miércoles, 2 de enero de 2019

"No nacemos machos"


No nacemos machos, cinco ensayos para repensar el ser hombre en el patriarcado. Ediciones La social. -Selección de fragmentos-


Se enseña a los hombres desde niños a no mostrar emociones o signos de debilidad: a ocultar todo lo que lo acerque a lo femenino. Los hombres tenemos que demostrar ser hombres de manera constante y periódica y la masculinidad existe en oposición a lo femenino y es por eso se construye en relación a nosotros, las parejas, los amigos, los colegas» « CRISTIAN GONZÁLEZ ARRIOLA

ROBERT KAZANDJIAN, DESEMPEÑAR LA MASCULINIDAD.

(…) Ver los partidos del United por la tele con mi padre comenzó a ser un ritual. En la intimidad de nuestra estrecha sala me fijaba en su manera de actuar casi tanto como lo que ocurría en el campo. Si aplaudía uno de los pases de «quaterback» de Paul Ince, yo hacía lo propio. Si se levantaba del sofá para celebrar los goles de Andy Cole, yo también. Si se hartaba a lanzar insultos a la pantalla, yo los memorizaba, por raros que me resultaran y los repetía en voz baja. Y si golpeaba brutalmente el puño contra la mesa del café de pura rabia, ahí iba yo, esperando que mi padre no notara el dolor que casi se me escapaba por los ojos. Y así aprendí a desempeñar mi masculinidad.

(…) El día en el que le diagnosticaron cáncer a mi hermano, no acudí a mi familia para buscar esa tranquilidad que todos y todas necesitábamos, opté por ir al gimnasio a levantar pesas. Tan decidido me encontraba a ser «fuerte», que elegí la expresión más literal. Me decidí por presas de banco y peso muerto en lugar de mostrarme abiertamente vulnerable y mostrar mis miedos a la gente de mi entorno más cercano. Y ahora me toca vivir con ese vergonzoso recuerdo.
Si bien el patriarcado oprime a los hombres, conservamos intactos los privilegios que nos otorga: Ser los primeros en sentarnos a la mesa, comernos el plato de comida más grande, ser [...] los que ganamos el mejor salario respecto a nuestras colegas, los que podemos ejercer violencia, piropear a las mujeres en la calle y tocarles el trasero en el metro sin que nadie diga nada, porque esa violencia está naturalizada. No se trata de construir un discurso bajo la lógica del empate entre hombres y mujeres, porque mientras los varones no soltemos esos privilegios, esa idea de que somos víctimas del patriarcado no va a poder ser asumida por nosotros» KLAUDIO DUARTE
LAS FEMINISTAS NO SON RESPONSABLES DE EDUCAR A LOS HOMBRES, CECILIA WINTERFOX

(…) Parafraseando a Audre Lorde:
« Cuando se espera que las personas de color eduquen a las personas blancas sobre su humanidad, cuando se espera que las mujeres eduquen a los hombres, a las lesbianas y a los gays se espera que eduquen al mundo heterosexual, la opresión mantiene su posición y evade la responsabilidad por sus acciones.»

Si perteneces a un grupo que tiene ventajas estructurales respecto de salarios, seguridad, salud y educación – cuando básicamente ganaste la lotería de la vida simplemente por aparecer– es tu responsabilidad educarte a ti mismo. Y, en serio, no digas a las mujeres que sean amables. Estamos enfadadas. Tenemos todas las razones para estarlo. Francamente, tú deberías estarlo también.
«Los hombres aprendemos a ser hombres. No nacemos machistas, aprendernos a reproducir patriarcado a través del sexismo, la homofobia, el falocentrismo, la heteronormatividad. Lo importante es que esos aprendizajes se pueden desaprender, lo que implica necesariamente una lucha política» KLAUDIO DUARTE


KALI HALLOWAY; LA MASCULINIDAD ESTÁ MATANDO A LOS HOMBRES: LA CONSTRUCCIÓN DEL HOMBRE Y SU DESARRAIGO.

(…) La emocionalmente dañina masculinización comienza antes de la adolescencia para muchos chicos, en la más tierna infancia

(…) A los chicos se les educa para eliminar esas emociones e incluso se les inculca que su masculinidad depende casi exclusivamente de ello.

(…) los bebés suelen comportarse de maneras que nuestra sociedad define como «femeninas». Como Real nos expone: las criaturas llegan a este mundo con una dependencia, expresividad y emociones idénticas, y con el mismo deseo de afecto físico. En los primeros estadios de la vida, todas las criaturas se ciñen más a lo que estereotípicamente se define como femenino.

(…) debatiendo con Real, me informó de estudios que sugieren que estos jóvenes comienzan a  ocultar sus sentimientos desde los 3 o los 5 años. «No es que posean menos emociones, es  que ya van aprendiendo las reglas del juego: que mejor no las muestren».

(…) Es inconmensurable la influencia de imágenes y mensajes sobre masculinidad implícitos en nuestros medios de comunicación. Miles de series y películas lanzan propaganda a los jóvenes (y a todo el mundo, en realidad) no tanto sobre cómo hombres (y mujeres) ya somos sino cómo deberíamos ser. Aunque hoy día existe mucho material académico sobre la representación de la mujer en los medios de comunicación y también existen miles de análisis deconstructivos de sus perniciosos efectos gracias a feministas, no existe tanto análisis sobre las construcciones masculinas en los mismos. Aun así, reconocemos claramente las características que mediáticamente se valoran entre los hombres en películas, televisión, videojuegos, cómics, etc.: fortaleza, valor, independencia, la habilidad de proveer y proteger. (…)

Conocemos de sobra a este tipo de personajes que se repiten hasta la saciedad. Son los héroes de acción indomables, los psicópatas folladores de Grand Theft Auto, los padres de sitcom alérgicos al trabajo doméstico casados inexplicablemente con bellísimas esposas, los veinteañeros marihuanos sin oficio ni beneficio que se las apañan para ligarse a la mamacita al final; y, aún, el férreo Superman.

(…) La pronta anulación de los sentimientos en los chicos y nuestra insistencia colectiva para que permanezcan en ese camino han traído como consecuencia el cisma entre ellos y sus sentimientos y entre ellos mismos y sus yos más vulnerables.

La historiadora Stephanie Coontz ha llamado a esto la «mística masculina». Deja a las pequeñas criaturas asignadas hombre y posteriormente, a los hombres adultos, desmembrados emocionalmente, con pánico a mostrar debilidad y la mayoría de las veces incapaces de acceder satisfactoriamente, reconocer o enfrentarse a sus sentimientos.

En su libro, Why Men Can’t Feel (El porqué de la asensibilidad masculina), Marvin Allen afirma que «estos mensajes animan a los chicos a ser competitivos, a centrarse en los logros externos, depender de su intelecto, soportar el dolor físico y reprimir sus sentimientos de vulnerabilidad. Cuando alguno de ellos viola el código, lo común es humillarle, ridiculizarle o avergonzarle».

(…) La masculinidad es difícil de conseguir e imposible de mantener, un hecho que Real incluye y que queda de manifiesto en la frase «frágil ego masculino». Como la autoestima masculina descansa temblorosamente sobre el frágil suelo de la construcción social, el esfuerzo para mantenerla es agotador. Intentar evitar la humillación que queda una vez esta se ha desvanecido puede llevar a muchos hombres a finales peligrosos.



Entrevista a JAVIER OMAR RUIZ ARROYAVE
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        ¿De qué manera cree que los hombres pueden aportar, de la mano de los feminismos, a darle un nuevo significado a ser hombre y a trabajar en temas como las nuevas masculinidades?

Una manera es como lo hacemos nosotros: trabajando con hombres para replantear la masculinidad. 
(…) Otra ruta es que el Estado les apunte a políticas públicas que replanteen los modelos machistas establecidos en las lógicas institucionales. Por ejemplo, las políticas públicas del embarazo adolescente se orientan fundamentalmente a las mujeres y esta es una mirada sesgada de la situación, porque también deben contemplar a los embarazadores y no descargar esa responsabilidad solamente en ellas.



ANDREW HERNANN, Cuatro consejos desde la trinchera de los aliados feministas

“En el momento en que exhibí mi condición de aliado, algunos cuestionaron mi sexualidad y otros incluso me insultaron. « ¿Es que ahora eres gay», decían algunos, «¿eres una chica?». Algunos otros incluso me hablaban de haber traicionado a mis queridos compañeros machos, heterosexuales y cis.!


Para ser abiertamente un aliado feminista, debemos estar cómodos con nuestro género y sexualidad y debemos dejar de identificarnos en relación a otras personas. Debemos dejar de ponernos la zancadilla unos a otros mediante la explotación de los mismos mitos patriarcales de siempre. Un hombre «de verdad» no es sistemáticamente atlético, un hombre «de verdad» no ha de tener un pene enorme, un hombre «de verdad» no siempre tiene un montón de sexo con miles de mujeres, un hombre «de verdad» no tiene por qué tener un puesto de trabajo poderoso y lucrativo.

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