domingo, 24 de marzo de 2019

Rodolfo Walsh y la carta abierta a la junta militar



El 24 de marzo de 1977,​ cerca del mediodía, Walsh envió por correo a las redacciones de los diarios argentinos y a corresponsales de medios extranjeros el texto, donde denunciaba el plan que los sectores dominantes venían preparando desde hace mucho tiempo y habían puesto en marcha con el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, y con el inicio de la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. Un día después,​ mientras se alejaba del buzón caminando por la calle en la esquina de Humberto Primo y Entre Ríos, fue interceptado por un grupo de tareas militares perteneciente a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). El objetivo del grupo era capturarlo vivo, pero no pudieron hacerlo: cuando percibió el peligro, Walsh resistió el secuestro con su pequeña pistola calibre 22 corto. Logró herir a uno de sus atacantes, pero recibió una ráfaga de ametralladora que lo dejó moribundo. El grupo de tareas se lo llevó en un vehículo, y desde ese día integra la lista de los desaparecidos argentinos.



Carta abierta de un escritor a la Junta Militar
-Selección de fragmentos-


1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.(…)
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta (…)
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados. (…)
3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y en horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.(…)
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.
4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron.
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal". (…)
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
Rodolfo Walsh. Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.

“reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimiógrafo, oralmente. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad”



viernes, 15 de marzo de 2019

¿Qué es política? ¿Cuándo hacemos política?

La palabra política proviene de la palabra griega polis, que hace referencia a las ciudades estados de la antigüedad. Para los griegos eran políticos todos los asuntos de la ciudad, los asuntos públicos, o del pueblo, y estaba muy mal visto que un ciudadano no se ocupe de ellos, porque los problemas de la ciudad eran de todos. A aquellos que demostraban desinterés por lo público y solo se preocupaban por lo privado eran llamados  “idiotas”.

 En la Atenas del siglo VI a.C se comenzó a establecer la distinción entre dos espacios en la vida del ciudadano: el de lo particular, lo privado, lo que es propio (διον, ídion), y el de lo que es de todos, lo público, lo común (κοινόν, koinón). Es decir, el ciudadano es más o menos «idiota» (διτης, idiótes) en la medida en que se centre en su felicidad particular, en sus asuntos privados, y se desentienda del bien común, de los asuntos públicos que a todos conciernen. Se pensaba que, por salud democrática, era tan necesario que el ciudadano poseyera y desarrollara sus destrezas e intereses personales, como que ejercitara una virtud general ciudadana que le conectara con los demás.

Según la filósofa Anah Arendt es ingenuo pensar que la política es algo inherente al hombre, porque no pertenece a su constitución “natural”, sino que surge “entre” los hombres, a partir de sus relaciones y la forma en que se organizan para convivir. Por eso dice Arendt que la política se encuentra “completamente  fuera de él”. La política es una consecuencia precisamente de la pluralidad de los seres humanos, y de lo que trata es de cómo podemos “estar juntos”, en la pluralidad y en la diversidad.

Por otra parte, Arendt asegura que no basta con que los hombres convivan, se organicen y se comuniquen para que haya política. Es un error creer que donde hay hombres hay política, o que siempre ha habido política. Incluso muchas veces se cita a Aristóteles diciendo que los hombres son animales políticos, pero Arendt asegura que no todos los hombres eran políticos en la época de Aristóteles, sino que solo los atenienses de la polis lo eran. Y ello se debe a que eran libres. Ni los esclavos ni las mujeres ni los extranjeros eran políticos. Solo los ciudadanos tenían libertad de hacer uso de la palabra.

La política empieza, por lo tanto, donde comienza la libertad de usar públicamente la palabra (la libertad no es el fin de la política, sino su condición de posibilidad). Y, por otro lado, la política termina donde comienza la violencia. Dónde hay violencia no hay libertad, y donde no hay libertad no hay política. SI no podemos decir públicamente lo que pensamos, si no podemos cuestionar ni criticar al Estado, ni decidir cómo organizarnos, la política es imposible. Por eso la tiranía es la peor de las formas de  gobierno y la más antipolítica.


Hannah Arendt, ¿Qué es la política?

-Selección de fragmentos-

 


La política se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres. (…)  La política trata del estar juntos y los unos y los otros de los diversos.

 La idea de que siempre y en todas partes donde haya hombres hay política es ella misma un prejuicio. (…) Zoom politikon: como si hubiera en el hombre algo político que perteneciera a su esencia. El hombre es a-político. La política naca entre-los-hombres, por lo tanto completamente fuera del hombre.

 Únicamente podemos acceder al mundo público común a todos nosotros, que es el espacio propiamente político, si nos alejamos de nuestra existencia privada y de la pertenencia a la familia.

 El pensamiento político se basa en la capacidad de juzgar.

 Lo que distinguía la convivencia humana en la polis de otras formas de convivencia humana que los griegos conocían muy bien era la libertad.

 Isonomía no significa que todos sean iguales ante la ley ni tampoco que la ley sea la misma para todos, sino simplemente que todos tienen el mismo derecho a actividad política, y esta actividad era en la polis preferentemente la de hablar los unos con los otros. Isonomía era por lo tanto, libertad de palabra.

 El milagro de la libertad yace en este poder-comenzar. (…) El griego archein significa comenzar y dominar, es decir, ser libre, y el latino agrere poner algo en marcha, es decir desencadenar un proceso.

 Ahora bien, esta libertad de movimiento, sea la de ejercer la libertad y comenzar algo nuevo e inaudito, sea la libertad de hablar con muchos y así darse cuenta que el mundo es la totalidad de estos muchos, no era ni es de ninguna manera el fin de la política –aquello que podría conseguirse por medios políticos; es más bien el contenido auténtico y el sentido de lo político mismo. En este sentido política y libertad son idénticas y donde no hay esta última tampoco hay espacio propiamente político. Por otro lado los medios con que se funda este espacio político y se protege su existencia no son siempre necesariamente políticos

 (…). Aquí lo importante para nosotros es que entendamos la libertad misma como algo político y no como el fin supremo de los medios políticos y que comprendamos que coacción y violencia eran ciertamente los medios para proteger o fundar o ampliar el espacio político pero como tales no eran precisamente políticos ellos mismos.

 Ya solo el hecho de la emancipación de las mujeres y de la clase obrera, es decir, de grupos humanos a los que jamás antes se había permitido mostrarse en público, dan a todas las preguntas políticas un semblante radicalmente nuevo.

 


La polítización según Darío Z.