viernes, 8 de mayo de 2015

¿Existe la verdad o todo es relativo?



Uno de los primeros problemas filosóficos ha sido aquel que plantearon en el siglo V a.C. los Relativistas. Este grupo de pensadores afirmaba la inexistencia de una verdad absoluta, universal, objetiva. "Todo es relativo" era la fórmula que expresa su máxima sabiduría, negando así todo tipo de conocimiento. Según los relativistas solo existen distintos puntos de vista, miradas parciales de las cosas según el modo de ver y pensar de cada persona, pero jamás se podría llegar a una mirada total u objetiva.

Uno de los filósofos relativistas más conocidos fue Protágoras (siglo V a.C.), su sabiduría puede resumirse en la famosa frase "el hombre es la medida de todas las cosas". Con este principio se elimina toda validez: una cosa será verdadera, justa, bella, de acuerdo al parecer de cada uno. Uno de los pocos fragmentos de Protágoras que se conservan dice:

"Yo afirmo que la verdad es como he escrito: que cada uno de nosotros es la medida de lo que es y de lo que no es. Y que la diferencia de uno a otro es infinita, ya que a uno se manifiestan y son unas cosas, y otro, otras diferentes (...) Recordad lo que se decía anteriormente, que al enfermo le parece amargo y, por lo tanto, lo es, todo lo que come, mientras que para el hombre sano es y parece lo contrario. Y no se debe, ni sería posible, considerar a ninguno de los dos más sabio, ni acusar al enfermo de ignorante"

Otro relativista emblemático fue Górgias (V a.C.), su pensamiento se resumía a tres principios:

1 "Nada existe"2 "Si algo existe, el hombre no lo podría conocer"3 "Si se lo pudiese conocer, ese conocimiento sería inexpresable e incomunicable a los demás".
En primer lugar Górgias plantea que no existe una verdad. En segundo, en el caso de que exista una verdad, entonces esta no sería accesible a los hombres, y por último, suponiendo que algún privilegiado tenga acceso a ella, entonces no podría comunicarla al resto de los hombres. La verdad entonces es algo que no debe de preocuparnos. Los hombres son finalmente "la medida de todas las cosas", los que dicen que es bueno, que cosa es justa, que es bello o feo.

Comúnmente se dice que algo es relativo cuando no se puede hablar de ello de modo absoluto ya que cambia de acuerdo al punto de vista en que se lo mire. Relativizar las cosas, por lo tanto, es sacarles su carácter absoluto. Permite pensar las cosas de otra manera, mirarlas desde otro lugar.

En la cultura occidental la monogamia es una forma de relación correcta, en cambio, decir lo mismo en una cultura como la árabe no resulta lo mismo, ya que en estos lugares es común la poligamia. Por lo tanto la monogamia no siempre está bien; su aceptación no es absoluta ni universal, por lo tanto es relativa.

El filósofo Spinoza decía acerca del bien y del mal:

Una sola y misma cosa puede ser al mismo tiempo buena y mala, y también indiferente. Por ejemplo, la música es buena para el que es propenso a una suave tristeza o melancolía, y es mala para el que está profundamente alterado por la emoción; en cambio, para un sordo no es buena ni mala.

Einstein, por su parte, sostenía acerca del tiempo:


Pon tu mano sobre una estufa caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica bonita durante una hora y te parecerá un minuto. 


¿Qué otras cosas pueden ser relativas?

¿Es posible que no existan verdades absolutas? ¿Puede ser que sea todo relativo?

 




La paradoja de Protágoras

Cuenta la leyenda que Euatlo era un joven sin recursos económicos que deseaba estudiar con Protágoras con la idea de dedicarse a la abogacía. Protágoras, que apreciaba la inteligencia del joven, le propuso que asistiera a sus clases y que una vez ganara su primer pleito ejerciendo de abogado, le abonara sus honorarios. El joven estuvo de acuerdo en el arreglo.

Euatlo, efectivamente, asistió a todas las lecciones pero, cuando acabó su formación, anunció que finalmente no se iba a dedicar a la abogacía, sino a la política, y que, por tanto, no estaba en obligación de pagar sus honorarios, pues jamás ganaría un pleito. Protágoras amenazó al estudiante con un pleito y el joven argumentó:   
«Si vamos a juicio, Protágoras, y yo gano, por este mandamiento judicial, no te tendré que pagar; si pierdo, dado que aún no habré ganado mi primer pleito, y esta era nuestra condición, tampoco tendré que pagar. Así, pues, Protágoras, no te conviene ir a juicio: seguro que lo perderás.»
 A lo que Protágoras replicó:  
«Si vamos a juicio, Euatlo, y yo gano, por este mandamiento judicial, me habrás de pagar; si pierdo,    tú habrás ganado tu primer pleito y por razón de nuestro antiguo pacto, me habrás de pagar.

¿Quién tiene razón? 


Las críticas de Sócrates y Aristóteles

Aristóteles afirmó que las únicas que podían ser relativistas coherentemente eran las plantas, que ni piensan ni hablan. Según el filósofo griego es imposible no asumir un compromiso intelectual con algo que se cree verdadero, al menos más verdadero que su contrario. Del mismo modo, pretender que dos proposiciones contrarias son igualmente verdaderas, sólo puede hacerse a costa de la lógica.

Y resulta que el relativismo cae en una profunda contradicción, o al menos no puede pensarse en términos lógicos. Pues si yo afirmo que todo es relativo, estoy afirmando una verdad; pero al mismo tiempo digo que no hay ninguna verdad, porque todo es relativo. Como en la paradoja de Protágoras, caemos en una tautología.

Quizás el más férreo enemigo del relativismo haya sido Sócrates. Platón dejo plasmado en varios de sus Diálogos el enfrentamiento que su maestro llevo adelante contra los relativistas.

A continuación un fragmento de "El Teeto". Sócrates le dice a Teodoro, un joven ateniense que estaba estudiando con Protágoras:

"Me sorprende, que al principio de su libro “Verdad” (en referencia al libro de Protágoras) no haya dicho que el cerdo u otro animal más ridículo aún, son la medida de todas las cosas (...) Si las opiniones que se forman en nosotros por medio de las sensaciones, son verdaderas para cada uno; si nadie está en mejor estado que otro para decidir sobre lo que experimenta su semejante, ni es más hábil para discernir la verdad o falsedad de una opinión; si, por el contrario, como muchas veces se ha dicho, cada uno juzga únicamente de lo que pasa en él y si todos sus juicios son rectos y verdaderos, ¿por qué privilegio, mi querido amigo, ha de ser Protágoras sabio hasta el punto de creerse con derecho para enseñar a los demás y para poner sus lecciones a tan alto precio? Y nosotros, si fuéramos a su escuela, ¿no seríamos unos necios, puesto que cada uno tiene en sí mismo la medida de su sabiduría?"





 ¿Seguís pensando lo mismo que al principio? ¿Te definirías como un relativista? ¿Qué pensás de las críticas de Sócrates y Aristóteles?


Una canción que nos recuerda que todo depende....






A continuación proponemos una lista de frases para que piensen si son verdaderas, falsas, o relativas.

  • El amor es hermoso

  • 5 minutos es muy poco tiempo.

  • Córdoba queda re cerca.

  • El pasto es verde.

  • La luna es enorme.

  • Toda droga es mala.

  • Los que estudian matemática son re inteligentes.

  • Si tenés pareja no podes "estar" con otra persona.

  • Robar está mal.

  • Matar está mal.

  • El paso del tiempo es inevitable.

  • La muerte nos llega a todos.

  • El agua moja.

  • La filosofía te hace pensar.


Para terminar, un relato de Julio Cortázar...



Julio Cortazar; El Perseguidor. -Fragmento-




Johnny- (…) de acuerdo, pero antes le voy a contar lo del metro a Bruno. El otro día me di bien cuenta de lo que pasaba. Me puse a pensar en mi vieja, después en Lan y los chicos, y claro, al momento me parecía que estaba caminando por mi barrio, y veía las caras de los muchachos, los de aquel tiempo. No era pensar, me parece que ya te he dicho muchas veces que yo no pienso nunca; estoy como parado en una esquina viendo pasar lo que pienso, pero no pienso lo que veo. ¿Te das cuenta? Jim dice que todos somos iguales, que en general (así dice) uno no piensa por su cuenta. Pongamos que sea así, la cuestión es que yo había tomado el metro en la estación de Saint-Michel y en seguida me puse a pensar en Lan y los chicos, y a ver el barrio. Apenas me senté me puse a pensar en ellos. Pero al mismo tiempo me daba cuenta de que estaba en el metro, y vi que al cabo de un minuto más o menos llegábamos a Odéon, y que la gente entraba y salía. Entonces seguí pensando en Lan y vi a mi vieja cuando volvía de hacer las compras, y empecé a verlos a todos, a estar con ellos de una manera hermosísima, como hacía mucho que no sentía. Los recuerdos son siempre un asco, pero esta vez me gustaba pensar en los chicos y verlos. Si me pongo a contarte todo lo que vi no lo vas a creer porque tendría para rato. Y eso que ahorraría detalles. Por ejemplo, para decirte una sola cosa, veía a Lan con un vestido verde que se ponía cuando iba al Club 33 donde yo tocaba con Hamp. Veía el vestido con unas cintas, un moño, una especie de adorno al costado y un cuello… No al mismo tiempo, sino que en realidad me estaba paseando alrededor del vestido de Lan y lo miraba despacio. Y después miré la cara de Lan y la de los chicos, y después me acordé de Mike que vivía en la pieza de al lado, y cómo Mike me había contado la historia de unos caballos salvajes en Colorado, y él que trabajaba en un rancho y hablaba sacando pecho como los domadores de caballos…

-Johnny -ha dicho Dédée desde su rincón.
-Fíjate que solamente te cuento un pedacito de todo lo que estaba pensando y viendo. ¿Cuánto hará que te estoy contando este pedacito?
-No sé, pongamos unos dos minutos.
-Pongamos unos dos minutos -remeda Johnny-. Dos minutos y te he contado un pedacito nada más. Si te contara todo lo que les vi hacer a los chicos, y cómo Hamp tocaba Save it, pretty mamma y yo escuchaba cada nota, entiendes, cada nota, y Hamp no es de los que se cansan, y si te contara que también le oí a mi vieja una oración larguísima, donde hablaba de repollos, me parece, Pedía perdón por mi viejo y por mí y decía algo de unos repollos… Bueno, si te contara en detalle todo eso, pasaríamos más de dos minutos, ¿eh, Bruno?
-Si realmente escuchaste y viste todo eso, pasaría un buen cuarto de hora -le he dicho, riéndome.
-Pasaría un buen cuarto de hora, eh, Bruno Entonces me vas a decir cómo puede ser que de repente siento que el metro se para y yo me salvo de mi vieja y Lan y todo aquello, y veo que estamos en Saint Germain-des-Prés, que queda justo a un minuto y medio de Odéon.
Nunca me preocupo demasiado por las cosas que dice Johnny, pero ahora, con su manera de mirarme, he sentido frío.
-Apenas un minuto y medio por tu tiempo, por el tiempo de ésa -ha dicho rencorosamente Johnny-. Y también por el del metro y el de mi reloj, malditos sean. Entonces, ¿cómo puede ser que yo haya estado pensando un cuarto de hora, eh Bruno? ¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio? Te juro que ese día no había fumado ni un pedacito, ni una hojita -agrega como un chico que se excusa-. Y después me ha vuelto a suceder en todas partes. Pero -agrega astutamente- sólo en el metro me puedo dar cuen porque viajar en el metro es como estar metido en un reloj. Las estaciones son los minutos, comprendes, es ese tiempo de ustedes, de ahora; pero yo sé que hay otro, y he estado pensando, pensando…





Sigamos pensando... 

2 comentarios:

  1. Que la realidad sea multiprismática no quiere decir que todos los prismas sean igual de válidos.

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  2. Creo que hay muchas cosas relativas, subjetivas, pero no todas. En consecuencia, no soy totalmente relativista.

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