viernes, 3 de marzo de 2023

El gordo Luques - Diálogo sobre la valentía

 

 

"Laques" es uno de los primeros diálogos escrito por Platón. La historia cuenta que Laques, un famoso militar ateniense, discutía con unos amigos sobre si era conveniente o no educar a los niños en el ejercicio de las armas. Para algunos era conveniente porque les permitiría comprender el arte de la táctica y la estrategia, al mismo tiempo que infundía valor en los jóvenes. Pero otros no estaban convencidos. Es entonces cuando Sócrates pasa justo por allí y los muchachos no pierden la oportunidad de invitarlo a formar parte de la conversación.

En lugar de compartir el diálogo original, preferimos imaginar cómo sería una conversación de Sócrates en la actualidad, en algún barrio del conurbano bonaerense. Es por eso que este diálogo es entre Sócrates y “el gordo Luques”, jefe de la barra brava de San Martín de Burzaco. Imaginemos que nuestros protagonistas se encuentran a la salida de la cancha, discutiendo sobre el tema original del relato, la valentía…

Luques: Sócrates, ¿qué haces, tanto tiempo? ¿Viniste a ver al San Ma?

Sócrates: ¿Qué hacés gordo? Si, hace rato que no venía. ¿Cómo andás vos? ¿Todo bien?

Luques: Como siempre amigo. Caíste justo, mira, estábamos discutiendo acá con los muchachos si está bien o no traer a los pibes a la cancha. Yo les decía que sí, así aprenden de chiquitos a ser valientes. Y estos (señalando a sus amigos) me dicen que no, que  es peligroso, que los pibes no tienen que aprender de la violencia que hay en el futbol. ¿Vos qué pensás?

Sócrates: No se Gordo, vos ya sabes que soy un ignorante. La verdad no tengo idea. Es más, no sé ni lo que significa ser valiente.

Luques: Dale Sócrates, ¿me estas jodiendo? ¿Cómo no vas a saber lo que es ser valiente?

Sócrates: Pará gordo, ¿De verdad te comiste el verso del oráculo, de que yo soy el más sabio? No tengo idea. Yo soy un simple filósofo, me dedico pensar. ¿Qué puedo saber de valentía?  Pero ¿quién más que vos, que sos el jefe de la barra, puede saberlo? Me encantaría escucharte, así aprendo un poco.

Luque: ¡Pero sí, amigo! Es una pavada. ¿Viste cuando vas a la cancha y de lejos viene la hinchada contraria para pudrirla? Si alguien va al frente y no corre, ese es valiente.

Sócrates: A ver, a ver, a ver… ¿vos me estás diciendo que el que se queda en el grupo para agarrase a trompadas y no corre, ese es valiente?

Laques: Y sí. ¿Qué te parece?

Sócrates: Está bien. Pero, ¿qué pasa si algunos salen corriendo, en lugar de ir al frente?

Laques: Y no, esos son cagones, Sócrates.

Sócrates: ¿Y si resulta que un grupo retrocede para hacerle creer a los otros que están escapando y le tienden una emboscada? Así hacían los de chacharita. Se hacían perseguir y después te la daban.

Luques: ¡Andá a c*** Sócrates! es lo mismo.

Sócrates: No es lo mismo, vos dijiste que los valientes no corren.

Luques: Bueno, pero no importa si corren o no corren, lo importante es que se agarren a trompadas. ¿Valiente es el que se la banca, entendés? Los de Chaca corren, pero después se paran de mano y sos pollo.

Sócrates: Está bien, la culpa es mía de que no me contestes bien, porque no te pregunté bien. Yo quiero saber qué significa ser valiente; no un ejemplo particular de valentía. Claro que los que pelean son valientes, pero también son valientes los que se enfrentan a una enfermedad; y no se agarran a piñas con nadie. Y están los que son valientes porque se animan a hablar en público, o los que se animan a dejar el trabajo y abrir un negocio, o los que se van de viaje solos. No solo son valientes los que se agarran a trompadas.

Luques: Si, tenés razón.

Sócrates: y todas esas maneras de ser valiente tienen algo en común, ¿no? Esa es la esencia de la valentía, ¿entendés? Eso es lo que tenemos que encontrar, la esencia. ¿Qué tienen en común todos esos casos de valentía?

Luques. Sí, claro. A ver, pará. Déjame pensar…Ya sé, creo que en todos los casos que mencionas esas personas se están enfrentado a algo, no tienen miedo y se mantienen firmes en su decisión, sin ir para atrás.

Sócrates: Esa respuesta es mucho mejor. Pero no estoy seguro de que sea del todo correcta.

Luques: ¡Pero! ¡qué manera de buscarle el pelo al huevo! Me dijeron que eras vueltero, pero no pensé que tanto. ¿Qué tiene de malo lo que te dije?

Sócrates: No tienen nada, solo digo que no estoy cien por ciento seguro de que sea cierto. Hay que pensarlo.

Luques: ¿Y qué querés pensar?

Sócrates: A ver, dijiste la valentía era enfrentarse a algo.

Luques: Si

Sócrates: Y sin miedo.

Luques: Y si, sino sos cagón.

Sócrates:  Pensemos lo siguiente: ¿hay que ser valiente para decir la verdad, no cierto?

Luques: Y sí.

Sócrates: Por ejemplo, para decirle a alguien que lo querés, tenés que ser valiente, ¿no?

Luques: Y, a veces sí, no es fácil.

Sócrates: Y sin embargo no te estás enfrentando a nadie. Al contrario, la persona que se anima decirle a alguien que le gusta, o que la ama, se está queriendo acercar.

Laques: No te digo, ya me diste vuelta la tortilla. No sé para qué te invité mira, me estás haciendo quedar como un b*** a delante de mis amigos.

Sócrates: Pará gordo, no te calentés. No está mal lo que dijiste. Y creo que avanzamos un poco hacia la verdad, aunque todavía estamos lejos. Pero fíjate, ahora ya sabemos varias cosas: sabemos que no solo los que se la aguantan son valientes, que hay muchas clases de valentía, muchas formas de ser valiente. Y pareciera ser que la valentía tiene que ver con enfrentar algo, aunque no sea a una persona.

Luques: Es lo que decía.

Sócrates: ¿Pero a qué se enfrenta la persona que dice “te quiero”?  Luques: No sé, no tengo idea.

Sócrates: Dale gordo, pensá un poco, y no seas cagón.

Luques:  No sé, a lo mejor tiene miedo de que lo rechacen.

Sócrates: O sea que se está enfrentando a su propio temor.

Luques: - bajando la vos y apartándose de sus amigos -Tenés razón. Yo muchas veces no digo te quiero porque tengo miedo de ser rechazado o de que se rían de mí.

Sócrates: No te pongas mal gordo. A todos nos pasa. Pero avancemos en esto que pareciera que estamos cerca. Vos habías dicho que ser valiente es enfrentarse a algo sin temor.

Luques: Si

Sócrates: Y ahora dijimos que es un acto de valentía enfrentar el propio miedo.

Luques: Rascándose la cabeza -¿Y entonces?-

Sócrates: Pareciera que se puede ser valiente incluso teniendo miedo.

Luques: Me estás volviendo loco Sócrates. Y no sé qué pensar…

Sócrates: ¿Será que ser valiente es enfrentar los propios miedos?

Luques: ¡Nunca lo había pensado de esa manera chabón!  Ya entiendo por qué algunos dicen que sos como un mago o un hechicero. La verdad no sé si darte una piña o darte un abrazo.

Pero pará, ¿y con los pibes que hacemos? ¿Los traemos a la cancha o no?

Sócrates: No se gordo, ya te dije que yo no sé nada.

 


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