Arturo de Porras Guardo (27 Febrero 2008) Filex, Aula de
filosofía (Selección de fragmentos, modificado) recuperado de https://filex.es/index.php/aula-de-filosofia/h-filosofia/75-carlos-marx-materialismo-alienacion-e-ideologia
El materialismo de Marx implica
la negación de la autonomía de las ideas respecto a las condiciones materiales
de la existencia humana. La formulación definitiva del mismo aparece en su obra
la Contribución a la crítica de la
economía política. Allí establece una diferencia en la sociedad entre
estructura económica y superestructura.
La estructura económica, que
constituye la base real de la sociedad. Tal estructura está constituida por:
1. Las
relaciones de producción, que son las relaciones que se establecen entre los
hombres de acuerdo con su situación respecto a las fuerzas de producción. Son
las relaciones que se establecen entre los propietarios de los medios de
producción y los trabajadores. Estas relaciones son:
I-
Conflictivas: explotador-explotado, amo-esclavo;
capitalista-obrero.
II- Son
de explotación porque el trabajador vende su fuerza de trabajo al precio y
condiciones que establezca el dueño de los medios de producción.
III- Antagónicas:
porque unos defienden la propiedad de los medios de producción como algo
exclusivo y otros defienden estos medios como algo colectivo.
2. Las
fuerzas productivas: son el resultado o combinación de dos factores, la fuerza
del trabajo (energía humana ) y los medios que tienen los trabajadores para
realizar el trabajo. Las fuerzas productivas se mueven dentro del marco de las
relaciones de producción. Jurídicamente, estas fuerzas se expresan por las
relaciones de propiedad. En el sistema capitalista, la burguesía posee los
medios de producción, y el trabajador sólo posee la fuerza del trabajo.
La superestructura está
constituida por las formas de conciencia o formas ideológicas, que no son sino
el conjunto de representaciones y valores de la sociedad de un momento dado. La
ideología dominante en cada momento corresponde a la ideología de la clase
dominante. Como tal, tiende a justificar la estructura económica del momento.
La superestructura es determinada o condicionada por la estructura económica.
En la superestructura están presentes los siguientes elementos:
o jurídico-políticos:
instituciones y normas que reglamentan el conjunto de la sociedad.
o ideológicos:
conjunto de ideas, creencias, costumbres... que configuran la conciencia
social. Por ejemplo, la Religión, la Filosofía...
La Ideología
El concepto ideología tiene para
Marx un sentido negativo. Con él se refiere a un conjunto de ideas que dan una
imagen o representación falseada de la realidad y de las condiciones en que se
desarrolla la vida de los hombres.
La ideología es producto de la
sociedad y su función es la de ocultar, desfigurar conceptualmente una
situación de la existencia real, social e histórica de los hombres. A esta
situación la denomina el marxismo alienación.
Las ideologías propiamente
dichas, como formas de conciencia deformadas, nacen con la auténtica división
de trabajo (trabajo intelectual/trabajo manual). En este momento comienza la
posibilidad de que la conciencia se separe de la práctica social, el ser humano
se dedica a crear teorías puras, precisamente por estar separado de la práctica
social de producción. Estos son los que crean las formas de conciencia y hacen
que las otras personas tomen como real lo que no es sino producto de su
imaginación.
La ideología que predomina en una
sociedad es la ideología de la clase dominante. Esta clase dominante, que posee
los medios de producción, refleja espontáneamente su situación social y elabora
inconscientemente una teoría acerca de la sociedad y del ser humano, con el
objetivo de justificar sus intereses, justificar el modo de producción
existente y justificar el dominio de la clase dominante.
Esta ideología se puede ver
claramente en la política: la clase dominante por medio del estado se empeña en
declarar al pueblo soberano y a todos los ciudadanos libres e iguales. El falseamiento es manifiesto: el pueblo es
soberano, según lo afirman las constituciones de los Estados, pero la soberanía
del pueblo, la libertad y la igualdad son puramente formales porque no alcanzan
a la persona real y concreta. El Estado, teóricamente, es el árbitro de las
diferencias entre los ciudadanos, es el que tiene que estar por encima de las
diferencias particulares de los individuos. Pero, lo que realmente ocurre, es que
el Estado es un instrumento de opresión en manos de la clase dominante.
Cuando la clase explotada tome
conciencia de sí misma y de sus propios intereses, elaborando una nueva
ideología contrapuesta a la de la clase dominante, para justificar la lucha de
los explotados y para justificar un nuevo modelo de sociedad se podrá lograr la
revolución. Para esto el proletariado debe tomar en primer lugar “consciencia
de clase”.
Las ideologías, por tanto, juegan
un papel fundamental, justificar la situación de la clase que domina en la
sociedad.
Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, 1859
“En la producción social de su
vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes
de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase
determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de
estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la
base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la
que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política
y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser
sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al
llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales
de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción
existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las
relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De
formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten
en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la
base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa
superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones
hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las
condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud
propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas,
religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en
que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo.
Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de
sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su
conciencia, sino que , por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por
las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las
fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación
social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que
caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de
producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan
madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone
siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se
encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo
menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A
grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la
formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo,
el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la
última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el
sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de
las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas
productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo
tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con
esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad
humana.”
Marx y Engels, La ideología alemana, 1845
“La producción de las ideas y
representaciones, de la conciencia aparece al principio directamente
entrelazada con la actividad material y comercio material de los hombres, como
el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el
comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como emanación
directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción
espiritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las
leyes, de la moral, de la religión, de la metafísica, etc., de un pueblo. Los
hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero
los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados por un
determinado desarrollo de sus fuerzas productivas por el intercambio que a él
corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede
ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es un
proceso de vida real, y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones
aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso
histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la
retina responde a su proceso de vida directamente físico.”
La ideología por ZIzek