“Toda idea está copiada de alguna impresión o sentimiento que la precede, y allí donde no podamos hallar ninguna impresión, podemos tener la certeza de que no existirá ninguna idea.”
“Si cogemos cualquier volumen de Teología o metafísica escolástica, por ejemplo, preguntemos:¿Contiene algún razonamiento abstracto sobre la cantidad y el número? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental acerca de cuestiones de hecho o existencia? No. Tírese entonces a las llamas, pues no puede contener más que sofistería e ilusión. “
“Preséntese un objeto a un hombre dotado de una poderosa razón natural y buenas capacidades; si ese objeto le fuera completamente nuevo no podría, ni por el más meticuloso examen de sus cualidades sensibles, descubrir ninguna de sus causas o efectos. Adán, aún en el caso de que le supusiéramos facultades racionales plenas desde su origen, no habría podido inferir la fluidez y transparencia del agua que le podría ahogar, o de la luz y el calor del fuego que le podría consumir. Ningún objeto revela por las cualidades que muestra a los sentidos, ni las causas que le produjeron ni los efectos que surgen de él, ni puede nuestra razón, sin la ayuda de la experiencia, extraer inferencia alguna sobre la existencia real de las cuestiones de hecho.”
“La proposición de que todas nuestras ideas no son más que copias de nuestras impresiones no admite mucha discusión; en otras palabras, es imposible que pensemos nada que no hayamos sentido anteriormente, ya sea a través de nuestros sentidos externos o internos.”
“Nos figuramos que si irrumpiéramos de repente en este mundo, podríamos inferir, desde el primer momento que una bola de billar comunica su movimiento a otra al impulsarla, y que no necesitaríamos esperar que el acontecimiento ocurriera para pronunciarnos con certeza acerca de él. Pero acaso ¿no puedo imaginar que otros cien acontecimientos diferentes podrían ser, igualmente, resultado de esa causa? ¿No puede la primera bola volver en línea recta o rebotar en la segunda en cualquier línea o dirección? Todas estas suposiciones son consistentes y concebibles. ¿Por qué, entonces, debiéramos dar preferencia a una que nos es más consistente o concebible que el resto? Ninguno de nuestros razonamientos a priori podrá jamás mostrarnos fundamento alguno para esta preferencia.”
“La primera vez que el hombre vio la comunicación del movimiento a través del impulso, como cuando chocan dos bolas de billar, no pudo decir que un evento estaba conectado al otro; sino tan solo que uno estaba unido al otro. Tras haber observado varios casos de la misma naturaleza, entonces es cuando dice que están conectados. ¿Qué ha cambiado para que surja esta nueva idea de conexión? Nada, salvo que él ahora siente que estos eventos están conectados en su imaginación, y que puede predecir al punto la existencia de uno de la aparición del otro. Así pues, cuando decimos que un objeto está conectado a otro, sólo significamos que han adquirido una conexión en nuestro pensamiento, y que da lugar a esta inferencia por la que cada uno se convierte en la prueba de la existencia del otro.”
“Cuando sospechemos, pues, que un término filosófico se emplea sin ningún significado (…) solo tenemos que preguntar: ¿a partir de qué impresión se deriva esta supuesta idea? Y si resulta imposible asignarle alguna, esto confirmará nuestra sospecha."
"La idea de Dios, refiriéndonos a un ser infinitamente inteligente, sabio y bueno, surge de la reflexión sobre las operaciones de nuestra propia mente, y de aumentar sin límites aquellas cualidades de bondad y sabiduría”
“Aquí radica la objeción más justa y más plausible contra una considerable parte de la metafísica: que en rigor no es una ciencia, sino que surge de los esfuerzos estériles de la vanidad humana, la cual desea penetrar en asuntos completamente inaccesibles para el entendimiento “
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