Acerca de la libertad
"Esta historia de la neolibernlización y de la formación de la
dase (…) resultan especialmente interesantes cuando se colocan al
trasluz de los contraargumentos expuestos por Karl Polanyi en
1944 (…). En su
opinión, hay dos tipos de libertad,
una buena y
otra mala. En
este segundo grupo se
incluían «la libertad para
explotar a los iguales, la
libertad para obtener ganancias desmesuradas sin prestar un servicio con
mensurable a la comunidad, la libertad
de impedir que las innovaciones
tecnológicas sean utilizadas con una
finalidad pública, o la libertad
para beneficiarse de calamidades públicas
tramadas secretamente para obtener
una ventaja privada».
Sin embargo, proseguía Polanyi, «la economía de mercado,
bajo la que crecen estas libertades,
también produce libertades de las
que nos enorgullecemos ampliamente. La libertad
de conciencia, la libertad de expresión,
la libertad de reunión, la libertad
de asociación, la
libertad para elegir
el propio trabajo».
Aunque puede que «apreciemos el
valor de estas
libertades por sí
mismas» -y, sin
duda, muchos de nosotros todavía lo hacemos-, eran en
buena medida «subproductos del mismo sistema económico que también era
responsable de las libertades perversas» (Karl Polanyi, 1944). La respuesta de Polanyi a esta dualidad
resulta extraña de leer dada la actual hegemonía del pensamiento neoliberal:
La quiebra de la economía de mercado puede suponer el comienzo
de una era de libertades sin precedentes. La libertad jurídica y la libertad
efectiva pueden ser mayores y más
amplias de lo que nunca han sido. Reglamentar
y dirigir puede convertirse en una forma de lograr la libertad, no sólo para algunos sino para todos.
No la libertad como algo asociado al privilegio y viciada de raíz, sino la libertad en tanto que
derecho prescriptivo que se extiende más allá de los estrechos límites de la esfera política, a
la organización íntima de la sociedad misma. De este modo, a las antiguas
libertades y los antiguos derechos cívicos se añadirán nuevas libertades para
todos y
engendradas por el ocio y la seguridad
social. La sociedad
industrial puede permitirse ser a
la vez libre y justa.
Desgraciadamente, indicaba Polanyi, la transición a tal futuro se encuentra bloqueado por el «obstáculo moral» del
utopismo liberal (y en más de una ocasión
cita a Hayek como ejemplo de esta tradición):
La planificación y el dirigismo son acusados de constituir la
negación de la libertad. La libre empresa y la propiedad privada son declaradas
partes esenciales de la libertad, y se
dice que una sociedad
no constituida sobre estos
pilares no merece el nombre de libre. La
libertad creada por la reglamentación es
denunciada como una no libertad. La justicia, la libertad y el bienestar que esta reglamentación ofrece son
criticadas como un disfraz de la esclavitud.
La idea de libertad «degenera,
pues, en una mera defensa de la libertad de empresa»
que significa «la plena libertad para aquellos cuya renta, ocio y seguridad no
necesitan aumentarse y apenas una miseria de libertad para el pueblo, que en vano puede intentar hacer uso
de sus derechos
democráticos para resguardarse
del poder de los dueños de la
propiedad». Pero si, tal y como
siempre es el caso,
«no es posible sociedad alguna
en la que
el poder y
la compulsión estén
ausentes, ni un mundo en el que la fuerza no desempeñe
ninguna función», entonces, la única
forma de que esta visión liberal utópica pueda sostenerse es mediante la
fuerza, la violencia y el autoritarismo.
El utopismo liberal o neoliberal esta avocado, en opinión de Polanyi, a
verse frustrado por el autoritarismo, o
incluso por el fascismo absoluto. Las buenas libertades desaparecen, las malas
toman el poder."
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