lunes, 27 de febrero de 2023

Las pasiones según Spinoza

Según Spinoza lo bueno está relacionado con lo que nos conviene, lo que aumenta nuestra potencia y con lo que nos une, lo que promueve relaciones, composiciones “potentes”, saludables. Al mismo tiempo, lo bueno está relacionado con los afectos[1], porque lo que aumenta nuestra potencia nos alegra. Por eso dice Spinoza: "Entiendo por bien todo tipo de gozo y lo que nos lleva a él" Por el contrario, “cuando el hombre siente Tristeza disminuye su potencia de obrar" (Spinoza, Ética)

La alegría, dice Spinoza, puede provenir de nuestro interior o ser causada por un encuentro, por una causa externa. La tristeza, por el contrario, siempre viene de afuera. ¿Quién quiere estar triste porque sí? Ningún ser querría disminuir su potencia ni dejar de ser. Si esto sucede se debe a los malos encuentros, a un entorno negativo que nos deprime y nos produce pasiones tristes.

Todas las pasiones se dividen en tristes o alegres. La alegría y la tristeza, junto con el deseo son los tres afectos primarios del ser humano.  Así, el odio, el rencor, la envidia, el miedo, son pasiones tristes, y disminuyen nuestra potencia. Y el amor, el placer, el regocijo, la seguridad, son pasiones alegres, y aumentan nuestra potencia.

La propuesta ética de Spinoza es que conozcamos las causas de nuestras pasiones, para así poder evitar las pasiones tristes e incrementar las alegres. Sin embargo, Spinoza aclara que una pasión no se puede controlar. Ante el encuentro con una persona que me ha hecho daño, por ejemplo, es imposible que no sienta miedo, u odio, o rencor. Pero si bien las pasiones no se controlan, porque no podemos elegir qué sentir, sí podemos contrarrestarlas. “Una pasión no puede destruirse al no ser que actúe una de signo contrario y más poderosa que ella”, dice Spinoza. Por lo tanto, si conocemos la causa de nuestras pasiones podremos elegir. Por ejemplo, podemos evitar el encuentro con la persona que despierta malas pasiones y buscar encuentros que despierten las pasiones alegres. Incluso en el caso de que no tengamos más remedio que tratar con la persona que nos hizo daño, deberíamos evitar actuar bajo las pasiones tristes, como el enojo, el odio o el rencor.  “El odio crece si es recíproco”, dice Spinoza, “y muere si nace el amor”. 

No siempre es posible amar, y mucho menos a quien nos lastimó, pero al menos podemos intentar no retroalimentar el odio; no solo porque “crece si es recíproco”, sino porque nos entristece y disminuye nuestra potencia.

Cuando el entorno no es bueno, cuando no nos alegra ni nos hace sentir cómodos (lo que no permitirá desarrollarnos) lo único que podemos hacer es buscar otros entornos y otros encuentros que nos favorezcan. Esto no solo será beneficioso para nosotrxs, sino también para lxs demás porque la alegría es contagiosa, y la tristeza también.

 



[1] Spinoza llama afectos o afecciones a la reacción del cuerpo ante una causa. Cuando esa causa es externa los afectos son “pasiones”, porque se “padecen”. Si la causa proviene de nosotros mismos ese afecto será una “acción”.