miércoles, 17 de agosto de 2016

ROUSSEAU



"El hombre nace libre, pero en todas partes se encuentra encadenado"



1712-1778 

Nació en Ginebra. Huérfano de madre, pronto comenzó una vida de peregrinaje por distintas ciudades ejerciendo distintos trabajos. Su interés musical le llevó a París, donde contactó con los enciclopedistas. A partir de 1750 su fama se extendió por Europa a través de sus distintas obras siendo estas prohibidas en diferentes países. Sus ideas influyeron en gran medida a la Revolución francesa.

Rechazó la idea de progreso ilustrada sosteniendo que la ciencia, la técnica, las instituciones políticas y en general eso que llamamos cultura y civilización no mejoran al hombre, sino que son el origen de la desigualdad entre los hombres, corrompen su inocencia y bondad naturales y tienden hacerlo más infeliz. Tras su apariencia refinada y culta, la sociedad es un puro artificio que ha hecho peor al ser humano enseñando el lujo y el goce y desvalorizando las cualidades morales.

EL gran aporte de Rousseau al pensamiento político es su teoría del contrato social con la que pretende explicar cuál pudo haber sido el origen del Estado.

Para explicar cómo era el ser humano antes de la aparición de la sociedad y del Estado Rousseau elabora la hipótesis del “buen salvaje”. El hombre en estado de naturaleza es un bruto feliz con dos tendencias naturales, el instinto de supervivencia y la compasión, un sentimiento que lleva al ser humano a evitar el sufrimiento innecesario a los demás, es bueno y es pacífico.

Al aparecer la propiedad privada el hombre natural perdió su inocencia porque con ella aparecieron las desigualdades sociales. Éstas son el resultado de la capacidad de algunos de adueñarse de los recursos naturales y reducir a los demás a una situación de dependencia económica.

En este punto, los propietarios se convencen y convencen a los demás de la necesidad de crear una sociedad política fundada en la propiedad y en una autoridad que la defienda.

Este es el origen del estado moderno que basado en el derecho a la propiedad privada, ha legitimado la desigualdad y la injusticia, corrompiendo la naturaleza del hombre.

Sin embargo Rousseau no plantea volver al estado primitivo, sino realizar un nuevo pacto o contrato social con el que los hombres recobren la libertad e igualdad perdidas. Es el pueblo, mediante la ratificación de la voluntad general, el único calificado para establecer las leyes que condicionan la asociación civil, ya que por naturaleza todos somos iguales y ningún hombre tiene autoridad sobre otro; sólo puede ser legítima aquella autoridad que surja de un acuerdo entre los hombres.


John Locke


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1632, 1704


Pensador británico, uno de los máximos representantes del empirismo inglés. Sin embargo se destacó especialmente por sus estudios de filosofía política, en los que sentó las bases del pensamiento político liberal. Fue el teórico de la «revolución inglesa». Su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva en la constitución política del Reino Unido y la independencia de los Estados Unidos. Defendía la soberanía popular, el derecho a la rebelión contra la tiranía y la tolerancia hacia las minorías religiosas.

Locke partió de los principios del derecho natural al igual que Thomas Hobbes, considerando que el hombre vivía, en una época pretérita, en un estado de naturaleza en el que no existía ningún tipo de organización social ni política. Sin embargo, la visión que tiene Locke de este estado de naturaleza es menos catastrófica que en Hobbes ya que el hombre en esta situación o estado primitivo se regía por ciertas leyes naturales que le venían dadas por su razón. Estas leyes o derechos naturales son el derecho a la vida, a la libertad y la propiedad. 

Todos los hombres nacen libres, iguales e independientes. Por lo tanto ningún hombre tiene derecho a privar a otro de su libertad ni de hacerse con su vida. Dios ha dado la tierra en común a todos los hombres, sin embargo, en este estado de naturaleza existe el derecho de propiedad. Al trabajar la tierra el hombre se hace dueño de su fruto, y por lo tanto la tierra trabajada le pertenece. El derecho a la propiedad privada es según Locke un derecho "natural", al igual que el derecho a la vida y la libertad. 

Por otro lado, Locke establece ciertos límites para evitar la acumulación de bienes: 


"Cada uno tiene derecho a todo aquello que pueda adquirir mediante su propio trabajo, y nada más. En segundo lugar, cada uno tiene derecho a adquirir todo aquello que pueda consumir nantes de que se estropee, y nada más. Y cada uno tiene derecho a acumular siempre que deje en cantidad suficiente y de la misma calidad para los demás"

En el estado de naturaleza se impone entre los hombres el respeto mutuo de estos derechos, quedando limitados por los derechos de los demás. De ahí que no vivan en una guerra de todos contra todos ya que los individuos poseen el derecho a castigar a los infractores de estos derechos.

Los hombres, para Locke no son necesariamente buenos, ya que pueden violar los derechos de los demás; pero tampoco son necesariamente malos, porque cuentan con una "ley moral natural" descubierta por la razón que les impone límites a su conducta .

El problema que existe en el Estado de Naturaleza es que no hay una organización política que garantice el ejercicio de los derechos naturales y la aplicación de sanciones racionales y justas a los infractores. De ahí la necesidad del contrato social, por el cual todos los hombres deciden libremente vivir en una sociedad civil, organizada políticamente. 

Según Locke el "contrato social" es entre los individuos y los gobernantes. Por lo tanto La cesión de derechos que hacen los individuos es revocable y los políticos deben de actuar siempre en función del bien público y ser controlados por los ciudadanos. El poder político tiene un mandato popular y es responsable ante el pueblo del desempeño de su misión.

Además Surge la necesidad de que el poder del Estado se divida con el fin de limitar el poder del monarca o de aquél que ejerza el poder ejecutivo. Por lo tanto propone la división de poderes: el poder el legislativo (que incluye al judicial) y el poder ejecutivo, que debe estar vigilado y subordinado al primero.

El estado según Locke debe ser independiente del poder de la iglesia y no debe intervenir en cuestiones económicas. Su único fin es garantizar los derechos de los individuos, sobre todo el derecho a la libertad y a la propiedad privada.

El resultado es la creación de una Democracia Representativa.



martes, 16 de agosto de 2016

Thomas Hobbes



"El hombre es lobo para el hombre"



1588 - 1679


Filósofo ingles cuya obra es considerada como una de las fundamentales en la ruptura con la línea de la Edad Media y el inicio de la Modernidad. Sus descripciones de la realidad son tan brutales que sus libros fueron  quemados luego de haber sido tachado de ateo.

La filosofía política de Hobbes es una evidente reacción contra las ideas democráticas que a los ojos de Hobbes eran la causa del desorden y las guerras civiles en Inglaterra. Temía que la libertad condujera a la anarquía y el caos, por eso en su “Leviatán” (uno de los nombres bíblicos que se le dio al Diablo) fundamenta la necesidad de instaurar una monarquía absoluta que tenga que ser obedecida por todos sin excepción.  El problema que tenían los absolutistas en su momento era cómo fundamentar una monarquía sin recurrir a la iglesia y la religión, y Hobbes encontró la solución en la propia naturaleza humana.

En lo que Hobbes llama el estado natural, es decir, el estado en el que se encontraba el ser humano antes de la organización de la vida social, los seres humanos son iguales por naturaleza en facultades mentales y corporales, produciéndose, también de una forma natural, la compensación entre las deficiencias y las cualidades con las que la naturaleza ha dotado a cada cual. Cada ser humano busca su propia conservación, lo que da origen a la competición y a la desconfianza entre los seres humanos. En este estado natural no existen distinciones morales objetivas, por lo que dicha competición da lugar a un estado permanente de guerra de todos contra todos, en el que cada cual se guía exclusivamente por la obtención de su propio beneficio y, no existiendo moralidad alguna, no hay más límite para la obtención de nuestros deseos más que la oposición que podamos encontrar en los demás.

El estado natural, pues, es un estado de guerra permanente, el individuo depende para su seguridad de su propia fuerza e ingenio, no habiendo más límite para su acción que los que éstas le impongan, ni pudiendo esperar la colaboración de otros para conseguir sus propios objetivos. Tal concepción del estado natural es una consecuencia de la consideración previa negativa sobre la naturaleza del ser humano.

Sin embargo, hay aspectos en la naturaleza humana que posibilitan el acuerdo entre los hombres para formar un estado “artificial que asegure la consecución de dicha paz; estas son las “leyes de la naturaleza” que pueden ser descubiertas por la razón y que proveen al ser humano de un conjunto de normas -de egoísta prudencia- que hacen posible la salida del estado de natural.

La inseguridad a la que se ven sometidos los seres humanos en estado de naturaleza, y la razón, que comprende la existencia de leyes pero, al mismo tiempo, observa que dichas leyes no se cumplirán sin un poder coercitivo, público, respaldado por la fuerza y capaz de castigar a los infractores.

Por tanto, antes de que los nombres de lo justo o injusto puedan aceptarse, deberá haber algún poder coercitivo que obligue igualitariamente a los hombres al cumplimiento de sus pactos, por el terror a algún castigo mayor que el beneficio que esperan de la ruptura de su pacto y que haga buena aquella propiedad que los hombres adquieren por contrato mutuo, en compensación del derecho universal que abandonan, y no existe tal poder antes de que se erija una República.”

A diferencia de algunos animales, como las abejas y las hormigas, que viven de forma natural sociablemente, los seres humanos sólo pueden alcanzar esta convivencia social por medio de un pacto por el que se genera, simultáneamente, la sociedad civil y un poder común capaz de obligar a todos al cumplimiento del pacto suscrito. El pacto tiene lugar, pues, de cada hombre con cada hombre, "como si todo hombre debiera decir a todo hombre: autorizo y abandono el derecho a gobernarme a mí mismo, a este hombre, o a esta asamblea de hombres, con la condición de que tú abandones tu derecho a ello y autorices todas sus acciones de manera semejante".

Este poder común no puede hallarse dividido (contra la división de poderes) sino que ha de ser ejercido por "un hombre o una asamblea de hombres, que pueda reducir todas sus voluntades, por pluralidad de voces, a una sola voluntad”. Hay que hacer notar que el soberano no es parte del contrato, es decir, el contrato no se establece entre los súbditos y el soberano, sino exclusivamente entre los súbditos. De este modo Hobbes entiende que no hay obligación ninguna que limite la acción del soberano respecto a los súbditos.

Por lo demás, el contrato, la creación de la sociedad civil y del soberano son simultáneos, pues no podría surgir el contrato sin que surja simultáneamente un poder capaz de ponerlo en vigor.


sábado, 13 de agosto de 2016

Tomás Moro y la Utopía



1478-1535

Político y humanista inglés, Accedió al Parlamento Inglés, donde se hizo notar por sus posturas audaces en contra de la tiranía.  Fue amigo del rey Enrique VIII, lo ayudó a conservar la unidad de la Iglesia de Inglaterra. Sin embargo, cuando este rompió las relaciones con el Papado Moro no apoyó su decisión.
Fue acusado de alta traición.  Permaneció en prisión en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año.

Escribió una novela filosófica llamada  "Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía":  ou –“ningún”– y topos –“lugar”-, lo que permitiría explicar el término utópico como “lo que no está en ningún lugar”.

El libro describe una isla llamada Utopía donde llega a desarrollarse una sociedad perfecta. Mientras realiza una crítica mordaz a las condiciones sociales y económicas de su época,  describe un Estado que contiene algunas ideas que reaparecen posteriormente en el socialismo.

No existe la explotación comercial ni diferencias sociales, tan solo una sociedad agrícola cuya unidad central es la familia. Todos los ciudadanos viven en casas idénticas y la propiedad de los bienes era comunitaria. No existe ni propiedad privada ni dinero. Los medios de vida están asegurados para todos por igual, teniendo en cuenta las preferencias de cada uno y dejando tiempo libre que se emplearía en objetivos culturales.

La Utopía de Tomás Moro, aun conteniendo aspectos ilustrados y prácticos, es ante todo una idealización de las sociedades cooperativas del pasado y, en algunos aspectos, se opone al avance de las fuerzas y tendencias que darán paso a la modernidad. Por otro lado, son las piedras angulares de la vida en Utopía la creencia de que la vida política y la moral no podrían ser disociadas.

Debido a su carácter ficticio e irrealizable, el término muchas veces es empleado de un modo peyorativo para referirse a las teorías que se consideran irrealizables, imposibles de concretar. Así, el socialismo, el anarquismo y otras teorías políticas han sido calificadas de utópicas, restándoles de este modo importancia y seriedad.


Sin embargo Tomás Moro sostenía:Utopía es una república ideal, mas posible históricamente si la política se supedita a la moral, se elimina la propiedad privada, el ejército y la intolerancia”.



¿Para qué sirve la Utopía?
E. Galeano








Attaque 77: "5 Estrellas"

Autor: Leo Masliah





Eran cinco hermanos que decían quiero ir a las estrellas 
y los padres les decian que tal vez ellos irian siempre que primero
terminaran los deberes de la escuela
El primero no queria nada de eso solo las estrellas 
y las vio bien grandes cuando el padre (atiendan el detalle) 
lo agarro a patadas y lo hecho derecho viejo pa' la calle 
El segundo se fue para HollyWood a trabajar de mozo 
en un bar donde comian siempre muchas de las grandes estrellas de cine 
como Linda Blair y como Charles Bronson 
El tercero se hizo comisario y le pusieron una estrella 
reluciente en la solapa de su clasica chaqueta y con el tiempo 
se olvido de las estrellas y de los planetas 
El cuarto de los hermanos estudio para ser arquitecto 
 gracias a tres botellas consiguio salir electo en la licitacion 
para el proyecto de un hotel de 5 estrellas 
El menor el quinto era distinto no queria no podia 
no sabia conformarse con estrellas de mentira y hoy acaba de mandar 
una postal desde las tres Marias.

viernes, 12 de agosto de 2016

Maquiavelo


 1469-1527

Maquiavelo nace en Florencia en 1469, de familia noble, y recibe una educación esmerada. Participa activamente en la vida política hasta los 44 años, dedicándose entonces a la teoría política. Su obra más importante es "El Príncipe". Maquiavelo se interesó fundamentalmente por presentar la mecánica del gobierno, prescindiendo de las cuestiones morales, y formulando los medios por los cuales el poder político puede ser establecido y mantenido. En la medida en que el fin del Estado es garantizar la seguridad y el bienestar, el gobernante tiene derecho a valerse de medios inmorales para la consolidación y conservación del poder. El pensamiento de Maquiavelo está dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político puro, sin connotaciones trascendentes o morales. Este acto sólo es válido si resulta eficaz. Mediante este análisis pretende alcanzar las leyes inmutables y necesarias que rigen la historia del hombre, puesto que ésta se repite inexorablemente, pudiendo deducirse así lo que será la historia futura de la humanidad.

En este contexto, le resulta especialmente interesante el análisis de la personalidad del político. El político ha de ser una persona hábil, capaz de manipular situaciones valiéndose de cualquier medio; ha de poseer destreza, y una equilibrada combinación de fuerza y tesón, además de intuición para sortear los obstáculos que se le presente y una carencia total de escrúpulos. Ha de ser además capaz de actuar según los cambios momentáneos, buscando apoyos o forzando traiciones según las circunstancias. En consecuencia, el político no debe poseer virtud alguna, pero ha de estar en condiciones de simular poseerlas todas, lo que supone actuar con absoluta indiferencia ante el bien y el mal (amoral) con absoluto despotismo.

Respecto a las formas de gobierno, Maquiavelo considera la República como la mejor forma de gobierno posible, lo que parece difícilmente conciliable con su doctrina del despotismo político anteriormente expuesta. No obstante, el despotismo estaría justificado sólo como paso previo a la ordenación del Estado sobre el que se establecería la República. El despotismo político sería entonces un mal menor que conllevaría la posibilidad de establecer un gobierno republicano, es decir, un gobierno de la mayoría. El gobernante es bueno, es decir, justificable, por su eficacia, no por sus connotaciones ético-religiosas. No se trata de describir estados ideales, sino de gobernar estados reales. En definitiva, la "modernidad" de Maquiavelo parece radicar en el énfasis que puso en el Estado como un cuerpo soberano que mantiene su vigor y unidad mediante una política de fuerza, aunque no elaboró ninguna teoría sistemática e ni se preocupó tampoco nunca de hacerlo.

fuente: webdianoia

jueves, 11 de agosto de 2016

El fetichismo de la mercancía

Según Juan Pablo Feinmann 

 "La filosofía y el barro de la historia"


Voy a tomar un ejemplo de mi amigo el brillante Miguel Rep. Pocos días antes del Mundial de Fútbol, Rep hizo el siguiente dibujo: una línea en el medio del cuadro apaisado y, debajo de ella, un montón de bolivianos haciendo trabajo esclavo. ¿Qué hacían, que fabricaban, qué materia prima transformaban en mercancía? Esos esclavos siglo XXI —siglo poblado de esclavos, un tiempo en el cual ha retornado la esclavitud— producían banderas argentinas. ¿Para qué? Para que los hinchas de fútbol fueran con ellas al Mundial de Alemania o festejaran en la patria los triunfos de la Selección Nacional. 

En la parte superior del cuadro vemos a todos esos hinchas de fútbol agitando las banderitas. Se ven felices, ellos o sus pequeños hijos, haciéndolas flamear: ¡seguro que Argentina ganará este Mundial! ¿Alguien se pregunta «quién habrá fabricado esta banderita»? Nadie: la banderita argentina es una mercancía y, en tanto tal, oculta su relación social de producción. El dibujo de Rep (quien, él sí, venció el hechizo de la mercancía y vio a su través el submundo que la hacía posible) es totalmente funcional a la teoría del fetiche de la mercancía. Veamos:

Dibujo de Rep: 1) Piso de abajo: bolivianos haciendo trabajo esclavo. (Nada que ver con la realidad del obrero asalariado que Marx denunciaba. Ese obrero de Manchester y Liverpool cobraba, mal o bien, un salario. Jamás habría Marx de sospechar que en un futuro que él imaginaba, lo sabemos, distinto, en pleno siglo XXI, las condiciones de trabajo serían peores que las de un asalariado del siglo XIX). 

Ahora bien, debe quedar claro que, esclavo o no, el mundo de la producción está siempre oculto al de las mercancías, dado que además, insistiremos en esto, la función de la mercancía es ocultarlo. En el dibujo de Rep es todavía más claro al tratarse del trabajo de esas personas a las que nuestros amables compatriotas llaman bolitas, perucas o paraguas. Estos hiperexplotados producen en lugares casi clandestinos, en los que comen, duermen y tienen, por decirlo muy suavemente, que ir al baño, las banderitas celestes y blancas. 

2) Piso de arriba: todos los buenos y honestos ciudadanos argentinos andan por ahí con sus banderitas. Este mundo no revela la existencia del otro. Lo oculta. Es la banderita argentina la que lo oculta. Lo oculta en tanto mercancía. Ninguno de los que compró una de esas banderitas se preguntó por sus condiciones de producción. No importa: la cuestión no se nos debe deslizar al terreno moral. Se trata de ver el carácter objetal de la mercancía y su capacidad de ocultar su propio modo de producción. Volvamos, ahora, a la definición que Marx había dado de la mercancía: era un objeto endemoniado. 

Sin duda es demoníaco su poder para opacar las relaciones sociales. Era rico en «sutilezas metafísicas». Bien, aquí se refiere a Platón, que divide la realidad en un mundo sensible y un mundo suprasensible. El mundo sensible es el de abajo: ahí están los productores sometidos a las reglas del capitalismo del siglo XIX o a la esclavitud del neoliberalismo del siglo XXI. El mundo sensible es el mundo en que se producen las mercancías. Es el mundo de la materialidad. El mundo suprasensible es el de arriba. Ahí, las mercancías son objetos encantados, alumbran y deslumbran como ideas platónicas. ¡Es tan linda, tan inocente esa banderita argentina que lleva ese niñito! ¿Quién, salvo un aguafiestas como Miguel Rep, podría imaginar el submundo cruel que la hace posible? Y, por fin, Marx dice que la mercancía presenta «reticencias teológicas».

Interpretemos según nuestro encuadre: hay, en lo que hemos planteado, un infierno y un cielo. Al existir un abajo y un arriba, abajo están los que padecen en el infierno de la producción, ya asalariada, ya esclavista, y arriba están los ángeles que bailotean agitando sus banderitas. He aquí carácter fetichista de la mercancía. Véanlo en acción: ¿hay más grande fetiche que la bandera de un país? (Primera definición de «fetiche» que da el Diccionario de Salamanca: «ídolo u objeto al que se rinde culto»).


El fetichismo

La presente realización audiovisual forma parte del trabajo final de la cátedra de Audiovisual II de la carrera de Licenciatura en Comunicación Social de la UNR.



Pi Producciones Institucionales


miércoles, 10 de agosto de 2016

Marx y el hombre alienado

Adolfo Carpio, Principios de Filosofía, Cap. XII, El Materialismo Histórico, Marx -adaptación-



Unos de los conceptos más emblemáticos de Marx es el de enajenación. Este a la vez, viene unido de una concepción muy particular que tenía  del trabajo y del propio hombre. En esta entrada proponemos un análisis de estos conceptos a partir de la lectura del capítulo que dedica A. Carpio sobre la filosofía de Marx, y algunos fragmentos de los Manuscritos Económicos Filosóficos  y El Capital, del propio Marx. 
Según Marx  lo que diferencia al hombre de los animales es el trabajo:
“el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida.”
Es cierto que también el animal "trabaja", pero el trabajo humano está acompañado de conciencia, es un trabajo social y se realiza en un proceso histórico, nada de esto acontece en el animal, porque, ante todo, carece de conciencia. En El capital  se lee:
"Pero lo que de antemano distingue al peor arquitecto de la mejor abeja es que aquél ha construido la célula en la cabeza antes de construirla en la cera."

La diferencia, entonces, entre el trabajo humano y esa actividad que puede llamarse trabajo animal, consiste en que aquél está siempre precedido por una idea o representación (...) El trabajo consistirá en la objetivación o exteriorización en la naturaleza de la representación que el hombre tenga en su conciencia. Por lo tanto el hombre por medio del trabajo "se contempla a sí en un mundo creado por él".

De modo que el trabajo no puede reducirse a la mera actividad "económica", a simple medio para mantener la vida orgánica, sino que es, por el contrario, un modo de desarrollarse plenamente. Pero si, en cambio, el trabajo se rebaja a mero medio para la vida, la esencia del hombre se invierte, el hombre se aliena.

Alienado viene de Alien y significa significa "ajeno". Marx quiere decir entonces que el hombre  se vuelve ajeno a sí mismo en cuanto toma el trabajo como un mero medio de subsistencia,  porque vive desconociendo su propia esencia.


Hay en primer lugar, una enajenación del trabajador respecto a su propia actividad, porque siente que no le pertenece, cuando en realidad el trabajo es aquello que lo distingue de los animales. En segundo lugar, el trabajador está alienado respecto del producto de su trabajo, ese producto no le pertenece a él, sino al capitalista, que al ser dueño de los medios de producción se adueña del producto de su trabajo. Aquello que el trabajador produce no le es propio, sino ajeno.


En los Manuscritos Económicos Filosóficos Marx dice:
"El obrero se siente obrando libremente en sus funciones animales, en el comer, beber y engendrar (…) en cambio en sus funciones humanas se siente como un animal”.
Es decir, el capitalismo produce una inversión en la esencia del ser humano que en el único momento que se siente libres es cuando huye del trabajo. Pero solo tiene tiempo para realizar actividades animales: comer, tener relaciones, dormir...Las consecuencias según Marx son las siguientes:
“El trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí [como en su propio hogar], fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste.”
Al huir del trabajo huye también de su esencia humana, de su poder creador. Esta alienación opera de modo tal que las relaciones sociales se deforman o pervierten, porque en lugar de ser relaciones entre personas, se convierten en relaciones entre cosas, los hombres pasan a ser instrumentos, "engranajes" de una gran maquinaria.  Como la actividad propiamente humana –el trabajo-, en lugar de constituir un fin, ha pasado a ser nada más que un medio para producir mercancías, ella misma se ofrece como una mercancía más, es decir que el hombre mismo se convierte en mercancía.  

Esta situación está representada en la famosa película "Tiempos Modernos" de Charles Chaplin.   En una de las escenas más famosas se puede ver cómo un trabajador alienado por su trabajo termina "confundiéndose" literalmente con la máquina.


Tiempos Modernos



Un segundo film que proponemos para reflexionar sobre cómo el capitalismo ha transformado las relaciones humanas, deshumanizandolas, es el cortometraje animado "el empleo", de Santiago 'Bou' Grasso

El Empleo





Podes encotrar un resumen de "Los Manuscritos" en:
http://www.ub.edu/demoment/docencia/Lecturas%20de%20Marx%203.pdf



La Alienación. Un resumen.

Arturo de Porras Guardo (27 Febrero 2008) Filex, Aula de filosofía (Selección de fragmentos, modificado) recuperado de https://filex.es/index.php/aula-de-filosofia/h-filosofia/75-carlos-marx-materialismo-alienacion-e-ideologia

La perspectiva desde la que Feuerbach aborda la alienación es desde la religión. Entiende la alienación como la alienación religiosa, que supone la proyección del ser humano fuera de sí, objetivándose en un ser superior (Dios), al cual tiene que someterse. Es decir, Dios no es más que la proyección del ser humano fuera de sí, constituida en una entidad superior a la que el hombre se somete. Sólo cuando el hombre se da cuenta de que Dios es un puro ser pensado, se atribuye a sí mismo esas cualidades y negando a Dios se reconcilia consigo mismo, dejando de estar alienado. 

Marx mantiene inicialmente este concepto de alienación religiosa, pero seguidamente comprende, que la alienación fundamental es la alienación económica. La alienación religiosa no es más que una alienación secundaria producto de la alienación fundamental del obrero excluido de la propiedad y obligado a vender su trabajo como mercancía. Este giro en torno a la alienación es debido a la influencia del socialista alemán Hess.

Así, para Marx la alienación se entiende en relación con la actividad productiva. El objeto resultante de la actividad productiva, no es considerado como suyo, sino que deviene propiedad de otro (patrono). El objeto producido por él, se convierte en algo extraño a la persona que lo produce. Por tanto, el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como con un objeto extraño. Fruto de esta situación el trabajador se encuentra alienado al ser desposeído de su propia obra.

En esta relación de producción el hombre también está alienado, pues es convertido en mercancía, es cosificado, y, puede venderse en el mercado. Así, el trabajo se convierte en algo externo el trabajador, no pertenece a su ser. Por eso, el trabajador sólo se siente en si fuera del trabajo. Por otra parte, el trabajo es algo forzado, en la medida que no es la satisfacción de una necesidad, sino un medio para satisfacer necesidades. Esta pérdida de posesión de su trabajo le lleva a sentirse libre solamente en sus funciones animales, y en cambio, en sus funciones humanas se siente como animal.


A su vez, la alienación económica promueve otras formas de alienación: como la social (división de clases), la política (división sociedad civil Estado). Al igual que también se genera otro tipo de alienaciones como la religiosa y la filosóficajurídica, legitimadoras de las relaciones sociales y de los modos de producción.


Karl Marx; Manuscritos filosófico-económicos, 1844


«¿En qué consiste., entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no  pertenece a su  ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no  se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí  fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para  satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia  claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo,  sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí  mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad del  trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo.

De esto resulta que el trabajador solo se siente libre en sus funciones animales, en comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y al atavío, y en cambio en sus formas humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en humano t lo humano en lo animal.
El trabajo debe ser para todos los hombres la objetivación de su personalidad, pero para el obrero es solo un medio de subsistencia».



martes, 9 de agosto de 2016

Marx, un fantasma recorre Europa

A continuación compartimos un fragmento del libro "El Mundo de Sofía", de Jostein Gaarder, en donde el filósofo le explica a Sofía el materialismo histórico de Marx.







Marx y el materialismo histórico,
Base y superestructura

-¿Dijiste que era un «materialista histórico»?
-No era un «materialista filosófico», como los ato­mistas de la Antigüedad y el materialismo mecanicista de los siglos XVII y XVIII, pero pensaba que en gran medida son las condiciones materiales de la sociedad las que deciden cómo pensamos. También para la evolución histórica son decisivas las condiciones materiales.
Bastante diferente al «espíritu universal» de Hegel.
Hegel había señalado que la evolución histórica se mueve hacia adelante por una tensión entre contrastes, que a su vez es sustituida por un cambio brusco. Esta idea es continuada por Marx. Pero según Marx, Hegel lo expre­saba al revés (...) A la fuerza que impulsa la Historia hacia adelante, Hegel la llamaba «espíritu universal». Es esto lo que, según Marx, es poner las cosas al revés. Él quería mostrar que los cambios materiales son los decisivos

(...) A estas condiciones materiales, económicas y so­ciales de la sociedad, Marx las llamó base de la sociedad. A cómo se piensa en una sociedad, qué clase de institucio­nes políticas se tienen, qué leyes y lo que no es menos im­portante, qué religión, moral, arte, filosofía y ciencia, Marx lo llama supraestructura de la sociedad.
-Base y supraestructura, entonces.
-Ahora alcánzame el templo griego, por favor
-Aquí lo tienes.




-Esto es una copia reducida del viejo templo del Par­tenón de la Acrópolis (...) Ves que el edificio tiene un tejado muy elegante y elaborado. Puede incluso que en lo primero que uno se fije sea en el propio tejado y en la fachada. Eso es lo que po­dríamos llamar la «supraestructura». Pero el tejado no pue­de flotar en el aire.
Está sostenido por columnas.
Todo el edificio tiene ante sí un sólido fundamento, o una «base», que soporta toda la construcción. De la mis­ma manera Marx opinaba que las condiciones materiales levantan, en cierto modo, todo lo que hay de pensamientos e ideas en la sociedad. En este sentido la supraestructura de una sociedad es el reflejo de la base de la misma. (...)
Entiendo. ¿Pero vas a decir algo más sobre el tem­plo?
Sí, un poco más. Estudia detenidamente la base del templo e intenta describírmela.
Las columnas reposan sobre una base que consta de tres niveles o escalones.
De la misma manera también podemos distinguir tres niveles en la base de la sociedad. Lo más básico es lo que podemos llamar «condiciones de producción» de la sociedad, es decir las condiciones y los recursos naturales que existen en la sociedad, todo aquello que tiene que ver con el clima y las materias primas. Todo esto constituye los cimientos de la sociedad, y estos cimientos ponen límites clarísimos sobre qué tipo de producción puede tener esta sociedad. Y con ello, también se ponen límites muy claros sobre qué tipo de sociedad y qué tipo de cultura se puede llegar a tener en general.
Por ejemplo no se pueden pescar arenques en el Sahara, y tampoco se pueden cultivar dátiles en el norte de Noruega.
Justo. Lo has entendido. Pero también hay mucha diferencia entre la manera de pensar de la gente de una cultura nómada y la de un pueblecito pesquero del norte de Noruega. El siguiente nivel abarca las «fuerzas producti­vas» que existen en la sociedad. Marx se refiere con esto a la clase de herramientas y máquinas que se tienen.
Antiguamente se pescaba con barcas de remo, hoy se pesca con grandes barcos de arrastre.
Ya estás tocando el siguiente nivel de la base de la sociedad, es decir quién es el propietario de los medios de producción. A la propia organización del trabajo, es decir; a la división del trabajo y a las relaciones de propiedad, Marx las llamó relaciones de producción de la sociedad.
Entiendo.
Hasta aquí podemos concluir y decir que es el modo de producción de una sociedad el que decide las condiciones políticas e ideológicas que hay en esa socie­dad. No es una casualidad que hoy en día pensemos de un modo algo distinto, y que tengamos una moral distinta a la que existía en una antigua sociedad feudal. 
Entonces Marx no creía en un derecho natural vi­gente en todos los tiempos.
No, la cuestión de lo que es moralmente correcto es, según Marx, un producto de la base de la sociedad. No es, por ejemplo, una casualidad el que en las viejas socie­dades campesinas fueran los padres los que decidieran con quién se iban a casar sus hijos, ya que entraba en juego la cuestión de quién iba a heredar la granja. En una ciudad moderna las relaciones sociales son distintas. Aquí te pue­des encontrar con tu futuro esposo o esposa en una fiesta o en una discoteca, y si uno está suficientemente enamo­rado, encontrará, de alguna manera, un sitio donde vivir.
Yo nunca hubiera consentido que mis padres deci­dieran con quién tengo que casarme.
No, porque tú también eres hija de tu época. Marx señaló además que, por regia general, es la clase domi­nante de una sociedad la que decide lo que es bueno y lo que es malo. Porque toda la Historia es una historia de lu­chas de clases. Es decir, que la Historia trata, sobre todo, de quién va a ser propietario de los medios de producción.
- hoy se pesca con grandes barcos de arrastre.
Ya estás tocando el siguiente nivel de la base de la sociedad, es decir quién es el propietario de los medios de producción. A la propia organización del trabajo, es decir; a la división del trabajo y a las relaciones de propiedad, Marx las llamó relaciones de producción de la sociedad.
-Entiendo.
Hasta aquí podemos concluir y decir que es el modo de producción de una sociedad el que decide las condiciones políticas e ideológicas que hay en esa socie­dad. No es una casualidad que hoy en día pensemos de un modo algo distinto, y que tengamos una moral distinta a la que existía en una antigua sociedad feudal.



La Lucha de Clases y el progreso de la historia




–En todas las fases de la Historia ha habido, según Marx, un antagonismo entre las dos clases sociales domi­nantes. En la sociedad de esclavitud de la Antigüedad, el antagonismo estaba entre el ciudadano libre y el esclavo; en la sociedad feudal de la Edad Media entre el señor feu­dal y el siervo; y más adelante entre el noble y el burgués. Pero en la época del propio Marx, en lo que él llama una sociedad burguesa o capitalista, los antagonismos están ante todo entre el capitalista y el obrero o proletario. Exis­te, pues, un antagonismo entre los que poseen y los que no poseen los medios de producción. Y como la «clase supe­rior» no quiere ceder su predominio, un cambio sólo pue­de tener lugar mediante una revolución (...)

En el sistema capitalista el obrero trabaja para otro. Así el trabajo se convierte en algo fuera de él. El obrero es un extraño a su propio trabajo y por tanto también se con­vierte en un extraño a si mismo. Pierde su propia realidad humana. Marx dice con una expresión hegeliana que el obrero se siente alienado.
Yo tengo una tía que lleva veinte años en una fá­brica empaquetando bombones, de modo que no me cues­ta nada entender lo que dices. Dice que odia tener que ir al trabajo todas las mañanas.
Pero si odia su trabajo, Sofía, entonces, en cierta manera, también debe de odiarse a sí misma.
Desde luego, odia los bombones.
En la sociedad capitalista el trabajo está organiza­do de manera que el obrero está realizando, en realidad, un trabajo de esclavo para otra clase social. Así, el obrero transfiere su propia fuerza laboral, y con ello toda su exis­tencia humana, a la burguesía.
–¿Tan terrible es?
Estamos hablando de Marx. Tenemos que tener pre­sentes las condiciones sociales existentes a mediados del si­glo pasado. Y la respuesta es un sonoro «sí». El obrero tenía fácilmente una jornada laboral de doce horas, en unas frías naves de producción. La paga era a menudo tan escasa que también tenían que trabajar los niños y las mujeres que aca­baban de dar a luz. Todo esto llevó a condiciones sociales indescriptibles. En algunos lugares, parte del salario se pa­gaba en forma de aguardiente barato, y muchas mujeres se veían obligadas a prostituirse. Los clientes eran los «señores de la ciudad». En pocas palabras: precisamente mediante lo que sería la marca de nobleza del hombre, es decir, el tra­bajo, al obrero se le convertía en un animal.

-Pero el capitalismo es una etapa de la historia que será superado, porque el capitalismo es un sistema autodesctructivo, no tiene una dirección racional. Los capitalistan ganan cada vez más, para competir abaratan los costos, compran maquinarias, bajan los sueldos. Los trabajadores ganan cada vez menos y no pueden comprar los productos. La revolución es inminente-

-«A la propiedad privada capitalista le ha llegado su hora», dice Marx. Pronto nos encontraremos en una situación revolucionaria.
Entiendo.
Para resumir, acaba con que se levantan los proleta­rios asumiendo la propiedad de los medios de producción.
–¿Y entonces qué pasa?
–Durante un cierto período tendremos una nueva «sociedad de clases» en la que los proletarios mantendrán sometida por la fuerza a la burguesía. A esta etapa Marx la llamó dictadura del proletariado. Pero tras un período de transición, la dictadura del proletariado será sustituida por una «sociedad sin clases», o comunismo. En esta sociedad los medios de producción serán propiedad de «todos», es decir del propio pueblo. En una sociedad así cada uno «rendirá según su capacidad y recibirá según su necesi­dad». Además ahora el trabajo pertenecerá al propio pue­blo y cesará la «alienación» capitalista.
 Jostein Gaarder, El Mundo de Sofía





Un esquema conceptual del pensamiento de Marx



lunes, 8 de agosto de 2016

Marx

“Los filósofos simplemente han interpretado el mundo de modos distintos, ahora se trata de cambiarlo.”



1818- 1883


Filósofo, historiador, sociólogo y economista alemán de origen judío. Predicó el socialismo y el comunismo. Sus ideas ejercieron una gran influencia sobre los movimientos sociales del siglo XX, como los de Rusia, China y Cuba. La filosofía de Marx suele definirse como "materialismo histórico". Ello se debe a que Marx pensaba que son las condiciones materiales de la sociedad las que deciden cómo pensamos. Para entender al hombre y su historia, es imprescindible el estudio de las condiciones materiales en las que vive, es decir, las condiciones económicas, políticas y sociales. El verdadero motor de la historia no son las voluntades individuales de las personas, ni las ideas -muchos menos la voluntad divina- sino los modos de producción y de explotación o, en otras palabras, la lucha de clases. Las ideas filosóficas, religiosas, sociales, todo el mundo cultural y espiritual han sido siempre las ideas de las clases dominantes. Por eso el esfuerzo de Marx estuvo dirigido a generar la "conciencia de clase". En su famoso Manifiesto comunista dice: "el proletariado no tienen nada que perder, excepto sus cadenas. Tiene un mundo que ganar. Proletarios del mundo entero uníos". Él creía que el capitalismo iba a llegar a su fin, porque es autodestructivo, pero este proceso puede acelerarse por medio de la revolución del proletariado. Los obreros deben adueñarse de los medios de producción y someter a la burguesía. Con el tiempo la "dictadura del proletariado" sería sustituida por una sociedad sin clases, lo que Marx llamó "comunismo".