lunes, 6 de marzo de 2017

Foucault, II: ¿Saber es poder, o poder es saber?



En la entrada anterior vimos que Foucault replantea la función de la filosofía ya que ve en esta una posibilidad de cambiar el orden de las cosas (los modos de vivir, de relacionarse, de pensar) pero no por medio de un acceso a la verdad pura y eterna, sino por medio de la "veracidad", del decir verdadero, de la denuncia y el enfrentamiento al poder.

Toda la filosofía de Foucault gira en torno al poder y su relación con el saber. Ahora bien, ¿qué es el poder? Esta es una pregunta que el mismo Foucault se vio obligado a replantearse. En esta entrada analizaremos cómo  fue cambiando su concepción del poder, desde una visión "represiva" a una visión "productiva", y cuál es la relación entre el poder y el saber (o la verdad).



Del poder "represivo" al poder "productivo"

Cuando Foucault escribe su primer libro, "La Historia de la locura en la Época Clásica", en  1961,  había dos concepciones del poder; una que lo ligaba a lo jurídico y otra a lo económico. Foucault explica la dificultad que tuvo de  escapar de estas dos concepciones en una entrevista que fue publicada bajo el nombre "verdad y poder" (VyP) : 

"No se ve de qué lado —a derecha o a izquierda— habría podido ser planteado este problema del poder. A la derecha, no se planteaba más que en términos de constitución, de soberanía, etc., por lo tanto en términos jurídicos. Del lado marxista, en términos de aparato de Estado (...) uno se contentaba con denunciarlo en el «otro», en el adversario, de un modo a la vez polémico y global: el poder en el socialismo soviético era llamado por sus adversarios totalitarismo; y en el capitalismo occidental era denunciado por los marxistas como dominación de clase, pero la mecánica del poder jamás era analizada." 

Por un lado se tomaba al poder como un "derecho": el profesor, el médico, el policía, el cura, tienen la posibilidad de llevar adelante acciones que las normas (las leyes o la moral) los ampara. Esta idea de poder lo reduce a lo jurídico. Son las leyes (o "las reglas de juego") las que legitiman el poder y permiten hacer uso de él. Esta teoría tiene sus orígenes en el siglo XVI y XVII cuando intentaba justificar o limitar el poder del soberano, del monarca.

Por el otro lado, desde la tradición marxista, se ligaba el poder a lo económico. En este caso el poder se encuentra en los burgueses, en los capitalistas. El poder es ejercido sobre los trabajadores a través del dominio económico y de los aparatos de estado (ideológicos y represivos). Parte de una visión claramente dicotómica de la sociedad: las clases dominantes que son minoría y ejercen el poder, y las clases trabajadoras, que a pesar de ser la inmensa mayoría, son los oprimidos.

Si bien estas dos concepciones son distintas coinciden en algo calve: ven al poder de un modo vertical -o piramidal- que se ejerce represivamente de arriba hacia abajo. Así también lo veía  Foucault en sus primeros trabajos:
"Cuando escribí la Historia de la locura, me serví, al menos implícitamente, de esta noción de represión. Pienso que entonces imaginaba una especie de locura viva, voluble y ansiosa a la que la mecánica del poder y de la psiquiatría llegarían a reprimir, a reducir al silencio." (VyP)
El poder era visto por Foucault como aquello que reprime, que priva, que somete, que "reduce al silencio". Sin embargo su concepción del poder comenzó a cambiar a partir de la experiencia del mayo del 68. 





Foucault participó de la revuelta estudiantil (Francia 1968) que se convirtió en una huelga general a la que se fueron adhiriendo distintos sectores populares y terminó con la decisión del gobierno francés de adelantar las elecciones.

Esta experiencia le permitió a Foucault ampliar su concepción del poder, verlo en su dinámica, en las luchas cotidianas, en "los eslabones más finos de la sociedad, y entenderlo como un conjunto de tácticas y estrategias"

A partir de entonces comprendió que las antiguas teorías del poder eran demasiado limitadas y dejaban afuera las múltiples caras del poder. No es que el poder no reprima, pero "la manera como el poder se ejercía concretamente y en detalle, con toda su especificidad, sus técnicas y sus tácticas, no se planteaba"

En primer lugar Foucault entendió que el poder es algo que se ejerce, no un bien que se posee.  No es ni un derecho ni una propiedad. No hace falta por ejemplo tener un derecho para realizar una huelga o un piquete. 

En segundo lugar, el poder no  se encuentra acumulado en un sector, no se encuentra solo en los aparatos del estado ni es  privilegio de una clase. Está diseminado en todas partes, en todos los eslabones de la sociedad:
"Entre cada punto del cuerpo social, entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no, pasan relaciones de poder" (Las Relaciones de Poder Penetran en los Cuerpos -entrevista, 1977)
Al poder lo ejerce tanto el estado a través de sus aparatos como los ciudadanos. Lo ejerce el maestro con su alumno, el médico con su paciente, el cura con sus fieles, el jefe con sus empleados. No solo la policía puede  privar de  libertad a una persona por fumar marihuana o vender artesanías en la vía pública, sino también la vecina o el vecino que los denuncia.

En tercer lugar Foucault dice: "donde hay poder hay resistencia". Solemos identificar al poder en el acto de sometimiento, pero también hay un ejercicio de poder que se ejerce desde la resistencia.  También  los obreros, los estudiantes, los pacientes o los fieles son capaces de ejercer cierto poder con sus verdugos: acatando, protestando, negociando, realizando una huelga, estableciendo acuerdos, revelándose, etc.

Pero el aporte más novedoso de Foucault, fue revelar el carácter "positivo" del poder. El poder no siempre es represivo. El poder también puede ser "productivo", y es entonces cuando se vuelve más efectivo. 

Escuchemos a Foucault explicar las diferencias entre el carácter represivo y el carácter productivo del poder :

"Me parece que la noción de represión es totalmente inadecuada para dar cuenta de lo que hay justamente de productor en el poder. Cuando se definen los efectos del poder por la represión se da una concepción puramente jurídica del poder; se identifica el poder a una ley que dice no; se privilegiaría sobre todo la fuerza de la prohibición. Ahora bien, pienso que esta es una concepción negativa, estrecha, esquelética del poder que ha sido curiosamente compartida. Si el poder no fuera más que represivo, si no hiciera nunca otra cosa que decir no, ¿pensáis realmente que se le obedecería? Lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice no, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; es preciso considerarlo como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social más que como una instancia negativa que tiene como función reprimir" (VyP)

En conclusión, existe  un enramado de poder que atraviesa a toda la sociedad. Todas las relaciones sociales están atravesadas por fuerzas que luchan por dominar, por resistir, por mandar, por reprimir, y sobre todo por inducir acciones, por imponer opiniones, por formar saberes que legitimen ciertos ejercicios de poder o priven otros, etc.

Si bien Foucault no fue el primero en plantear el tema del poder y su relación con el saber, fue el primero en ver este carácter "productivo" del poder. Si el poder solo digiera "no" no sería tan efectivo. La efectividad del poder radica en su capacidad de inducir, producir, formar, etc. Pensemos por ejemplo en el poder que ejercen los medios de comunicación: producen discursos, instalan debates, generan opiniones, inducen modas, maneras de hablar, gustos, deseos, etc. El poder, antes que reprimir, produce, y cuanto más invisible sea, más efectivo.





El poder produce verdad


El poder, o los poderes, producen saberes. Y al mismo tiempo a través de esos saberes, de estos "discursos de verdad" se ejerce el poder. Existe una especie de retroalimentación entre el poder y el saber o el poder y la verdad. 

Recordemos que Foucault adhiere al concepto nietzscheano de verdad. La verdad era para Nietzsche un invento o un producto histórico que "sirve" como  instrumento de dominación.

Dice Foucault sobre la verdad -siempre en relación al poder-:

"Creo que la verdad no está fuera del poder, ni carece de poder"
"La verdad es de este mundo; está producida aquí gracias  a múltiples imposiciones."
"Existe un combate "por la verdad", o al menos "en torno a la verdad"- una vez más entiéndase bien que por verdad no quiero decir "el conjunto de cosas verdaderas que hay que descubrir o aceptar", sino "el conjunto de reglas según las cuales se discrimina lo verdadero de los falso"
"Cada sociedad tiene su régimen de verdad, su "política general de la verdad": es decir: los mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o falsos, la manera de sancionar unos y otros, las tácticas y los procedimientos que son valorizados para la obtención de la verdad; el estatuto de aquellos encargados de decir qué es lo que funciona como  verdadero" (VyP)

Queda claro que el concepto de verdad de Foucault dista mucho del viejo concepto "realista" de los filósofos clásicos, la verdad como "adecuación" entre lo real y lo mental, entre "lo que es" y "lo que se piensa".  La verdad como "esencia" pura, como la entendía Platón, una verdad absoluta, objetiva, universal que pertenece a otro mundo. Aquí no hay otro mundo, la verdad es lo producido,  dice Foucault, gracias a múltiples imposiciones. Es el poder, o a través del poder, que se impone la verdad.

Pero además Foucault agrega que todo  enunciado que se pretenda verdadero debe atenerse a ciertas reglas. En la tercer y cuarta cita hace referencia al "combate por la verdad", a los "regímenes de verdad", es decir, a los mecanismos por los cuales la verdad es producida.

En "Las Palabras y las Cosas" Foucault intentó profundizar en esta relación denunciando las cuestiones de poder que se esconden tras los enunciados científicos. El problema planteado era ¿qué aspectos "no científicos" (políticos, económicos, etc.) entran en juego al momento de determinar lo que merece ser considerado científico? 

Foucault veía que lo que era considerado verdadero o falso por la ciencia dependía en gran medida del modo en que las teorías eran enunciadas, de modo que lo queda dentro o fuera del campo científico depende no tanto de la veracidad de las teorías, sino de si siguen o no adecuadamente las reglas con las que deben expresarse para ser consideradas científicas.

En uno de sus cursos del College de France (el del 6 de febrero de 1980) Foucault ofrece un ejemplo de cómo funcionan estos regímenes de verdad o combates por la verdad: dos lógicos discuten sobre una proposición, y uno de los dos llega a convencer al otro acerca de su valor de verdad; el otro, en ese punto, reconoce la derrota y se inclina ante "lo verdadero". Sin embargo la proposición no es verdadera en absoluto, sino que es verdadera tan solo a causa de las reglas y la estructura de la lógica, es decir, tan solo en el interior del régimen de verdad de la lógica.

En nuestra sociedad operan múltiples regímenes de verdad, existen distintos combates por la verdad y cada cual tiene sus "reglas de juego". Estas reglas no son absolutas ni eternas. Son impuestas, sostenidas, rehusadas, denunciadas, perfeccionadas, abandonadas, etc. En síntesis, también son producto de una lucha de poder.

Pero que el poder sea capaz de producir saber, o al menos intervenga en los procesos de selección y discriminación del saber, es solo una cara de la moneda. En la primer cita sobre la verdad Foucault decía que además de no estar fuera del poder (es decir, exenta, desligada, ya que es un producto del mismo) "no carece de poder". Es decir la verdad "ejerce" un poder.

A través del saber y la verdad se logran imponer ciertas conductas, ciertos hábitos, se producen lo que Foucault llama "cuerpos dóciles", se "forman sujetos". La subjetividad, para Foucault, también es un producto; un producto del poder. Piénsese por ejemplo en las instituciones educativas, desde la enseñanza primaria y secundaria, hasta el nivel universitario:
"Qué es, después de todo, un sistema de enseñanza, sino una ritualización del habla; sino una cualificación y una fijación de las funciones para los sujetos que hablan; sino la constitución de un grupo doctrinal" (El Orden del Discurso)
La dominación de la verdad, por lo tanto, permite la dominación de los cuerpos. Y al mismo tiempo la dominación de los cuerpos permite la dominación de la verdad.

Vivimos en lo que Foucault denomina "sociedades disciplinarias": la escuela, los hospitales, las cárceles, las fábricas, son instituciones de encierro que permiten una observación puntillosa, un seguimiento pormenorizado de los individuos y sus conductas: se mide, se califica, se jerarquiza. A partir de esta observación también se produce cierto saber, que permitirá "normalizar" a los integrantes del cuerpo social en nombre de la verdad. Así surgen figuras como las del loco, el delincuente, el degenerado,  el adicto, el anormal.

A partir de simples categorías como "normal" y "anormal", lo "sano" y lo "enfermo", o lo "saludable" y lo "peligroso" se seleccionan individuos, se excluyen, se castiga, se ejemplifica: ¿qué otra función tiene la cárcel más que mostrar lo que puede sucederle a aquel que se desvíe de la norma?

En síntesis, la verdad, el saber, no solo son un producto humano, el resultado de una lucha, sino también una herramienta de dominio. El poder produce saber, produce "verdades" y al mismo tiempo las convierte en un instrumento fino y delicado por el cual el poder se perpetúa. Cuando el poder se ejerce en nombre de la verdad se esconde su fuerza, su violencia. La efectividad del poder radica en que no obliga, no fuerza a realizar determinada acción, sino  logra que actuemos como pretende dejándonos libres. El poder no usa la fuerza: persuade, induce, incita, promueve, seduce. El triunfo del poder es convertirse en deseo.

La filosofía de Michel Foucault tiene por finalidad denunciar el poder, desenmascararlo en cada una de sus luchas invisibles. Pero como dijimos, el poder es un entramado que circula por todo el cuerpo social y es ejercido por todos. De esta manera, su filosofía es una invitación a ampliar este campo de batalla, a ser partícipes de la construcción de la verdad, a ser conscientes de nuestras acciones y de sus efectos y a estar dispuestos a pensar y vivir de un modo distinto a como se lo ha hecho hasta ahora.





Bibliografía:
Michel Foucault: Microfísica del poder, Ediciones de La Piqueta, Verdad y poder, entrevista con M. Fontana en L'Arc, 70, n° especial,. 1971
Michel Foucault: Microfísica del poder, Ediciones de La Piqueta, EL poder penetra en los Cuerpos, entrevist realizada por Finas, enero de 1977
Daniele Lorenzini, Para Acabar con la Verdad Demostración, Foucault y los Regimenes de Verdad
Liliana Vázquez Rocca, Foucault: Microfísica del poder y Constitución de la subjetividad
Roberto Echavarren, Foucault, una introducción, Pensamientos Locales, Quadrata, 2011

Para ver la entrevista completa de Foucault con Fontana (Verdad y poder):





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