“Debido a que la educación es asunto de política, jamás es
neutral. Cuando tratamos de ser neutrales, como Pilatos, damos apoyo a la
ideología dominante. Es preciso que admitamos que somos políticos. Ello no significa
que tengamos derecho de imponerles a los estudiantes aquello por lo que
políticamente hemos optado. Pero sí tenemos el deber de no ocultar cuál ha sido
nuestra opción. Los estudiantes tienen derecho a saber cuál es nuestro sueño
político. Y entonces estarán en libertad de aceptarlo, rechazarlo o
modificarlo. Nuestra labor no es la de imponerles a ellos nuestros sueños, sino
la de retarlos a que tengan sus propios sueños, a que definan sus preferencias,
mas no a que las adopten de manera no crítica”.
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