domingo, 17 de febrero de 2019

Carlos Marx, el materialismo y la ideología


Arturo de Porras Guardo (27 Febrero 2008) Filex, Aula de filosofía (Selección de fragmentos, modificado) recuperado de https://filex.es/index.php/aula-de-filosofia/h-filosofia/75-carlos-marx-materialismo-alienacion-e-ideologia



El materialismo de Marx implica la negación de la autonomía de las ideas respecto a las condiciones materiales de la existencia humana. La formulación definitiva del mismo aparece en su obra la Contribución a la crítica de la economía política. Allí establece una diferencia en la sociedad entre estructura económica y superestructura.

La estructura económica, que constituye la base real de la sociedad. Tal estructura está constituida por:

1.       Las relaciones de producción, que son las relaciones que se establecen entre los hombres de acuerdo con su situación respecto a las fuerzas de producción. Son las relaciones que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los trabajadores. Estas relaciones son:

I-        Conflictivas: explotador-explotado, amo-esclavo; capitalista-obrero.
II-      Son de explotación porque el trabajador vende su fuerza de trabajo al precio y condiciones que establezca el dueño de los medios de producción.
III-    Antagónicas: porque unos defienden la propiedad de los medios de producción como algo exclusivo y otros defienden estos medios como algo colectivo.

2.       Las fuerzas productivas: son el resultado o combinación de dos factores, la fuerza del trabajo (energía humana ) y los medios que tienen los trabajadores para realizar el trabajo. Las fuerzas productivas se mueven dentro del marco de las relaciones de producción. Jurídicamente, estas fuerzas se expresan por las relaciones de propiedad. En el sistema capitalista, la burguesía posee los medios de producción, y el trabajador sólo posee la fuerza del trabajo.

La superestructura está constituida por las formas de conciencia o formas ideológicas, que no son sino el conjunto de representaciones y valores de la sociedad de un momento dado. La ideología dominante en cada momento corresponde a la ideología de la clase dominante. Como tal, tiende a justificar la estructura económica del momento. La superestructura es determinada o condicionada por la estructura económica. En la superestructura están presentes los siguientes elementos:

o   jurídico-políticos: instituciones y normas que reglamentan el conjunto de la sociedad.
o   ideológicos: conjunto de ideas, creencias, costumbres... que configuran la conciencia social. Por ejemplo, la Religión, la Filosofía...


La Ideología

El concepto ideología tiene para Marx un sentido negativo. Con él se refiere a un conjunto de ideas que dan una imagen o representación falseada de la realidad y de las condiciones en que se desarrolla la vida de los hombres.

La ideología es producto de la sociedad y su función es la de ocultar, desfigurar conceptualmente una situación de la existencia real, social e histórica de los hombres. A esta situación la denomina el marxismo alienación.

Las ideologías propiamente dichas, como formas de conciencia deformadas, nacen con la auténtica división de trabajo (trabajo intelectual/trabajo manual). En este momento comienza la posibilidad de que la conciencia se separe de la práctica social, el ser humano se dedica a crear teorías puras, precisamente por estar separado de la práctica social de producción. Estos son los que crean las formas de conciencia y hacen que las otras personas tomen como real lo que no es sino producto de su imaginación.
La ideología que predomina en una sociedad es la ideología de la clase dominante. Esta clase dominante, que posee los medios de producción, refleja espontáneamente su situación social y elabora inconscientemente una teoría acerca de la sociedad y del ser humano, con el objetivo de justificar sus intereses, justificar el modo de producción existente y justificar el dominio de la clase dominante.

Esta ideología se puede ver claramente en la política: la clase dominante por medio del estado se empeña en declarar al pueblo soberano y a todos los ciudadanos libres e iguales.  El falseamiento es manifiesto: el pueblo es soberano, según lo afirman las constituciones de los Estados, pero la soberanía del pueblo, la libertad y la igualdad son puramente formales porque no alcanzan a la persona real y concreta. El Estado, teóricamente, es el árbitro de las diferencias entre los ciudadanos, es el que tiene que estar por encima de las diferencias particulares de los individuos. Pero, lo que realmente ocurre, es que el Estado es un instrumento de opresión en manos de la clase dominante.

Cuando la clase explotada tome conciencia de sí misma y de sus propios intereses, elaborando una nueva ideología contrapuesta a la de la clase dominante, para justificar la lucha de los explotados y para justificar un nuevo modelo de sociedad se podrá lograr la revolución. Para esto el proletariado debe tomar en primer lugar “consciencia de clase”.

Las ideologías, por tanto, juegan un papel fundamental, justificar la situación de la clase que domina en la sociedad.


Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, 1859


“En la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que , por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.” 


Marx y Engels, La ideología alemana, 1845

“La producción de las ideas y representaciones, de la conciencia aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como emanación directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espiritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc., de un pueblo. Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas por el intercambio que a él corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es un proceso de vida real, y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico.” 


La ideología por ZIzek


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