta Marcel Duchamp



Cuando visitamos una muestra de arte contemporáneo, si en un rincón de la galería encontramos un balde, un secador y un trapo de piso, la primera reacción ya no es preguntarnos si alguien olvidó retirar esos elementos de limpieza. Pensamos: ¿es una instalación? El malentendido termina en cuanto advertimos una etiqueta (o la ausencia de ella) consignando autor y título de la obra (probablemente “sin título”). Unos pasos más allá protagonizamos la misma comedia ante un matafuegos. Es el desconcierto al que estamos acostumbrados: cualquier cosa puede ser arte. Sin embargo, el gesto de buscar un autor, un título, parece mostrar lo contrario. Para que algo sea arte debe ser reconocido como obra. Qué es arte y qué no lo es –según esta perspectiva– se determina de acuerdo con lo que sostenga “el mundo del arte” en cada contexto. Esta teoría institucionalista acerca de lo que es el arte es aquello contra lo que Arthur Danto escribe en este libro, en busca de una definición del arte que no vacila en llamar “universal”. Esto es, una definición que pueda dar cuenta tanto de una tragedia griega como de la obra de Leonardo o el mingitorio de Duchamp. Danto advierte que el institucionalismo no llega a explicar cuál es la razón para que “el mundo del arte” (curadores, coleccionistas, críticos, artistas) establezca, en cada caso, si estamos o no ante una obra de arte. Esta idea “se asemeja de algún modo a ser nombrado caballero: no todo el mundo puede hacerlo, tiene que ser obra de reyes y reinas (...). Algún rey chiflado podrá otorgar el título de caballero a su propio caballo”, escribe el autor de Después del fin del arte.


Duchamp "Fuente"

Entonces, ¿qué es aquello que hace que una cosa sea arte? Debe tratarse de una condición necesaria en la obra, de una propiedad esencial sin la cual un objeto no puede entenderse o interpretarse como arte. Danto cree haber encontrado una respuesta satisfactoria. Por un lado, señala que el arte no es otra cosa que la historia del arte; al mismo tiempo, esa historia nos dice que el arte es ante todo un “significado encarnado”. Los grandes maestros del Renacimiento comparten con Picasso, Bréton y John Cage el hecho de que tanto unos como otros se dedicaron –de muy distintas maneras– a encarnar significados. Para Danto, el arte no es de ningún modo un “concepto abierto”; por el contrario, es muy cerrado. Y es precisamente ese cierre el que nos obliga a abrir la mente, a reflexionar y modificar nuestro punto de vista; el arte nos invita siempre a descubrir e interpretar significados encarnados en un objeto, una materia (piedra, lienzo, película, cosas tomadas de la vida cotidiana o apenas un fragmento de silencio) que percibimos.




En 1964, Andy Warhol exhibió sus Cajas Brillo en la Stable Gallery. Danto estuvo allí: “Era una de las galerías más bonitas de Nueva York, aunque al entrar uno creía haber cometido un error, pues aquello parecía un almacén de supermercado”, recuerda. Las cajas de Andy eran exactamente iguales a las exhibidas en cualquier góndola, aunque sólo eran iguales visualmente. Las del mercado eran de cartón, Warhol las hizo hacer de madera. Unas contenían en su interior lo que la caja anunciaba, estropajos; las otras estaban vacías. Podrían haber contenido el mismo producto y las cajas de Warhol seguirían provocando el impacto que, de hecho, causaron en el propio Danto. No había forma de hacer visible la diferencia entre las cajas “reales” y la “obra”. Hacer del arte algo indiscernible de lo real es el aporte fundamental que Danto atribuye a Andy Warhol. Es el fin del arte tal y como había sido entendido hasta entonces. Y no se trata de que ya no haya diferencia entre arte y realidad; las diferencias siguen existiendo, pero son invisibles. Las Cajas Brillo de Warhol no significan lo mismo que las cajas en el supermercado: “La explicación de que un significado encarnado es lo que convierte un objeto en una obra de arte sirve tanto para la obra de David como para la de Warhol. De hecho, sirve para todo lo que es arte. Cuando los filósofos supusieron que no existe ninguna propiedad que compartan todas las obras de arte; estaban buscando sólo propiedades visibles. Pero son las propiedades invisibles las que convierten algo en arte”, escribe en “Sueños despiertos”, el primero y más extenso de los textos incluidos en Qué es el arte. Las Cajas Brillo implican para Danto un acontecimiento decisivo, incluso una auténtica revelación del estatus ontológico del arte. La radical (y hasta ridícula) indiferenciación entre arte y realidad en la escultura de Warhol es el punto final de dos mil quinientos años de debates, búsquedas y querellas a propósito del arte entendido como “imitación”.



De arte somos
DOMINGO, 11 DE AGOSTO DE 2013
    Por Mariano Dorr




Warhol y el arte Pop




El arte pop sugiere lo cotidiano, y los artistas pop de Inglaterra y los EE.UU., en efecto, querían representar elementos populares y cotidianos de una manera artística.  Anteriormente, el arte expresionista abstracto  había desterrado los objetos cotidianos de sus imágenes. Ahora, de repente, el cine y estrellas del pop, políticos famosos, coches, señales de tráfico, los paquetes de cigarrillo, latas de cerveza y banderas empezaron a aparecer en el arte, como la gente los conocía de las revistas de moda, supermercados o de la calle” Warhol Jackson

El arte pop es sólo otra dirección artística que existía en gran parte en el marco familiar del arte moderno, y abrió la puerta a un nuevo arte y una nueva concepción del arte.

Warhol generó discusiones en cuanto al papel del artista en una obra. Se lo consideraba artista por solo firmar ciertas obras sin haberlas creado? Recordemos que él dirigia a sus asistentes para luego firmar las obras. Sin embargo, muchas otras obras él si las pintó. La idea era del artista por lo tanto es su obra aunque solo la dirigiese.




Las obras de Warhol eran realmente creadas bajo las instrucciones del artista como se lo haría en una línea de producción de fábrica. Su ideal era crear 4000 obras de arte al día. En realidad solo llegó a crear 2000 en dos años, lo que significaba 3 por día.

El observar sus obras tiene como resultado el poder disfrutar y apreciar las cosas que conforman nuestra vida cotidiana de una manera mas simple, con mucho menos esfuerzo. El  arte tradicional típicamente requiere una  información histórica y un gusto refinado .

Otro tema a discutir fue que Warhol tomó las imagenes que pertenecian a otras personas y de ahi las usó para hacer su serigrafias. Pero al margen de la fama y de la polémica, sigue siendo uno de los artistas más influyentes del siglo XX debido a su revolucionaria obra.



Fuente:

martes, 11 de octubre de 2016

¿Qué es el arte? el renacimiento y el expresionismo


Tanto en la antigüedad como en la edad media, la pintura y la escultura eran consideradas actividades vulgares porque requerían "ensuciarse las manos", eran oficios que estaban al mismo nivel que cualquier otra "manualidad". Solo las "artes liberales" como la retórica o la música tenían algún prestigio dentro de sociedad. Ser artista era lo mismo que ser artesano, y estaba mal visto por aquellos que ejercían alguna disciplina teórica como la filosofía. Por eso no existían mayores preocupaciones por cuestiones estéticas. Pero a partir del renacimiento el concepto de arte, su función y su valor cambiaron rotundamente. 

El arte dejó de ser mera imitación y pasó a ser un modo creación y de expresión humano, y por lo tanto diferente de la artesanía. También cambió el estatus del artista, que dejó de ser un trabajador manual para convertirse en un "genio creador". 

La aristocracia comenzó a contratar a los mejores pintores para que los retratasen, y los artistas empezaron a recorrer las ciudades vendiendo sus obras y enseñando novedosas técnicas. El cuerpo humano era uno de los grandes temas del renacimiento, de ahí la importancia que le daban al retrato. Una de las obras más representativas de la época es la Mona Lisa, de Leonardo Da Vinci (1452-1519)




"Una sonrisa juega alrededor de la boca y los ojos, pero, ¿es burlona o melancólica? La joven parece mirar al espectador, pero también al mismo tiempo mira a lo lejos, o hacia su interior. El peculiar efecto queda acentuado por el paisaje onírico del fondo, donde además el artista ha dejado mucho más bajo el horizonte de la izquierda que el de la derecha. Tampoco las dos mitades de la cara son del todo iguales. Lo turbador de estos aspectos se contrapone con la tranquila armonía de las manos maravillosamente modeladas" http://www.biografiasyvidas.com/monografia/leonardo/gioconda.htm


El expresionismo

A partir de siglo XIX el expresionismo sostuvo que la esencia del arte era la expresión de emociones. La misión del artista por lo tanto, no es copiar, sino expresar, sacar a la luz lo que el artista lleva en su interior.

La genialidad del artista reside en primer lugar en haber encontrado un medio expresivo para expresar sus propios sentimientos. Pero al mismo tiempo es capaz de hacer que cualquier hombre, al contemplar la obra, se sienta identificado. De este modo el artista expresa lo que todos sentimos, pero que nadie puede expresar. Es por eso que Dewey dice: "todos nos volvamos artistas al contemplar una obra". 

La obra de arte, como la entienden los expresionistas, no solo debe limitarse a la belleza, la obra debe mostrar al hombre tal cual es, con sus defectos y  miserias. De esta manera se produce una gran ambigüedad en quien contempla la obra, porque por un lado lo emociona, despierta en él ciertos sentimientos, se siente comprendido por un personaje, o acompañado por una melodía.  Sin embargo, la persona que es interpelada por la obra de arte se maravilla con ella, le agrada, la considera bella, aunque su contenido sea horroroso. ¿Cómo puede lo feo gustarnos?.

Según Sábato, el arte tiene la capacidad de volver estas vivencias trágicas en algo bello. Llama la atención de este hecho en su novela Sobre Héroes y Tumbas. Allí explica que todas las obras de artes grandes, las más bellas, aquellas con las cuales nos regocijamos, han tenido su origen en la oscuridad, en la desesperación, en los sufrimientos más terribles. Pero como el fuego, la obra de arte consume los sufrimientos de toda una vida  para resplandecer en un momento fugaz, bellamente. Es así que el dolor puede convertirse en belleza, al desnudar el alma humana y plasmarla en un papel, en lienzo, o en una melodía.




Un gran representante del expresionismo es Edward Munch. En su famosa obra "el Grito" logra expresar la angustia y la desesperación existencial. El estado anímico del artista queda reflejado en estas líneas, que Munch escribe en su diario hacia 1892:

Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.




"El hombre ausente pero todo entero en los girasoles de Vincent van Gogh (1853-1890). Los girasoles han sido cortados de la planta y parecen vivos como si estuvieran aún en ella. Pero van camino hacia la muerte. Los tallos se curvan y luchan por mantenerse erguidos, firmes. Es la misma lucha entre la vida y la muerte que pueden experimentar los humanos. El mayor enigma de los famosos girasoles de Van Gogh está, precisamente, en apelación a lo humano estando ausente la imagen del hombre. Podríamos decir entonces, parafraseando a Cézanne, el hombre ausente, pero por completo en los girasoles de Van Gogh" Elena Oliveras





Campo de Trigo  con Cuervos, la última obra de Vicent Van Gogh

En primer plano contemplamos el punto de unión de los tres caminos que parten hacia diferentes direcciones; entre ellos, limitados con una línea verde que corresponde con las hierbas y la maleza, hallamos los campos de trigo en todo su esplendor, iluminados por la luz nocturna que tanto atrajo a Vincent durante toda su vida. Casi la mitad superior de la tela está ocupada por un cielo oscuro, excepto dos manchas arremolinadas que se aclaran ligeramente. Los cuervos revoletean por el trigal, obtenidos con trazos negros que acentúan su esquematismo. La factura rápida y empastada ocupa toda la superficie del lienzo, poniendo de manifiesto todo su más extremo sentimiento. El propio Vincent admitió que quería expresar tristeza y una extremada soledad cuando realizó este trabajo, transcurriendo unos delicados momentos por la dramática situación que atraviesa su hermano Theo y de la que él se siente responsable. Es ésta la razón por la que numerosos especialistas consideran a este lienzo como una especie de testamento pictórico, anticipando su trágico destino que pronto tendría lugar. El 27 de julio de 1890 Van Gogh sale por la tarde al campo que refleja en su esplendor en todos estos cuadros y se dispara un tiro. http://www.artehistoria.com/v2/obras/6045.htm

¿Qué es el arte? El realismo

Ron Mueck


En la antigüedad, y hasta el Renacimiento, el arte significaba destreza, como dice el escritor francés Paul Valéry, “La palabra ARTE primeramente significó manera de hacer”. 

En Grecia y Roma, en la Edad Media y en el Renacimiento, arte y artesanía no estaban diferenciados: ambos eran parte de la capacidad del ser humano para crear objetos. Sólo en la Modernidad adquiere autonomía la concepción del arte como un modo creación y de expresión humano, y por lo tanto diferente de la artesanía.

En las primeras definiciones de arte  se dividieron aquellas que requerían esfuerzo mental solamente (liberales) y las que exigían un esfuerzo físico (vulgares). Pintura y escultura eran vulgares, e infinitamente inferiores que las liberales. 

El término Bellas Artes se comenzó a utilizar en el siglo XVIII. Charles Batteaux indicó cinco: pintura, escultura, música, poesía y danza, y luego incorporó la arquitectura y la elocuencia. Esta lista fue modificada a lo largo de los últimos siglos de la historia moderna, perdiendo la elocuencia pero agregando al cine y a la fotografía. Incluso se dice que el noveno arte es la historieta, aunque algunos autores la toman como un puente entre el cine y la pintura. ¿Qué sucede entonces con la televisión, la moda, la publicidad, o con el arte callejero como los grafitis?



¿Esto es arte?
¿Qué diferencia hay entre el arte y la artesanía?
¿Quién dice lo que es y lo que no es arte?


Platón comprendía el arte como mímesis  (=imitación). Según Platón primero está la esencia, que es el objeto ideal, eterno e inmutable. Luego está el objeto físico, que es defectuoso y menos real que su esencia. Para Platón el objeto es una imitación o copia de la esencia. Por último está la representación artística del objeto, doblemente defectuosa, porque es una "copia de la copia" (solo la esencia es original) 

Durante más de dos milenios la teoría mimética ejerció la hegemonía. La función del artista durante todo este tiempo era la de mero imitador de la realidad. El artista crea pero su creación no es original sino una copia de lo ya existente. 

La teoría Platónica ha sufrido duras críticas a partir de la modernidad, sin embargo sigue estando presente en algunos movimientos artísticos como el hiperrealismo. 




Estas obras pertenecen a Hugo Laurencena, un pintor argentino naturalizado mexicano dedicado principalmente al hiperrealismo.






Ron Mueck es un escultor australiano que se destacó por su capacidad de reproducir "perfectamente" el cuerpo humano.



Algunos artistas que han refutado la teoría platónica del arte: 

"El arte no reproduce aquello que es visible sino que hace visible aquello que no siempre lo es" Paul Klee

"El arte es la mentira que nos permite comprender la verdad." Pablo Picasso



"No pinte demasiado copiando la naturaleza. El arte es una abstracción, extraiga de la naturaleza soñando frente a ella y piense más en la creación" Paul Gauguin