lunes, 3 de abril de 2017

Los sofistas y el poder de la palabra

Los sofistas eran profesores itinerantes, iban de ciudad en ciudad ofreciendo a muy alto precio sus enseñanzas. Sabían un poco de todo: historia, filosofía, arte, etc.; pero por sobre todas las cosas, su fuerte era la retórica, el arte de pronunciar buenos discursos.





Según Filóstrato (Vida sof., I, ) "Górgias fue el iniciador de la más antigua sofística. Parece que fue el primero en hacer discursos improvisados. En efecto, en cierta ocasión fue al teatro de los atenienses y, con toda audacia, dijo: "proponed un tema"; y por primera vez realizó la ardua hazaña de pronunciar un discurso en estas condiciones, demostrando que tenía conocimientos den todas las materias y que podía hablar sobre cualquier cuestión confiándose en la ocurrencia del instante."

Decía Gorgias: "la retórica es, pues, ciencia persuasoria y cuando la habilidad en el hablar es lo suficientemente perfecta, el orador puede conseguir persuadir a los oyentes, incluso en las cuestiones más difíciles"

A los sofistas no les interesaba la verdad, podían argumentar a favor o en contra de una opinión. Otro sofista famoso, Protágoras, enseñaba a sus discípulos a alabar y a criticar a una misma persona, y decía que "sobre cualquier tema se pueden mantener con igual valor dos tesis contrarias". 

Los sofistas Daban especial importancia a la oratoria y la argumentación, con la finalidad  convencer a su público y a ganar pleitos en los tribunales. Tengamos también en cuenta que en ese momento en Grecia existía la democracia directa y que por lo tanto todos los ciudadanos libres podían participar de la asamblea pública En este contexto la capacidad de elaborar buenos discurso y de persuadir a través de la palabra tenía un enrome valor. De ahí la fama y la riqueza de los sofistas.


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