domingo, 23 de julio de 2017

Schopenhauer, Los dolores del mundo

Era egoísta, insolente y hasta tenía mal humor. Malévolo e inteligente, nació en Gdansk, antes Alemania y actualmente, Polonia, en 1788. Su pensamiento escabroso, y sobre todo su particular estilo literario, salpicado de irreverencia, antisolemnidad, corrosivo ingenio, ácidas ironías y mucha soberbia, lo ha convertido en un filósofo maldito.

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ARTHUR SCHOPENHAUER
Por Armando López Muñoz

Para Schopenhauer la lucha por extirpar el dolor del mundo no sólo es vana sino absurda. El sufrimiento no se puede erradicar, ya que su causa es la misma constitución de la humanidad. 

El hombre desea: el hombre sufre. El placer conduce al hastío, y la insatisfacción a la frustración. El hombre sufre: el hombre desea. Ese es el círculo vicioso en el que nos encontramos prisioneros, esclavos de la voluntad de vivir.

No tenemos pero queremos, queremos porque nos hace falta, nos hace falta porque necesitamos. Por ejemplo, yo necesito comer, si no comiera nunca, moriría de hambre; entonces escojo comer, trato de eludir el dolor que produce necesitar alimento. Si no me indigesta la comida, pasaré unos instantes confortables, y seguiré vivo. Mientras esté vivo tendré hambre, hambre de todo lo que un hombre necesita.

Para Schopenhauer esta vida no tiene otro fin inmediato que no sea el sufrimiento.

El dolor nace junto con el hombre, diríamos más bien, el hombre cuando llega al mundo nace al dolor. La miseria que llena la existencia humana no es accidental, es inherente, intrínseca a la vida. La vida es deseo siempre insatisfecho; la vida oscila como un péndulo entre el aburrimiento y el dolor, transitando de un lado a otro a través de breves momentos de alegría pasajera. El corazón del hombre nunca encuentra sosiego, es un pozo sin fondo que mientras más se intente llenar, más vacío se siente. 




Schopenhauer; Los dolores del mundo 
-Selección de aforismos-


"El dolor no brota de no tener. Brota de querer tener y sin embargo no tener. El querer es la conditio sine qua non para que el dolor sea eficaz. La enseñanza más importante del estoicismo como ética de la razón pura es desprenderse todo lo posible del querer." 

“Querer es esencialmente sufrir, como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor… Cuanto más elevado es el ser, más sufre… La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia. Con la certidumbre de resultar vencido… La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir… Y así sucesivamente por los siglos de los siglos, hasta que nuestro planeta se haga trizas”. 

“La vida no se presenta en manera alguna como un regalo que debemos disfrutar, sino como un deber, una tarea, que tenemos que cumplir a fuerza de trabajo. De aquí, en las grandes y en las pequeñas cosas, una miseria general, una labor sin descanso, una competencia sin tregua, un combate sin término, una actividad impuesta con una extremada tensión de todas las fuerzas del cuerpo y del espíritu.” 

“El consuelo más eficaz en toda desgracia, en todo sufrimiento, es volver los ojos hacia los que son más desventurados que nosotros. Este remedio está al alcance de cada uno. Pero ¿qué resulta de ello para el conjunto?” 

“La manera más segura de no llegar a ser muy infeliz es no querer ser muy feliz.” 

“Todo lo que apetecemos coger se nos resiste; todo tiene una voluntad hostil, que es preciso vencer. En la vida de los pueblos no nos muestra la historia sino guerras y sediciones: los años de paz sólo parecen cortas pausas, entreactos que surgen una vez por casualidad. Y asimismo, la vida del hombre es un perpetuo combate, no sólo contra males abstractos, la miseria o el hastío, sino contra los demás hombres. En todas partes se encuentra un adversario. La vida es una guerra sin tregua, y se muere con las armas en la mano.” 

“En la primera juventud nos vemos colocados ante el destino que va a abrírsenos, como los niños delante del telón de un teatro, con la espera alegre e impaciente de las cosas que van a pasar en el escenario. Es una dicha que nada podamos saber de antemano. Para aquel que sabe lo que ha de pasar en realidad, los niños son inocentes condenados, no a muerte, sino a la vida” 

“Del mismo modo que un arroyo corre sin remolinos mientras no tropieza con obstáculos, así es la naturaleza humana. Como en el caso de la vida animal, la vida corre inconsciente y desatenta cuando nada se opone a la voluntad. Si se despierta la atención es porque la voluntad fue entorpecida y se produjo un choque. Todo lo que se levante ante nuestra voluntad, todo lo que se opone a ella o la resiste, es decir, todo lo que hay de desagradable o doloroso, lo sentimos de inmediato y de manera muy clara.” 

“No advertimos la salud general de nuestro cuerpo, sólo advertimos el punto ligero en el que el zapato aprieta.” 

“Nada conozco tan absurdo como la mayoría de los sistemas metafísicos que explican el mal como cosa negativa, cuando, por el contrario, es lo único positivo, dado que hace sentir” 

“La miseria que llena este mundo protesta a gritos contra la hipótesis de una obra perfecta debida a un ser infinitamente sabio, bueno y poderoso. Por otra parte, la imperfección evidente y hasta la caricatura burlesca del más acabado de los fenómenos de la creación, el hombre, es de una evidencia demasiado visible.! 

“Nada hay fijo en esta vida fugaz: ¡ni dolor infinito; ni alegría eterna; ni impresión permanente; ni entusiasmo duradero; ni resolución elevada que pueda persistir la vida entera! Todo se disuelve en el torrente de los años. Los minutos, los innumerables átomos de pequeñas cosas, fragmentos de cada una de nuestras acciones, con los gusanos roedores que devastan todo lo que hay grande y atrevido... Nada se toma en serio en la vida humana: el polvo no merece la pena.” 

“Nos da el aburrimiento la noción de tiempo, la distracción nos la quita. Y esto prueba que nuestra vida es más feliz cuanto menos la sentimos” 

“Salud, juventud y libertad, los tres bienes mayores de la vida mientras los poseemos no tenemos consciencia de ellos, no los apreciamos sino después de perderlos, porque también son bienes negativos. No prestamos atención a los días felices de nuestra vida pasada sino después de que fueron reemplazados por días de dolor” 




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