Selección de Fragmentos
Kant, Idea de una historia universal desde el punto de vista
cosmopolita
Aunque
pueda tenerse con propósito metafísico un concepto de la libertad de la
voluntad, sus fenómenos, las acciones humanas, como cualquier otro
acontecimiento natural, están determinados por leyes generales de la
naturaleza. La historia, que se ocupa de la narración de estos fenómenos, nos
hace esperar, por profundas que puedan ser sus causas remotas, que, al observar
el juego de la libertad de la voluntad humana en grande, se pueda descubrir en
ella una marcha regular; igual que se puede llegar a conocer en el conjunto de
la especie, como un desarrollo en marcha constante, aunque lenta, de sus
disposiciones originales, aquello que se ofrece confuso e irregular a la mirada
en los sujetos particulares. (…)
No hay otro
remedio para el filósofo, ya que no puede presuponer en los hombres ni en todo
su juego un propósito racional propio, sino tratar de descubrir, en esta
contradictoria marcha de las cosas humanas, un propósito de la naturaleza, para
que sea posible una historia de estas criaturas, que proceden sin plan propio,
según un plan determinado de la naturaleza. (…)
Acuarto
principio: El medio de que se sirve la Naturaleza para lograr el desarrollo de
todas sus disposiciones es el ANTAGONISMO
de las mismas en sociedad, en la medida en que ese antagonismo se
convierte a la postre en la causa de un orden legal de aquellas.
(…) ¡Gracias
sean dadas, pues, a la Naturaleza por la incompatibilidad , por la vanidad
maliciosamente porfiadora, por el afán insaciable de poseer o de mandar! Sin
ellos, todas las excelentes disposiciones naturales del hombre dormirían
eternamente raquíticas. El hombre quiere concordia; pero la Naturaleza sabe
mejor lo que le conviene a la especie y quiere discordia. Quiere el hombre
vivir cómoda y plácidamente pero la Naturaleza prefiere que salga del abandono
y de la quieta satisfacción, que se entregue al trabajo y al penoso esfuerzo
para, por fin, encontrar los medios que le libren sagazmente de esta situación.
Séptimo
principio
(…)
¿Admitiremos que la Naturaleza persigue en este caso un curso regular, el de
conducir por grados nuestra especie desde el plano de animalidad más bajo hasta
el nivel máximo de la humanidad y, ello, en virtud de un arte, aunque impuesto,
propio de los hombres, desarrollando bajo este aparente desorden aquellas
disposiciones primordiales de modo totalmente regular? ¿O preferiremos creer
que de todas estas acciones y reacciones de los hombres en su conjunto nada
sale en limpio, o nada que valga la pena, y que seguirán siendo éstos lo que
fueron siempre, y no se puede predecir, por tanto, si la disensión, tan
connatural a nuestra especie, no acabará por prepararnos, a pesar de nuestro
estado tan civilizado, un tal infierno de males que en él se aniquilen por una
bárbara devastación ese estado y todos los progresos culturales realizados
hasta el día?
Octavo
principio
(…) Podemos
contribuir, por nuestra propia disposición racional, a que se acelere el
advenimiento de una época tan feliz para nuestros descendientes.
Marx,
La dominación británica en la India
(…) Por muy
lamentable que sea desde un punto de vista humano ver cómo se desorganizan y
disuelven esas decenas de miles de organizaciones laboriosas, patriarcales,
inofensivas; por triste que sea verlas sumidas en un mar de dolor (…) no
debemos olvidar al mismo tiempo que esas idílicas comunidades rurales, por
inofensivas que parecieses, constituyeron siempre una sólida base para
despotismo oriental (…)
(…) No
debemos olvidar que esa vida sin dignidad, estática y vegetativa, que esa forma
pasiva de existencia despertaba, de otra parte, y por oposición, unas fuerzas
destructivas salvajes, ciegas y desenfrenadas que convirtieron al asesinato en
un rito religioso del Indostán (…)
(…) Bien es
verdad que al realizar una revolución social en el Indostán, Inglaterra actuaba
bajo el impulso de los intereses más mezquinos (…) a pesar de todos sus
crímenes Inglaterra fue el instrumento inconsciente de la historia al realizar
dicha revolución.
En tal
caso, por penoso que sea para nuestros sentimientos personales el espectáculo
de un viejo mundo que se derrumba, dese el punto de vista de la historia
tenemos pleno derecho a exclamar con Goethe:
¿Quién lamenta los
estragos
Si los frutos son
placeres?
¿No aplastó miles
de seres
Temerlán en su
reinado?
Londres, 10 de junio
de 1853
Annah
Arendt, sobre la violencia (1969/70)
“La noción
de que existiera algo semejante a un progreso de la humanidad en su totalidad
era desconocida antes del siglo XVII, evolucionó hasta transformarse en opinión
corriente enree los hombres de letras del siglo XVIII y se convirtió en un
dogma casi universalmente aceptado durante el siglo XIX. Pero la diferencia
entre las primitivas nociones y la de su última fase es decisiva. El siglo
XVII, en este aspecto especialmente representado por Pascal y Fontenelle,
pensaba en el progreso como una acumulación de conocimientos a través de los
siglos, mientras que para el siglo XVIII la palabra implicaba una “educación de
la humanidad” cuyo final coincidiría con la llegada del hombre a la mayoría de
edad. El progreso no era ilimitado, y la sociedad sin clases considerada como
el reino de la libertad que podía ser el final de la historia (…) lleva todavía
la marca distintiva de la ilustración.” (P40)
“La idea de
Marx tomada de Hegel, según la cual cada sociedad antigua alberga en su seno
las semillas de sus sucesores de la misma manera que cada organismo vivo lleva
en sí la semillas de su futura prole es, desde luego, no solo la más ingeniosa
sino también la única garantía conceptual posible para la sempiterna[1]
continuidad del progreso en la historia (…)”
“No
necesito añadir que todas nuestras experiencias en este siglo, que nos ha
enfrentado siempre con lo totalmente inesperado, se hallan en flagante
contradicción con estas nociones” (Pag.43)
“El progreso, en realidad, es el más serio y
complejo artículo ofrecido en la tómbola de supersticiones de nuestra época”
(Pag. 45)
Foucault,
Microfísica del Poder, Verdad y poder (entrevista con M. Fontana)
“La
historia no tiene “sentido”, lo que no quiere decir que sea absurda e
incoherente. Al contrario es inteligible y debe poder ser analizada hasta su
más mínimo detalle: pero a partir de la inteligibilidad de las luchas, de las
estrategias y las tácticas. Ni la dialéctica (como lógica de la contradicción),
ni la semiótica (como estructura de la comunicación) sabrán dar cuenta de la
inteligibilidad intrínseca de los enfrentamientos” (Microfísica del poder, Pag.
190)
Foucault,
Nietzsche la genealogía, la historia
“Las
fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destino ni a una mecánica,
sino al azar de la lucha. No se manifiestan como las formas sucesivas de una
intensión primordial; no adoptan tampoco el aspecto de un resultado. Aparecen
siempre en el conjunto aleatorio y singular del suceso”
“Por suceso
es necesario entender no una decisión, un tratado (…) sino una relación de
fuerzas que se invierte (…)”
“Es preciso
saber reconocer los sucesos de la historia, sus sacudidas, sus sorpresas, las
victorias afortunadas, las derrotas mal digeridas, que dan cuenta de los
comienzos, de los atavismos y de las herencias (…)”
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