1469-1527
Maquiavelo
nace en Florencia en 1469, de familia noble, y recibe una educación esmerada.
Participa activamente en la vida política hasta los 44 años, dedicándose
entonces a la teoría política. Su obra más importante es "El
Príncipe". Maquiavelo se interesó fundamentalmente por presentar la
mecánica del gobierno, prescindiendo de las cuestiones morales, y formulando
los medios por los cuales el poder político puede ser establecido y mantenido.
En la medida en que el fin del Estado es garantizar la seguridad y el
bienestar, el gobernante tiene derecho a valerse de medios inmorales para la
consolidación y conservación del poder. El pensamiento de Maquiavelo está
dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político puro, sin
connotaciones trascendentes o morales. Este acto sólo es válido si resulta
eficaz. Mediante este análisis pretende alcanzar las leyes inmutables y
necesarias que rigen la historia del hombre, puesto que ésta se repite
inexorablemente, pudiendo deducirse así lo que será la historia futura de la
humanidad.
En este
contexto, le resulta especialmente interesante el análisis de la personalidad
del político. El político ha de ser una persona hábil, capaz de manipular
situaciones valiéndose de cualquier medio; ha de poseer destreza, y una
equilibrada combinación de fuerza y tesón, además de intuición para sortear los
obstáculos que se le presente y una carencia total de escrúpulos. Ha de ser
además capaz de actuar según los cambios momentáneos, buscando apoyos o
forzando traiciones según las circunstancias. En consecuencia, el político no
debe poseer virtud alguna, pero ha de estar en condiciones de simular poseerlas
todas, lo que supone actuar con absoluta indiferencia ante el bien y el mal
(amoral) con absoluto despotismo.
Respecto
a las formas de gobierno, Maquiavelo considera la República como la mejor forma
de gobierno posible, lo que parece difícilmente conciliable con su doctrina del
despotismo político anteriormente expuesta. No obstante, el despotismo estaría
justificado sólo como paso previo a la ordenación del Estado sobre el que se
establecería la República. El despotismo político sería entonces un mal menor
que conllevaría la posibilidad de establecer un gobierno republicano, es decir,
un gobierno de la mayoría. El gobernante es bueno, es decir, justificable, por
su eficacia, no por sus connotaciones ético-religiosas. No se trata de
describir estados ideales, sino de gobernar estados reales. En definitiva, la
"modernidad" de Maquiavelo parece radicar en el énfasis que puso en
el Estado como un cuerpo soberano que mantiene su vigor y unidad mediante una
política de fuerza, aunque no elaboró ninguna teoría sistemática e ni se
preocupó tampoco nunca de hacerlo.
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