viernes, 15 de marzo de 2019

¿Qué es política? ¿Cuándo hacemos política?

La palabra política proviene de la palabra griega polis, que hace referencia a las ciudades estados de la antigüedad. Para los griegos eran políticos todos los asuntos de la ciudad, los asuntos públicos, o del pueblo, y estaba muy mal visto que un ciudadano no se ocupe de ellos, porque los problemas de la ciudad eran de todos. A aquellos que demostraban desinterés por lo público y solo se preocupaban por lo privado eran llamados  “idiotas”.

 En la Atenas del siglo VI a.C se comenzó a establecer la distinción entre dos espacios en la vida del ciudadano: el de lo particular, lo privado, lo que es propio (διον, ídion), y el de lo que es de todos, lo público, lo común (κοινόν, koinón). Es decir, el ciudadano es más o menos «idiota» (διτης, idiótes) en la medida en que se centre en su felicidad particular, en sus asuntos privados, y se desentienda del bien común, de los asuntos públicos que a todos conciernen. Se pensaba que, por salud democrática, era tan necesario que el ciudadano poseyera y desarrollara sus destrezas e intereses personales, como que ejercitara una virtud general ciudadana que le conectara con los demás.

Según la filósofa Anah Arendt es ingenuo pensar que la política es algo inherente al hombre, porque no pertenece a su constitución “natural”, sino que surge “entre” los hombres, a partir de sus relaciones y la forma en que se organizan para convivir. Por eso dice Arendt que la política se encuentra “completamente  fuera de él”. La política es una consecuencia precisamente de la pluralidad de los seres humanos, y de lo que trata es de cómo podemos “estar juntos”, en la pluralidad y en la diversidad.

Por otra parte, Arendt asegura que no basta con que los hombres convivan, se organicen y se comuniquen para que haya política. Es un error creer que donde hay hombres hay política, o que siempre ha habido política. Incluso muchas veces se cita a Aristóteles diciendo que los hombres son animales políticos, pero Arendt asegura que no todos los hombres eran políticos en la época de Aristóteles, sino que solo los atenienses de la polis lo eran. Y ello se debe a que eran libres. Ni los esclavos ni las mujeres ni los extranjeros eran políticos. Solo los ciudadanos tenían libertad de hacer uso de la palabra.

La política empieza, por lo tanto, donde comienza la libertad de usar públicamente la palabra (la libertad no es el fin de la política, sino su condición de posibilidad). Y, por otro lado, la política termina donde comienza la violencia. Dónde hay violencia no hay libertad, y donde no hay libertad no hay política. SI no podemos decir públicamente lo que pensamos, si no podemos cuestionar ni criticar al Estado, ni decidir cómo organizarnos, la política es imposible. Por eso la tiranía es la peor de las formas de  gobierno y la más antipolítica.


Hannah Arendt, ¿Qué es la política?

-Selección de fragmentos-

 


La política se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres. (…)  La política trata del estar juntos y los unos y los otros de los diversos.

 La idea de que siempre y en todas partes donde haya hombres hay política es ella misma un prejuicio. (…) Zoom politikon: como si hubiera en el hombre algo político que perteneciera a su esencia. El hombre es a-político. La política naca entre-los-hombres, por lo tanto completamente fuera del hombre.

 Únicamente podemos acceder al mundo público común a todos nosotros, que es el espacio propiamente político, si nos alejamos de nuestra existencia privada y de la pertenencia a la familia.

 El pensamiento político se basa en la capacidad de juzgar.

 Lo que distinguía la convivencia humana en la polis de otras formas de convivencia humana que los griegos conocían muy bien era la libertad.

 Isonomía no significa que todos sean iguales ante la ley ni tampoco que la ley sea la misma para todos, sino simplemente que todos tienen el mismo derecho a actividad política, y esta actividad era en la polis preferentemente la de hablar los unos con los otros. Isonomía era por lo tanto, libertad de palabra.

 El milagro de la libertad yace en este poder-comenzar. (…) El griego archein significa comenzar y dominar, es decir, ser libre, y el latino agrere poner algo en marcha, es decir desencadenar un proceso.

 Ahora bien, esta libertad de movimiento, sea la de ejercer la libertad y comenzar algo nuevo e inaudito, sea la libertad de hablar con muchos y así darse cuenta que el mundo es la totalidad de estos muchos, no era ni es de ninguna manera el fin de la política –aquello que podría conseguirse por medios políticos; es más bien el contenido auténtico y el sentido de lo político mismo. En este sentido política y libertad son idénticas y donde no hay esta última tampoco hay espacio propiamente político. Por otro lado los medios con que se funda este espacio político y se protege su existencia no son siempre necesariamente políticos

 (…). Aquí lo importante para nosotros es que entendamos la libertad misma como algo político y no como el fin supremo de los medios políticos y que comprendamos que coacción y violencia eran ciertamente los medios para proteger o fundar o ampliar el espacio político pero como tales no eran precisamente políticos ellos mismos.

 Ya solo el hecho de la emancipación de las mujeres y de la clase obrera, es decir, de grupos humanos a los que jamás antes se había permitido mostrarse en público, dan a todas las preguntas políticas un semblante radicalmente nuevo.

 


La polítización según Darío Z.


 


No hay comentarios:

Publicar un comentario